El Jardín Botánico de Bogotá, ubicado en la localidad de Engativá, fue el lugar en el que ocurrió el evento central de la celebración de los 483 años de la capital de Colombia. Con la presencia de la alcaldesa Claudia López, se dio a conocer la ‘Cápsula de la Esperanza’, un espacio en el que los ciudadanos podrán guardar sus memorias de la pandemia para ser evaluadas en el futuro.
Según la información de la alcaldía, la caja podrá conservar escritos y demás objetos simbólicos que registren la crisis del covid-19 que marca una época difícil en las vidas de las personas y el país.
“Queremos que esta generación de bogotanos y bogotanas deje en esta Cápsula de la Esperanza su testimonio de lo que vivió en esta época, su testimonio de cómo afrontó esta época, cómo la sintió, cómo la vivió, cómo la inspiró, y dejen su testimonio como un legado a la generación de los 500 años de nuestra ciudad”, expresó Claudia López en el acto de inauguración.
Con esto, se planea rendir un homenaje para honrar el tiempo en pandemia y, también, a aquellos que murieron a causa del virus. También, será lugar para agradecer al personal de la salud, empresarios, artistas, líderes y a la ciudadanía por el trabajo para mantener en pie a la ciudad.
Tal como expresó la alcaldesa, la cápsula será abierta en 17 años, 2038, cuando la ciudad cumpla 500 años de antigüedad.
En el momento, la cápsula será conservada en el monóptero del Jardín Botánico. En el mismo, se instalarán 16 páneles de vidrio en el que se podrán apreciar textos de agradecimiento a la ciudadanía. El arte del techo fue intervenido por el artista Carlos Jacanamijoy, pintor colombiano con piezas expuestas en múltiples museos y espectáculos.
“Su obra refleja la expresión cultural y nuestra relación con la naturaleza”, añadió la alcaldía.
“Bogotá se ha convertido en símbolo de la diversidad. Estos pinceles y estas brochas representan la cultura de la que hace parte la sociedad bogotana, de dónde venimos, quiénes somos, representan los pensamientos de todas las personas que pasan o se han quedado, como yo, viviendo aquí, y representan también la esperanza después de todo lo que nos pasó en esta pandemia”, contó el artista en su intervención y también hizo uso de la cápsula al poner brochas dentro de la misma.
El empresario Emiliano Moscoso, a nombre de la maestra Nuria Carulla, dejó una joya del Chocó como “símbolo de solidaridad con las personas de las regiones que llegan a Bogotá”.
Entre otras cosas, Diana Lombo, integrante de la Tropa Social de la Secretaría de Integración Social entregó un traje que representa “la búsqueda activa de las familias más vulnerables de nuestra ciudad”. Por otro lado, unos hermanos depositaron unos audífonos y un dibujo para dar muestra de las clases virtuales a las que se tuvieron que someter los estudiantes.
Una médico puso la fotografía de 70 compañeros fallecidos por la pandemia y otras personas, por medio de sus experiencias, pusieron su pedazo de historia. La alcaldesa López colocó el tapabocas, pieza insignia de la pandemia, y el decreto con el que declaró alerta amarilla y el primer simulacro de cuarentena.
“Era pedirle a una ciudad de ocho millones de habitantes, que produce uno de cada tres pesos de ingreso de nuestro país que parara, que se quedara en casa, que aprendiera a estudiar y a trabajar en casa”, recordó sobre el momento.
Por medio de las alcaldías locales, todos los ciudadanos podrán proponer relatos para ser guardados en la cápsula. Estos deben retratar lo que mejor hicimos como sociedad en la pandemia en una página de texto y depositadas en urnas disponibles en cada una de las sedes. De estos, se seleccionarán 20, es decir, uno por localidad. Los demás relatos serán guardados por el Archivo de Bogotá y el Museo de Bogotá.
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