Usualmente se le llama piscina natural a una formación natural proveniente de fuentes de agua que brindan un espacio con corrientes bajas para el disfrute de los bañistas. Asimismo, también se le conoce como biopiscina o piscina naturalizada a una reserva de agua que se vale de sistemas de depuración naturales, provistos de plantas y que se usan para oxigenar y eliminar nutrientes que podrían contribuir a la propagación de algas o larvas de mosquito.
Colombia es uno de los países del mundo con más riqueza hidrográfica, sus principales afluentes, conformados por los ríos Magdalena, Amazonas, Cauca, Guaviare, Putumayo y Caquetá, despliegan numerosos paraísos, ideales para los amantes de la aventuras acuáticas. Y es precisamente en las diferentes cuencas del país, donde yacen piscinas naturales, que si bien no han sido construidas por el hombre, son aún más asombrosas porque fueron puestas allí por disposición de la misma naturaleza. Hoy en Infobae Colombia le contamos cuáles son las más populares a lo largo y ancho del país:
Piscinas del río Güejar, Lejanías, Meta
Un destino que vivió los infortunios del conflicto armado, pero que hoy se encuentra disponible para el disfrute del turismo de naturaleza. El río Güejar es la puerta de entrada a la serranía de La Macarena, un sitio perfecto para realizar rafting que le permite a los viajeros explorar un imponente cañón de roca por donde pasa este afluente.
El caudal de la cascada de cinco metros de este río termina en una apacible piscina natural que sorprende a los turistas con su hermoso color esmeralda.
Salto del Sereno, Sucre
Esta impresionante cascada de 20 metros de altura que terminan en un pozo de aguas azules comprende un verdadero paraíso natural. Para llegar se debe partir desde Sincelejo rumbo al municipio del Coloso, desde donde se debe emprender una caminata de dos horas hasta llegar a esta reserva hídrica.
El fin del mundo, Putumayo
Se encuentra en Mocoa, capital del departamento de Putumayo. Su acceso es por la vereda San José del Pepino, en el kilómetro 6. Después del puente de roca, puede encontrarse con la cascada de aproximadamente 70 metros de altura.
Antes de llegar a esta impresionante cascada, denominada “El fin del mundo”, es posible disfrutar de tres piscinas naturales formadas por el afluente del río: Pozo Negro, donde se puede nadar debido a la poca presencia de corrientes, así como la de El Almorzadero y Dantayaco.
Pozo Azul, Manaure, La Guajira
Este paraíso fluvial se encuentra donde termina el Cesar y empieza La Guajira. Es un santuario de naturaleza donde la paz inunda el lugar así como su abundante vegetación, que hace juego perfecto con este pozo de aguas azules que descienden desde la Sierra Nevada de Santa Marta.
Manantial de Cañaverales, La Guajira
Este inesperado oasis en medio de La Guajira es uno de los destinos más fascinantes de esta región del país. Se encuentra en el corregimiento de Cañaverales a media hora del municipio de San Juan del Cesar y a una hora de Valledupar.
Para llegar, lo recomendable es ir con un guía de la zona ya que su acceso es por un camino destapado en medio de la biodiversidad guajira que es necesario conocer para no perderse. Actualmente se encuentra restringida la actividad recreacional en la zona, ya que “están afectando la producción hídrica y atentando con la seguridad a perpetuidad de la conservación y restauración del área de captación y recarga del acuífero que alimenta el manantial”, indicó Corpoguajira.
Las Gachas, Santander
Estos llamados por muchos “jacuzzis naturales” se encuentran en las inmediaciones del municipio de Guadalupe. Allí yace un camino de roca donde la naturaleza formó 250 de agujeros de diferentes tamaños y formas.
El agua verde cristalina deja ver el color rojizo de las rocas, por lo que este lugar también es llamado el “Caño Cristales” de Santander. Los visitantes suelen bañarse allí con medias para evitar que la lama de las rocas ocasioné un desagradable resbalón.
Caño Cristales, Meta
Y no podían faltar las piscinas naturales en el río Caño Cristales, ubicado en el municipio de La Macarena. Allí, tonos amarillos, verdes, rojos, azules y violetas se vislumbran en sus aguas debido a su vegetación y al reflejo de la luz del sol.
El lugar es reconocido por sus actividades ecoturísticas, pero también por ofrecer al viajero una experiencia de bienestar donde es posible disfrutar de talleres y meditaciones guiadas que buscan aliviar dolencias físicas y emocionales.
De acuerdo con lo recogido por El Espectador sobre este destino, “con los colores del agua y la sanación cuántica”, se puede hacer una limpieza de chakras, así como se trabaja con cristales “para aumentar la luz interior”.
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