Los ojos del mundo están puestos sobre Kabul, la capital de Afganistán, luego de los recientes hechos de violencia que los talibanes perpetran en esos territorios. Dicha situación ha generado diversas reacciones y en Colombia no fue la excepción: la periodista Vicky Dávila hizo una analogía que para muchos fue “absurda”, donde comparó la crisis afgana con las elecciones presidenciales en su país en 2022.
La también directora de la revista bogotana Semana aseveró que en Colombia hay personajes que buscan adueñarse del poder y en redes las reacciones no se hicieron esperar; para varios internautas ese comentario fue una pulla para el senador Gustavo Petro y otros políticos que desde ya comienzan a disputarse la estadía en la Casa de Nariño en el período 2022-2026.
“Nosotros en Colombia tenemos nuestros propios “Talibanes” que quieren tomarse el país en 2022… ojo pues!”, escribió Dávila, usando el “ojo con el 22″ que expresó hace unos meses el expresidente Álvaro Uribe y que causó diversas reacciones en el país.
La actriz bogotana Andrea Guzmán fue de las primeras en reaccionar a la controvertida -y bastante cuestionable- premisa de Vicky Dávila. En su Twitter, Guzmán citó el trino de la periodista y le recordó los vejámenes que las mujeres enfrentan en un régimen como el talibán, por lo que, para ella, la relación que Dávila publicó es “un chiste de mal gusto”.
“Una mujer bajo el régimen talibán no puede: trabajar, salir a la calle, deben llevar burka, las niñas no estudian, no música, no tv, no libros, tienen suerte si no las golpean o las lapidan. Esto me parece un chiste de mal gusto, Nada se compara con lo que viven esas mujeres. NADA”, escribió la intérprete, recordada por encarnar a ‘Yadira’ en ‘Pedro, el escamoso”.
Cabe destacar que, contrario a lo que dijo Dávila, la respuesta de Andrea Guzmán sí tiene argumentación válida. De hecho, un informe de 132 páginas realizado en 1998 por Médicos para los Derechos Humanos (PHR, por sus siglas en inglés) concluyeron que la medida en la que el régimen talibán ha amenazado los derechos humanos de las mujeres afganas no tiene paralelo en la historia reciente.
A continuación, Infobae recopila algunos de los “castigos” a los que eran y son sometidas las mujeres por parte de los talibanes:
Por su parte, el representante a la Cámara David Racero, del partido Colombia Humana, también le respondió impetuosamente a la periodista que suma más de 3 millones 200 mil seguidores en Twitter y que causó gran conmoción es la esfera pública nacional con su tuit.
Racero exhortó a Dávila a tomar conciencia sobre los contenidos que publica, le hizo varios reparos a su peculiar y debatible comentario y le explicó cómo actúan los talibanes en esa nación.
“No sé a quiénes se refiere Vicky Dávila, pero dejo un dato que le puede ayudar a aclarar sus ideas: Los talibanes practican de forma estricta el Islam sunita, que es la rama más ortodoxa del Islam. Si hay algo antagónico a los talibanes, son las concepciones progresistas. Una periodista de su alcance, por elemental respeto a quienes la leen (no hablemos de ética), debería tener en cuenta elementales consideraciones históricas al momento de “lanzar al aire” este tipo de comentarios”, expresó el congresista petrista.
David Racero y Andrea Guzmán fueron solo dos de los cientos y miles de mensajes que Vicky Dávila recibió tras su polémico mensaje y que fue repudiado por la opinión pública, de cara a una de las crisis humanitarias más graves que han azotado esa nación.
No sobra recordar que, tal y como apunta un informe de Amnistía Internacional, históricamente, los talibanes han aplicado políticas duras y discriminatorias contra las mujeres que las han excluido de la vida pública. Cuando los talibanes gobernaron el país, a las mujeres se les negaron derechos a la educación y el acceso a la atención médica, y su derecho a la libertad de circulación fue severamente restringido. Fueron sujetas a castigos severos y desproporcionados incluso para “infracciones” menores. Cualquier desviación de las reglas establecidas por el grupo podría ser sancionada a través de castigo corporal público, o incluso la pena de muerte o la ejecución pública.
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