Mohibullah Habibzai decidió radicarse en Colombia en 2018 por la invitación de su pareja, una mujer colombiana, con quien se casó. En ese momento su padre se opuso por la violencia en el país suramericano, pero ahora es él quien está preocupado por el futuro de su familia que tuvo que esconderse en Afganistán, tras la toma del poder por el régimen Talibán que podría incrementar el conflicto que se vive en el territorio oriental.
AFP conoció la historia del médico Habibzai quien ejerce actualmente su profesión en Bogotá y desde hace cinco días no tiene noticias de su padre, madre y hermanas que viven en Afganistán. Lo último que supo es que estaban escondidos para protegerse de los talibanes y guarda la esperanza que sean incluidos en los refugiados que Estados Unidos ayuda a huir de su país.
El pasado 15 de agosto el grupo extremista talibán ingresó a Kabul, ocasionó la salida del presidente y tomó el poder. Miles de afganos iniciaron un éxodo masivo y desesperado para huir de la violencia y las acciones represivas que tomarán, entre ellos unos 18.000 ciudadanos que trabajaron para empresas extranjeras y el gobierno norteamericano que son perseguidos por los rebeldes.
Mohibullah Habibzai conoció a una mujer colombiana en un congreso médico en India, se enamoraron, y ella lo invitó al país. Él decidió trasladarse en 2018 pese a que su padre lo alertó por la violencia de narcotraficantes en Colombia, un flagelo de más de seis décadas que no ha terminado pese a un Acuerdo de Paz.
“Mi padre está (oculto) en un lugar seguro ahora, pero eso no significa que esté seguro por siempre”, señaló Habibzai.
Sin embargo, como señala la agencia AFP, el país es una de las oportunidades de resguardo que tienen los afganos perseguidos por el régimen Talibán, luego de que el gobierno de Estados Unidos y el de Colombia acordaran establecer en el territorio suramericano a 4.000 refugiados de más de 70.000 vulnerables en las actuales condiciones. Se trata de una medida transitoria mientras se regula su situación migratoria para ingresar a Norteamérica.
Durante el primer régimen de los talibanes durante 1996 a 2001 la familia del médico estuvo radicada Pakistán. Regresaron a Afganistán solo cuando las tropas estadounidenses derrocaron a los extremistas islamistas y su padre colaboró con esa nueva organización del país. Su madre es profesora, su hermana abogada y otra de ellas está en la escuela.
Aunque los talibanes han informado que tendrán políticas diferentes a las de los últimos años del siglo XX e inicios del XXI, muchos no creen que sea cierto y auguran una persecución a los que apoyaron la liberación. Además, las mujeres podrían tener que vivir bajo la supresión de sus derechos y libertades.
Ellas son las principales víctimas de un nuevo régimen talibán. Hasta 2001 no podían trabajar ni estudiar; no podían participar de la vida pública ni subirse a un colectivo donde hubiese hombres. No podían reír, ni andar en bicicleta. No podían ni salir al balcón de su casa por si quedaban expuestas a los ojos de un hombre que no formaba parte de la familia. Ahora se podría imponer el burka, un velo que cubre por completo su cuerpo y solo tiene una malla en los ojos, que se usó en los primeros años del régimen.
Aunque los talibanes solo llevan 10 días en el poder, desde el primer momento de su irrupción en la capital del país, los afganos supieron que la vida cambiaría radicalmente con los fundamentalistas. Desde la vestimenta hasta las actividades han cambiado por temor y algunos señalan que los extremistas están buscando a quienes trabajaron con Estados Unidos casa por casa, así como a las mujeres para casarse.
Ante ese panorama, Habibzai ha hecho gestiones para lograr que las fuerzas norteamericanas, que se retirarán de Afganistán el 31 de agosto, lleven a su familia a Colombia, para poder reunirse otra vez y estar a salvo. Además, guarda la esperanza de volver a tener contacto con sus coterráneos pues en el país hay muy pocos y solo conoce a uno de ellos. Agregó a la AFP que buscará ayudar a los refugiados para comunicarse o adaptarse.
“Necesitan servicios de salud, una adaptación cultural, necesitan comunicarse (...) quiero ayudarles. Mientras estén aquí voy a estar al servicio de mi gente”, explica Mohib, quien se siente “agradecido” con Colombia por recibir a sus compatriotas.
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