Tal como a Colombia, Fitch Ratings bajó la calificación de Bogotá, Medellín y Barranquilla

Como era de esperarse, las entidades territoriales en Colombia también sufrieron una pérdida de grado de inversión y algunas empeoraron aún más su perspectiva frente a la autoridad calificadora.

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Foto de archivo del logo de Fitch Ratings Mar 3, 2016. REUTERS/Reinhard Krause

Por la fallida reforma tributaria, costos de la pandemia y turbulencia social protagonizada por una extensa ola de protestas, Colombia ha sufrido la pérdida de grado de inversión en dos de las tres entidades calificadoras más importantes del mundo: Standard & Poors y Fitch Ratings, quienes registraron al país en BB+, después de estar en BBB-.

Estas calificaciones se emitieron por la lenta y interrumpida recuperación económica del país durante 2021, la caída de la reforma tributaria, el histórico déficit fiscal empeorado por la contracción por pandemia y la reducida capacidad del Estado de pagar deudas.

Dentro de dichas variables, las cuales presentan un problema, las calificadoras ven poco probable que en Colombia se logren reformas estructurales que aumenten ingresos y equilibren el gasto público. Es decir, no habría voluntad política para cambiar las reglas del juego que hoy tienen a Colombia en una crisis económica inédita en tiempos recientes.

El pasado jueves, se conoció la consecuencia lógica que acarrea la baja en la calificación soberana de un país: también se vieron afectadas algunas entidades territoriales e instituciones financieras dentro de Colombia.

Fitch bajó las calificaciones internacionales de riesgo emisor (IDR) de Bogotá, Medellín y Barranquilla, algunas de las principales ciudades del país. Bogotá y Medellín, quienes tenían la misma calificación que Colombia, también perdieron el grado de inversión pasando de BBB- a BB+ con perspectiva estable. Por otro lado, Barranquilla, la más pequeña de estas dos, no contaba con grado de inversión, pero se vio afectada por una baja de BB+ a BB.

En el caso de Bogotá, los bonos externos no garantizados también bajaron en su perspectiva de BBB- a BB+. Dichas emisiones se encuentran denominadas en pesos colombianos por US$300 millones con una tasa de interés fija de 9,75% con vencimiento en 2028. Para esta decisión, de acuerdo con Fitch, no se revisaron las calificaciones nacionales de las entidades afectadas.

De acuerdo con la calificadora, Bogotá y Medellín fueron revaluadas a “rango medio bajo” desde su anterior calificación de “rango medio”. Además, el factor clave de riesgo de flexibilidad de pasivos y liquidez pasó de “rango medio” a ser considerada “más débil”.

Hablando de motivos, Fitch explicó que se trata de un cambio por el ambiente nacional adverso. “(...) el riesgo de contraparte de los posibles proveedores de liquidez para ambos estará mayormente por debajo del grado de inversión, dado el nuevo entorno crediticio soberano”, reza el comunicado de la calificadora.

Por otro lado, la baja de Barranquilla se explica por “el deterioro de la calificación soberana y su posición en relación con los pares más fuertes dentro de la categoría BB. Por lo tanto, el PCI se redujo a BB desde BB+”.

Para la ciudad más importante del norte de Colombia, el perfil de riesgo se mantiene en “rango medio bajo” y lo que cambió fue la perspectiva sobre la solidez en ingresos de la ciudad, la cual se revaluó como “más débil” desde “rango medio”. Esto, debido a que hubo un deterioro en la métrica de transferencias recibidas a ingresos operativos y, por esto, se considera a la ciudad más dependiente a transferencias corrientes recibidas por entidades calificadas por debajo del grado de inversión.

“No se aplicaron cambios a los puntajes de sostenibilidad de estos tres emisores, los cuales permanecen en ‘aa’ para Bogotá y ‘a’ para Medellín y Barranquilla”, expresó la calificadora, la cual reiteró su opinión de que un subnacional en Colombia no puede ser calificado por encima del soberano.

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