Ni las facultades de periodismo, ni la historia del país y mucho menos la escritura colombiana hubieran sido las mismas sin las letras y el trabajo de Germán Castro Caycedo. Puede que, después de la partida de Alfredo Molano, esta sea una de las más dolorosas para los amantes de las crónicas y sobre todo para quienes a través de sus publicaciones viajaron tanto por Colombia como él lo hizo.
Hoy se apagó la voz del narrador que durante más de cincuenta años se dedicó a hablar de política, medio ambiente, conflicto, paz; el cronista que exponía sin muchos pelos en la lengua la realidad colombiana y el hombre que dedicó hasta el último día de su vida a la investigación y búsqueda de pocas verdades certeras en un pueblo que carece de memoria.
En la tarde de este jueves 15 de julio, se dio a conocer la noticia de la muerte del escritor Germán Castro Caycedo. Su esposa, Gloria Moreno, le confirmó a Noticias Caracol y al periodista Gustavo Gómez, que el cronista de 81 años murió en su lugar de residencia en Bogotá. Aunque aún no se saben específicamente las razones de su descenso, se presume que fue producto de una difícil enfermedad que padecía hace algunos años.
Una vida dedicada a las letras
“Cambian los medios, pero el periodismo es uno. Se hablaba y se habla de periodismo de investigación. No hay periodismo de investigación, todo el periodismo necesita ser investigado. Una nota en la página social hay que investigarla”, dijo Caycedo en entrevista con Ana Catalina Baldrich para la Revista Credencial.
Y es que para Caycedo, la vida se trataba básicamente de buscar, explorar, descubrir, indagar y por su puesto contar. Por eso desde 1962 estuvo vinculado a los medios de comunicación y cinco años después empezó su trayectoria en El Tiempo, casa editorial donde estuvo por 10 años.
Hacia 1976 se vinculó con la productora RTI Televisión y dirigió durante 20 años el programa semanal ‘Enviado Especial’, uno de los primeros espacios periodísticos en la pantalla chica dedicado exclusivamente a la denuncia e investigación de temas nacionales.
Esas décadas de trabajo lo hicieron merecedor de 18 galardones nacionales e internacionales de periodismo, entre los que se encuentra el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, Premio Nacional APE.
“En el encuentro con Fernando Restrepo, uno de los dueños de Cromos y a la vez, socio de la Productora RTI Televisión —entonces la más importante del país—, le expliqué cómo siempre había orientado mi trabajo, el conocimiento de esa Colombia humana y muchas veces contradictoria, diversa, pero a la vez de nieve y de desiertos, de llanuras y montañas que parecían alcanzar los cielos”, escribió Caycedo en su página web, donde contó cómo fue su propuesta para la realización de la serie televisiva.
Sus viajes y recorridos, además de ser narrados visualmente empezaron a ser relatados mediante sus libros. Algunas de sus obras más conocidas, muchas de ellas traducidas a más de 18 idiomas fueron: Perdido en el Amazonas (1978), Del ELN al M-19, once años de lucha guerrillera (1980), Mi alma se la dejo al diablo (1982), El Karina (1985), El hueco (1989), El cachalandrán amarillo (1989), El huracán (1991), y La bruja (1994).
A estos títulos se les suman En Secreto (1996), El Alcaraván (1996), La noche de las lanzas (1999) y Candelaria (2000).
Pocos periodistas serán como Caycedo. Quizá nadie llegue a viajar tanto por el país como él, y puede que las historias no sean narradas de la misma manera. Pero si algo de sentido tiene la vida, es que, aunque la única certeza sea la muerte, siempre estarán las letras para refrescar nuestra memoria y hacernos ver -como lo hizo el escritor colombiano- que la realidad colombiana no puede ser indiferente ante los ojos de los que la vivimos a diario.
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