Empezar a tomar decisiones sin depender de nadie es uno de los primeros pasos de la madurez. Elegir qué comer, qué camino espiritual recorrer; escoger la música, lo que se quiere estudiar y hasta si se quiere levantar de la cama o no.
Todos los días se toman decisiones y aunque el Estado y las leyes aún limitan algunos aspectos de la vida, hay pasos amplios que desde los entes de control se están empezando a tomar, sobre todo frente a uno de los temas más controversiales en los últimos años: el derecho a morir.
El pasado jueves 22 de julio, la Corte Constitucional confirmó que por norma se extenderá el cubrimiento del derecho a fundamental a morir dignamente, también conocido como eutanasia, aspecto en el que Colombia es pionero en la región, a los pacientes no terminales. Hasta ahora el mismo estaba habilitado para personas que tuvieran enfermedades terminales en estado avanzado.
Esta noticia, además de ser aplaudida y criticada por diferentes sectores, puso sobre la mesa la importancia de expresar la manera en la que a cada uno le gustaría morir, si se llega a padecer alguna enfermedad que pueda impedir la comunicación de forma directa. Esto se conoce en el país como voluntad anticipada.
Las voluntades anticipadas se pueden entender como los documentos o declaraciones -previas a la muerte- que se realizan conscientemente y explican cuál es la forma en la que se quiere llegar al final de la vida. Estas guías permitirán elegir, por ejemplo, si se quiere acudir a intervenciones terapéuticas complejas o algún tipo de cuidado paliativo especial.
Igualmente, se “pueden tomar muchas decisiones de recibir o no cuidados paliativos, hacer rechazo terapéutico de medidas desproporcionales que puedan extender la vida, puede ratificar o rehusar ser donante de órganos. Incluso, en los documentos que tenemos en la fundación las personas pueden hacer manifiestos de no querer ser llevados a unidades de cuidados intensivos o de permitir morir en casa, a facultar a un tercero en caso de que la persona haya perdido la facultad”, explicó en Noticias Caracol, Mónica Giraldo Castaño, directora ejecutiva de la Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente.
El tema de la voluntad anticipada también ha empezado a ser más relevante en este último año como consecuencia de la pandemia, ya que los médicos han tenido que transmitir de manera empática la realidad del estado de salud del paciente, y aunque en algunos casos, no han podido escuchar su voluntad, intentan tener esa conversación con la familia y el enfermo.
Luz Marina Cano, médica y doctora en pensamiento complejo, dijo en El Tiempo que, “se habla de voluntad anticipada solo en el contexto de una enfermedad terminal, un estado de coma o un estado de sufrimiento irreversible, que son situaciones en que la persona pierde la capacidad de expresar sus deseos y decidir por sí misma”.
Sin embargo, Mónica Giraldo enfatizó en el noticiero que no se debería llegar a estos extremos donde el paciente ni siquiera pueda manifestar qué es lo que desea, pues no expresar la voluntad anticipada implica que esta decisión recaiga en familiares, cercanos o empleados del sector salud.
Muchas veces no se puede tomar la decisión que uno quisiera, porque en este momento la eutanasia está despenalizada y reglamentada cuando el consentimiento lo da directamente el paciente. Nadie puede tomar esa decisión de anticipar la muerte si no se dejó nada estipulado”, agregó Giraldo.
¿Qué debo hacer para mi voluntad anticipada?
Aunque sea difícil de enfrentarlo, el primer paso, además de tener clara su voluntad anticipada, es dialogar con la familia.
“Lograr comunicar nuestros deseos sobre los momentos finales de nuestras vidas, y hacer partícipe a nuestros seres queridos, permitirá estrechar los lazos de confianza y amor. Comprender los cuidados que desea recibir de manera abierta, puede marcar la gran diferencia para usted y sus seres queridos, al no cargarlos con la responsabilidad de tomar decisiones sin la información suficiente”, se lee en la Guía para hablar con su familia publicada por la fundación.
Además del dialogo con la familia, la resolución 2665 de 2018 establece los mecanismos para que la voluntad anticipada tenga validez legal y sea respetada por los más cercanos y por el equipo de salud del paciente, en caso de que tome la decisión.
Lo primero que la persona debe hacer es diligenciar los formatos y formularios correspondientes que se pueden descargar de la página en internet del Ministerio de Salud o de la Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente.
“Este documento para que sea válido hay tres opciones. Opción uno, es que sea firmado por dos testigos, dos personas que van a dar fe de que estoy tomando mi decisión de forma libre, informada y consciente. Opción dos, mi médico puede ser mi testigo, poniendo su registro médico. Y opción tres, lo puedo hacer en una notaría por escritura pública”, indicó en Noticias Caracol la directora de la fundación.
Giraldo agregó que el documento no es una camisa de fuerza o un papel que no tenga fecha de caducidad, pues se puede cancelar o modificar por otro que exprese más clara una nueva voluntad.
Mónica Giraldo Castaño explicó en el noticiero que una vez se tenga el documento existen varias opciones para seguir con el paso a paso:
“Opción uno, que se lo pueda entregar a mi familia, a mis amigos, a la gente que me conoce, que ellos sepan que van a alzar la voz por mí en caso de que no pueda transmitir mi voluntad”, explicó.
La segunda es que el paciente lo lleve al médico en cada consulta y afirme “‘mire, doctor, tengo una voluntad anticipada y le pido que la registe en la historia médica’. Así empezamos a crear consciencia. Se lo puede enviar a la EPS y pedir que lo registre en la historia médica”, dijo la directora en la emisión de noticias.
Finalmente, si la persona no se siente cómoda con ninguna de las dos opciones anteriores, puede llevar directamente el formulario a la fundación y ellos se encargarán de hacerla válida.
Algunos pasos para hablar con la familia
La Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente tiene en su página web una guía con un paso a paso para el momento en que se quiera tomar la decisión de la voluntad anticipada, algunas de las recomendaciones que plantea la organización son:
Primer paso: Preparación
“Tómese su tiempo para reflexionar y pensar. Un primer paso, podría ser escribir una carta o sus ideas a sí mismo, familiar o amigo. Para sentirse en confianza, practique e imagine que está conversando con un amigo”.
Segundo Paso: Empecemos
“Es momento de entender ¿Cuáles son sus prioridades al momento de enfrentar el momento final de su vida?” En este punto, la fundación plantea responder algunas preguntas para el efectivo manejo de la situación del paciente en cuanto a la valoración de su cuidado.
Tercer Paso: Definamos el contexto
“Las reflexiones anteriores lo han preparado a usted, sin contratiempos ni malestar, para afrontar con mayor preparación esta compleja comunicación”, aquí se le pide al paciente responde preguntas como ¿Con cuál persona le gustaría hablar o comunicarse?, ¿Cuál sería el mejor momento para establecer esa comunicación afectiva?.
Cuarto Paso: ¡Llegó el momento!
“¡Felicitaciones! La comunicación afectiva le permitirá ayudarse a usted mismo y a otras personas a vivir y morir con libertad. Este proceso de conciencia compartida se realizará de manera progresiva”, concluye la cartilla.
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