En una trocha, con evidentes signos de tortura y avanzado estado de descomposición, fue hallado el cuerpo de un hombre que las autoridades policiales de Juárez, México, identificaron como Jair Barcos Sánchez.
Según reportó Alerta Juárez en su edición digital: el cuerpo se encontraba esposado y vestía un suéter de color azul, camisa a juego, y jeans.
Barcos Sánchez, quien se comunicaba con frecuencia con sus familiares en Soledad, Atlántico, dejó de reportarse el pasado 14 de julio, pero fue el 19 del mes anterior cuando amigos del occiso les informaron de su muerte.
Para El Heraldo, su hermano Anthony narró la historia de su hermano hasta el último momento del que tuvo noticia de Jair:
Mi hermano llevaba 2 años viviendo en México. Se había ido a trabajar para México con unos primos, pero nunca pudo y decidió trabajar como cobradiario en Monterrey (capital del estado de Nuevo León). Nosotros todos los días hablamos con él y el 14 no nos llamó, entonces sospechamos que algo había pasado
El informe del medio mexicano sirvió para que la familia de Jair contactara con las autoridades policiales de Juárez con el fin de confirmar su identidad. Luego de estar seguros que el cuerpo pertenecía a Jair, fueron conociendo detalles de la muerte de su familiar, como el que sus manos se encontraron esposadas y sus pies amarrados con cinta.
Pese a la naturaleza violenta del crimen, aún se no tiene claridad con respecto del móvil, ni del tipo de arma con el que se ejecutó su muerte y, para más incertidumbre, a su familia le inquieta que el cuerpo de su ser querido halla aparecido a más de 1.000 kilómetros de su vivienda.
Así lo manifestó Anthony Barcos a El Heraldo:
Solo sabemos que fue una muerte violenta. No sabemos si fue a bala o con un arma blanca, o por las heridas que le causó la tortura. Queremos saber qué pasó. Solo sabemos que lo subieron a una camioneta y se lo llevaron a esa zona
Como si no fuera suficiente dolor, la familia del occiso enfrenta un segundo calvario con la repatriación del cuerpo que, de no cumplirse en los plazos estipulados por la ley mejicana, sería enterrado como NN en dicho país.
Acudir a Cancillería: la última esperanza
El costo de repatriar a Jair es superior a 20 millones de pesos, cantidad que su familia no posee, motivo por el que golpearon la puerta del consulado nacional en Ciudad Juárez para encontrar ayuda en esta difícil labor.
No hemos podido hacer nada. Nadie nos quiso ayudar y prácticamente ya se nos acaba el tiempo para poder repatriar el cuerpo. Ni cancillería ni consulado nos han querido ayudar
Sin respuesta positiva por parte de Cancillería, Anthony reconoció que el tiempo se agota por lo que su familia y él se resignarán a hacer el duelo y despedir a su hermano Jair, quien partió en busca de un mejor futuro dos años atrás, desde Soledad, Atlántico.
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