Los lustrabotas hacen parte de la rutina capitalina y han sido la salvación de altos ejecutivos para lucir unos zapatos brillantes y elegantes. El cepillo, la caja y las ceras son los principales elementos para desempeñar este oficio, que requiere de alma, cuerpo y corazón.
Con el objetivo de apoyar a estos trabajadores, el Instituto para la Economía Social (IPES) recorrió la Plazoleta del Rosario, el Parque Santander y otros rincones del centro de la ciudad para entregar kits de bioseguridad, elementos de trabajo y códigos QR, para que esta población trabaje de manera segura y digna en el espacio público.
En su apuesta por la reactivación económica, el IPES ha entregado 3.723 kits de bioseguridad a vendedoras y vendedores informales en diferentes jornadas por las localidades de Bogotá. Así mismo, se han identificado 3.125 con escarapelas con códigos QR en las localidades con mayor número de vendedores informales para su organización, que contribuye a la mitigación del riesgo de contagio del covid-19 y evitar así, las aglomeraciones que se puedan presentar producto de la compra y venta en el espacio público.
“Llevo en este espacio seis años trabajando, y hasta hoy recibimos este kit de bioseguridad para cuidarnos y mantenernos seguros”, manifestó Yair Rodríguez, lustrabotas de la Plazoleta del Rosario.
La jornada concluyó en el corredor de la carrera séptima con el director del IPES, Libardo Asprilla, quien dialogó con los vendedores informales sobre la importancia de mantener los dos metros de distancia entre los puestos, de igual manera, los invitó a participar de la elección de los representantes a los Consejos Locales.
En entrevista con Sia Radio, Asprilla habló sobre esta jornada de entrega de kits y explicó que, “Le apostamos a la reactivación y organización del gremio informal, ayer entregamos elementos no solo de bioseguridad, si no también elementos que les sirven para su que hacer diario, así mismo el código QR que les permite identificarse como vendedores informales”.
Con nuestra estrategia Bogotá Vital le venimos apostando al autocuidado y cuidado colectivo con la entrega de 6.000 kits de bioseguridad, acompañado de jornadas de sensibilización y pedagogía para la autorregulación y aprovechamiento adecuado del espacio público.
“Por otro lado, de manera articulada brindamos la oferta institucional para mejorar las condiciones de vida de las personas que por necesidad ocupan el espacio público”, concluyó Asprilla.
Por otro lado, el funcionario habló sobre el Fritanga Fest y extendió su invitación a los habitantes de Bogotá.
“Las fechas continúan, del 12 al 16 de agosto inicia el Fritanga Fest, un festival lleno de tradición y sabor que permitirá la reactivación económica de los comerciantes de las Plazas Distritales de Mercado y los restaurantes que participarán en este importante evento”, dijo en la emisora.
Para esta segunda versión, 45 participantes cumplieron con los requisitos establecidos, de los cuales, 31 restaurantes están ubicados en las Plazas de Mercado, mientras que 14 hacen parte del sector privado.
El Fritanga Fest tiene como objetivo posicionar este plato emblemático de la gastronomía tradicional de Bogotá e incluirlo dentro de las estrategias de comida rápida de los restaurantes. De esta manera, se amplía la oferta gastronómica bogotana.
Aunque el objetivo de este festival es que cada restaurante cree una versión de fritanga que lo represente, los ingredientes y la presentación no serán distintos a los tradicionales: chicharrón, papa criolla, longaniza, costillas de cerdo, yuca frita, morcilla y plátano maduro.
¿Cómo funciona?
Participar es muy fácil, puede visitar el establecimiento y consumir la fritanga en este mismo lugar. Cada restaurante creó una versión de fritanga que lo representará en este festival, es decir, que los ingredientes y la presentación pueden variar.
Tenga en cuenta que su platillo, ya sea para consumir en la mesa del establecimiento o para que le llegue a domicilio, lo recibirá en los empaques oficiales del festival.
¿Qué costo tiene el plato?
El valor de venta al público es de $10.000 pesos, que corresponde a una picada personal, no incluye bebidas ni otros acompañamientos.
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