Este 26 de agosto, el presidente de la Comisión de la Verdad, padre Francisco de Roux, estuvo presente en el Congreso Nacional de Acopi, en donde se refirió a la labor de la entidad que dirige y sobre lo que han tenido que pasar los industriales del país en los años del conflicto armado.
En su intervención, De Roux aprovechó la oportunidad para asegurar que la Comisión de la Verdad no está en contra de ningún político y menos es enemiga de algún partido político, pero que la entidad no va a aceptar más mentiras.
La Comisión de la Verdad no es enemiga de nadie, nosotros no somos enemigos de ningún grupo político, no somos enemigos de Santos ni de Uribe, ni de Petro ni del Mais, ni somos enemigos del grupo verde ni por supuesto, somos enemigos del Ejército, no somos enemigos del Partido Común, que dejó las armas.
Asimismo, agregó: “no aceptamos las mentiras, no podemos aceptar eso más porque eso nos ha hecho mucho mal ni podemos aceptar el negacionismo de lo que pasó”.
El sacerdote afirmó que hay líderes políticos interesados “montando discursos” para encontrar culpables.
“Los líderes políticos de uno y otro lado recogen ese dolor y montan un discurso para decir ‘yo les voy a decir quiénes son los culpables, se los voy a señalar’. Tenemos que construir aparte de ellos porque no caben dentro de un nosotros colectivo”.
En lo último de su discurso, el padre dijo a los empresarios que deben hacer parte de una “paz grande”, que permita unir a los colombianos y así poder llevar oportunidades a las zonas más alejadas del país.
El pasado 17 de agosto, en diálogo con Blu Radio, el padre De Roux reconoció que sabe los calificativos con los que se refieren a él “que soy guerrillero, que soy de las Farc, que soy del Eln, que soy ladrón de tierras” y, haciendo referencia a una de las groserías de mayor grueso calibre en Colombia, el sacerdote aseguró: “Yo sé lo que dicen de mí, y no me preocupa en absoluto. (...) De mi madre dicen lo que quieran. No me preocupa para nada”.
Debido a esto, De Roux envió distintos mensajes para los que se esconden tras una pantalla para insultar con quienes no están de acuerdo y reconoció que constantemente se pregunta “¿qué dolor habrá en esas personas para plantearse así? ¿Cuál será el origen?” y terminó explicando las presuntas razones de esas conminaciones:
Seguramente son víctimas o tienen víctimas en sus familias. Quisiera llegar a ellos y, si ellos quisieran hablar, iría inmediatamente a buscarlos.
Además, sobre Twitter, donde De Roux se gana las principales críticas, aseguró que procura no leer los comentarios negativos que recibe. Sin embargo, “alcanzo a ver los insultos y sus nombres. Me encantaría hablar con cada uno de ellos a ver si podemos dialogar en este país. Al señalamiento y la estigmatización no hay que darle ninguna importancia; es una cosa enferma de una sociedad traumatizada”, reflexionó el religioso, mientras que exhortó a la juventud a no generar más confrontaciones en redes sociales y a evitar mayores problemas.
“A los jóvenes, cuando reciban mensajes de odio: párenlos. Que eso no pase de su teléfono; no le jueguen a nada que incentive el odio, no lo hagan por ningún motivo”, recomendó en entrevista el sacerdote.
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