El pueblo Yagua habita principalmente en el Perú y es originario de ese territorio, pero una fracción vive al otro lado del río Amazonas, en jurisdicción colombiana a unos 25 kilómetros en dirección a Puerto Nariño. Las tierras de ese pueblo que tiene poco más de 400 habitantes, no habían sido formalizadas hasta este fin de semana.
A la comunidad asistió la directora de la Agencia Nacional de Tierras, Myriam Carolina Martínez, junto con el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Rodolfo Zea Navarro, quienes durante un evento en la maloka de la comunidad indígena Tiitanho Nijaamu-La Libertad del pueblo Yagua, hicieron la entrega de los títulos para oficializar la constitución de Resguardo.
El proceso autorizó la formalización de tres predios baldíos ubicados en el corregimiento de Zaragoza del municipio de Leticia, los cuales corresponden a la posesión ancestral de la comunidad, donde ya habían establecido de manera histórica su maloka, las viviendas y cultivos.
La formalización de los predios de la comunidad beneficia a 80 familias conformadas por 448 personas quienes, pese a las transformaciones que han sufrido históricamente, dadas las relaciones con otras culturas, aún conservan elementos culturales característicos de su pueblo.
Para la directora de la Agencia Nacional de Tierras, Myriam Carolina Martínez, “la constitución de este Resguardo Indígena no solo favorece el proceso socioeconómico de la comunidad, sino que además garantiza el derecho territorial respecto a la seguridad jurídica de su territorio y la preservación de sus tradiciones culturales”.
La constitución de este resguardo indígena favorece su cosmogonía, con el paisaje en el que habitan y su consecuente apropiación del territorio, en el que se encuentran las áreas culturales o sagradas, domésticas, comunales, de manejo ambiental o ecológico y de explotación productiva. Todo lo anterior, fortaleciendo también el cuidado, la preservación y la capitalización del entorno natural propio de esta región del Amazonas.
Esta población basa gran parte de su economía en la artesanía, así como en la agricultura y la caza. Su comunidad recibe la visita de algunas expediciones turísticas que ofrecen los hoteles del Amazonas, para lo cual han establecido exposiciones de su cultura, recorridos por el territorio y venta de objetos autóctonos.
Esta comunidad ha tenido que afrontar múltiples conflictos. De acuerdo con la Base de Datos de Pueblos Indígenas y Originarios del Perú, los primeros registros históricos de contacto con esta comunidad datan de 1542 cuando Francisco de Orellana hizo recorridos y misiones por el Amazonas.
Sin embargo, de 1880 a 1914 fueron perseguidos por los caucheros, lo que llevó a la comunidad a buscar territorios aislados para protegerse, pero aún fueron sometidos en muchos resguardos por gomeros que utilizaron el sistema de patronazgo para explotarlos laboralmente como a otras comunidades del Amazonas en la extracción de caucho.
Según la Base de datos del Perú, esta comunidad se ha ido estableciendo en torno al turismo en las regiones amazónicas de Colombia y Perú, y subsiste a través de la siembra de la yuca, ñame y otros tubérculos. Así mismo, aprovechan la pesca del río para su alimentación.
Uno de los problemas que ha enfrentado la comunidad en los últimos años, según Freddy Alexander Ramos Díaz, lingüista de la Universidad Nacional de Colombia de Manizales, citado por la Revista Semana, es la pérdida de su lengua nativa del mismo nombre yagua, que ha sido afectada por el modelo educativo.
Esto, según el análisis, se podría deber a que los profesores asignados para impartir la educación en las comunidades, aunque pueden pertenecer a ellas, no son yaguas y no imparten el conocimiento suficiente sobre la cultura propia. Una situación que haría perder la relación con la naturaleza y el entorno.
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