Mía Samara es una bebé de apenas 4 meses de nacida que llegó al mundo enfrentando delicadas complicaciones de salud debido a que padece la malformación de Chiari tipo II. Una malformación en la columna la llevó al quirófano en cuatro oportunidades y puso a prueba a los médicos del Hospital Meissen en Bogotá donde ha sido atendida desde que comenzó su proceso.
Incluso, como la malformación que padece la menor fue detectada desde que estaba en el vientre de su madre, una de las opciones y la única que le ofrecieron a los padre fue el aborto. Pues las esperanzas de vida en estos casos es casi nula ya que genera anomalías en el sistema nervio central, creando el desplazamiento caudal del cerebelo, protuberancia, bulbo raquídeo y cuarto ventrículo a través del foramen magnum hacia el canal espinal, y se asocia típicamente a mielomeningocele, de acuerdo con el portal de Orphanet.
Según Stanford Children’s Health, se cree que la ocurrencia de la malformación de Chiari se presentan en uno de cada 1.000 nacimientos.
“La única recomendación era interrumpir el embarazo, porque me decían que apenas naciera iba a convulsionar, que iba a quedar como un vegetal, que, si lograba vivir, iba a tener muchos problemas”, contó Erika Daniela Robles, oriunda del municipio de Chitaraque, en Boyacá a RCN Radio.
Sin embargo, para Erika y su pareja el aborto no fue una opción que contemplaron y tocaron múltiples puerta de hospitales de la capital haber si una luz de esperanza se abría. “estábamos devastados, pero nos aferramos a la fe y a los milagros”, aseguró la mujer.
Hasta que llegó al Hospital de Meissen donde le hicieron seguimiento al caso, pero fueron muy honestos con la madre de Mía comentándole que la malformación de su hija era la más grande que habían visto, porque era prácticamente hasta el coxis, por lo cual se hacía más difícil su intervención.
“El defecto iba desde la parte lumbar hasta la parte sacra, unos ocho centímetros o más. Era tan grande que al hacer el procedimiento quirúrgico la piel no lograba hacer cubrimiento por el tamaño”, relato Erika.
La especialista a cargo del caso fue Ruth López, quien estuvo con el proceso desde la gestación de Mia hasta su nacimiento donde una vez más, la fe actúa a favor de la familia y pese a las dificultades la menor sobrevivió. Además, de las cuatro intercesiones que recibió, la medica reconoció que fue un caso complejo.
“La paciente nació con un defecto bastante grande, de 5 x 8 cm de diámetro, el compromiso severo del sistema nervioso central requirió un manejo integral desde antes de su nacimiento, durante el parto y en el seguimiento posterior que estamos realizando ambulatoriamente”, afirmó.
Agregó, también que pese a todo, costos, complejidad y demás, Mía a evolucionado con éxito y es un caso ejemplo.
“Se han requerido diferentes procedimientos por cirugía plástica, además de proceso complejos y de alto costo como es el cultivo de queratinocitos, que usa para pacientes con quemaduras muy graves”, contó la doctora quien agregó con mucho optimismo que ““es un caso exitoso porque a la bebé se le logró corregir el defecto congénito, evidenciamos que su recuperación avanza muy rápidamente, mejor de lo que esperábamos”.
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