En el marco de unos Juegos Olímpicos que buscan evitar un brote de coronavirus en la Villa Olímpica, lugar donde se hospedan los atletas de diferentes países, los organizadores optaron en esta oportunidad por un plan que evitaría los encuentros amorosos durante la competencia.
De esta manera, no se han repartido preservativos entre las delegaciones y en los cuartos se colocaron camas de cartón que al terminar la actividad serán recicladas. Y es que precisamente las mismas fueron bautizadas como “camas antisexo”, aunque están diseñadas para soportar hasta 220 kilos.
La noticia de la existencia de estas camas reciclables se dio a conocer en enero de este año, y de acuerdo con el Comité Olímpico, la intención de esta iniciativa fue la de evitar encuentros íntimos entre los participantes, para evitar contactos y posibles contagios de covid-19.
Desde que inició el cronograma deportivo varios atletas las han probado saltando sobre ellas y compartiendo los videos en las redes sociales. Hasta hoy, todo parece indicar que las camas han aguantado. Así lo dejó ver el deportista colombiano Diego Palomeque, quien publicó un video en sus redes demostrando que esa teoría de ‘poco resistibles’ es mentira.
En las imágenes se puede apreciar el momento en el que el velocista cafetero se tiraba a la cama dándole bastante peso a su cuerpo y haciendo movimientos pélvicos. Para sorpresa de muchos, efectivamente la cama resistía sin mayor problema.
Y es que Diego no ha sido el único que se ha dado a la tarea de probar la resistencia de las literas, de hecho, atletas de distintos países han publicado en redes diferentes videos saltando y comentando que las camas no eran para nada frágiles
Con esto, se demuestra que las camas no son tan “antisexo” como afirmó el Comité que, en el marco de estos videos, recordaron que el fabricante de las camas, la sociedad Airweave, las había diseñado para soportar hasta 200 kilos. Por ello, “aunque se tumben dos personas en la cama, deberían ser suficientemente fuertes para soportar la carga”, aseguró un portavoz de la empresa.
La realidad es que los cerebros detrás de Tokio 2020 se comprometieron a priorizar la sostenibilidad en la edición en donde viven los deportistas durante su estadía en Japón para demostrar que su país, un gran emisor de carbono, puede trabajar por un futuro más verde.
Por eso las camas individuales se reciclarán en productos de papel después de los Juegos, mientras que los componentes del colchón se reciclarán en productos de plástico. En la Villa Olímpica hay un total de 18 mil camas distribuidas.
“Las camas de cartón son en realidad más resistentes que las de madera o acero”, añadió la empresa Airweave en un comunicado.
Sin embargo, las autoridades olímpicas siguen prefiriendo que los atletas duerman solos en Tokio, y que se mantengan alejados unos de otros en cualquier otro lugar. Un manual de medidas de seguridad aconseja a los participantes en las Olimpiadas “evitar formas innecesarias de contacto físico, como abrazos, chocar los cinco y estrechar las manos”.
Entre otras iniciativas que se tenían desde el inicio de los juegos fueron las de utilizar electricidad de fuentes renovables, minimizar los desechos en las competencias.
Es importante destacar que la Villa Olímpica es tradicionalmente un lugar de encuentros. Por ejemplo, en los últimos Juegos de Invierno de Pyeongchang, la aplicación Tinder vio su utilización ascender hasta 350%, y en los de verano de Río 2016, los organizadores distribuyeron 450.000 preservativos, es decir 42, por deportista.
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