Con la intención de salvaguardar el ecosistema, un grupo de mujeres ofrecen su presencia para vigilar algunas zonas del mundo que están bajo protección debido a la importancia de aquellas en el medio ambiente, y por el riesgo permanente en el que se encuentran por el actuar irresponsable de algunos ciudadanos. En entrevista con el periódico El Tiempo, Elizabeth Hernández, una de las colombianas que hace parte de ese selecto grupo de ciudadanas de diferentes partes de Latinoamérica, habló de su experiencia como guardabosques en el Parque Nacional Tayrona.
De acuerdo con su relato, su camino en la protección del medio ambiente inició como voluntaria. Hernández estuvo trabajando para el Parque Nacional Natural Gorgona, lugar que se convirtió en su sueño para ella, quien, previamente, adelantó sus estudios en Biología Marina. “El sueño de un biólogo marino es trabajar en un área protegida. Soy del interior del país, no soy de la costa, pero mi pasión es el mar”, comentó en su diálogo con ese diario nacional.
Elizabeth, quien trabaja por la conservación de los corales, y el control de especies invasoras como el pez león, reveló que también trabajó en el Parque Nacional Corales Rosario y de San Bernardo. En el Tayrona, explicó El Tiempo en su nota, hay un total de 60 guardabosques, de los cuales 12 son mujeres, lista en la que entra Elizabeth. De acuerdo con lo que mencionó, dedicarse a este tipo de labores siendo mujer tiene deferentes complicaciones pues, entre otras cosas, para algunas de ellas la maternidad se torna difícil. Contó que para varias de sus colegas es difícil encontrar personas que cuiden a sus hijos, y más cuando esta es una labor que requiere de tanto tiempo de dedicación. “Ese rol de madre es complejo, y lo veo en mis compañeras”, resaltó.
La ibaguereña, en 2018, y de acuerdo con información expuesta por la Armada Nacional de Colombia, lideró, con otros ambientalistas, la EcoExpedición ‘Viaje al corazón del caribe’. En una Unidad de Reacción Rápida de la Estación de Guardacostas, de Santa Marta hasta el parque Tayrona, habló de la importancia de la conservación y protección de los ecosistemas marinos y terrestres de aquella zona. En ese encuentro, Hernández explicó aquellas claves que se toman en cuenta para asegurar la recuperación y restauración de los espacios naturales que se han visto afectados por diferentes acciones humanas negativas.
Dentro de lo que explicó en aquel encuentro, las acciones que se realizan para proteger y conservar el parque, de dividen en estrategias pasivas y activas. En la pasiva “se permite que el ecosistema siga su curso normal, minimizando las presiones que lo pueda afectar”; y en la activa “se realiza una intervención en la restauración coralina de dos especies que han sido diezmadas por el cambio climático”.
La colombiana, que contó su historia ante ese medio de comunicación, al igual que lo hicieron la ecuatoriana Mayra Velasco; la peruana Patty Cárdenas; y la boliviana Beatriz Martínez, comentó que con su actual puesto de trabajo se encarga de “coordinar el trabajo de prevención y vigilancia de los recursos marinos”.
El Tayrona, un territorio de 15.000 hectáreas, le ha puesto sobre sus hombros varias ‘presiones’, como ella misma lo definió. “La pesca ilegal, el turismo no regulado, las construcciones no autorizadas dentro del parque”, son algunos de los retos que asume Hernández a diario.
De las 15.000 hectáreas, “tres mil de ellas marinas, es hogar de innumerables especies, entre las que se encuentras varias de tortugas marinas que llegan hasta acá a anidar. Así mismo, cuenta con más de 770 especies diferentes de plantas”, explicó la Armada Nacional de Colombia.
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