Entre el año 2002 y el 2003, los paramilitares mandaron a su gusto en Chámeza y Recetor, en el municipio de Casanare y desaparecieron al menos a unas 54 personas con la ayuda y orden de quienes debían cuidar a la población, el entonces alcalde Flaminio Cocinero Costo y el comandante del batallón del Ejército en la zona, Juan Carlos Castañeda Villamizar.
“Un fiscal de la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos demostró que el oficial en retiro, quien se desempeñó como comandante del Batallón N°44 Ramón Nonato Pérez; y el exmandatario, participaron activamente en un plan criminal ejecutado por las entonces autodefensas de Héctor Germán Buitrago Parada, alias Martín Llanos, contra los pobladores de Chámeza y Recetor (Casanare)”, informó la Fiscalía General de la Nación.
Para el 2002 las Autodefensas Campesinas del Casanare ya se encontraba en Recetor y Chámeza, pero fue hasta el gobierno de Álvaro Uribe, según una sentencia del Juzgado 56 del Circuito contra el paramilitar Josue Dario Orjuela Martínez, que llegó el Ejército a la zona, pero en lugar de enfrentarlos, se aliaron para trabajar de manera conjunta.
Alias Solín confesó que cuando llegó el comandante Castañeda a la zona, se hizo una reunión con la comandancia paramilitar en la finca La Amapola de propiedad del narcotraficante alias Tábano, a la que asistieron tanto el jefe del batallón como alias ‘HK’.
Así, Ejército y ACC trabajaron en conjunto en un plan “contrainsurgencia” que tenía como objetivo proteger las compañías petroleras, pero que terminó con la desaparición y ejecución de un centenar de personas de las veredas.
La Fiscalía recogió abundante material de prueba y evidencia testimonial para determinar que el oficial y el alcalde entregaron listados con nombres de supuestos auxiliadores guerrilleros a los paramilitares. “Con estos señalamientos, algunas personas fueron citadas a las zonas de injerencia de la estructura paramilitar; y otras fueron buscadas en sus viviendas por hombres armados que las sometieron. En total, 54 habitantes fueron asesinados y sus cuerpos desaparecidos”, señaló el ente acusador.
El alcalde habría confesado en las audiencias contra alias Solín por la desapariciones, que los paramilitares se establecieron en la escuela de El Vegón, a donde citaban a dos personas diarias que jamás regresaban. “Cuando ya iban como 32 personas desaparecidas, la gente no volvió a ir, la cita era con los paramilitares que en ese entonces eran las autodefensas del sur del Casanare”, cita la sentencia.
Para la Fiscalía, los dos procesados faltaron a su deber de proteger a la comunidad y, aún con pleno conocimiento de las acciones, permitieron incursiones violentas de los paramilitares en las veredas. Por esas razones, el Juzgado Único Especializado de Yopal emitió sentencia condenatoria en contra de Cocinero Costo y Castañeda Villamizar por los delitos de homicidio en persona protegida, desaparición forzada agravada, tortura en persona protegida, desplazamiento forzado y concierto para delinquir agravado.
Ahora, las autoridades tendrán la tarea de capturarlos para que paguen los 40 años de prisión, pues el coronel retirado Castañeda se encuentra en libertad provisional y el exalcalde Cocinero Costo se encuentra prófugo de la justicia, por lo que se emitirá circular roja de Interpol.
El coronel había continuado su amistad con narcotraficantes después de la masacre en Casanare, hasta que en 2010 el diario El Tiempo reveló un video en que Castañeda asistía como invitado a la boda del capo Néstor Ramón Caro Chaparro, financiador de las ACC.
Uno de los homicidios y desapariciones que se cometió entre esos años, fue el del médico del pueblo Geiner Antonio Munive Rodríguez, quien intentó denunciar las acciones de los paramilitares hasta que fue citado a la sede de alias Careloco y jamás regresó.
De manera inocente, le médico aprovechó una visita del Gobernador y un general del Ejército para denunciar que había alianza entre paramilitares y militares, pero el comandante de la base militar de Recetor se limitó a decir que habían hecho patrullajes y no habían encontrado nada.
Pero el médico Munive Rodríguez no desistió y viajó en febrero de 2003 a Yopal para asistir a un consejo de seguridad en el que denunció la masacre que ocurría desde hacía varios meses en Recetor y Chámeza. El doctor no contó con que un colaborador de los paramilitares se encontraba en el lugar e informó a alias HK de sus palabras.
Así, el 27 de febrero salió a cumplir una cita con unos paramilitares, que ordenó alias Solín, a la que fue en compañía de Nairo Romero Chaparro, conductor de la ambulancia del centro médico de Recetor. Los paramilitares los amarraron, los apuñalaron hasta la muerte, los desmembraron e inhumaron y cuatro meses después, los desenterraron para botarlos a un río.
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