En Colombia se ha venido hablando de la eutanasia y el derecho que deberían tener los ciudadanos a morir con dignidad y sin dolor. Fue el caso de Yolanda Chaparro, quien murió el pasado 26 de junio y, a diferencia de la mayoría de fallecimientos, el suyo fue programado, decidido, y, al menos para ella, alegre. Ese día se convirtió en la paciente 124 en recibir la eutanasia en el país luego de más de un año demandando su derecho a morir dignamente.
Como Yolanda hay cientos de personas más que están dispuestas a despedirse de este mundo. La periodista Claudia Palacios reveló en su columna semanal su propio caso, o mejor, el de su madre, por quien ha pedido que llegue pronto su muerte. El escrito lo tituló como ‘Desear la muerte de la mamá', y allí hace una dolorosa reflexión sobre esa situación.
“De mis recuerdos de infancia hay uno que evidencia un sentimiento natural al ser hijo/a: el temor a perder los padres. Con frecuencia lloraba en soledad al pensar que mi mamá o mi papá podrían desaparecer de mi vida. Imaginaba que morían por un accidente o enfermedad, o que me abandonaban, o que alguien se los llevaba para siempre. ¡Cómo haber imaginado entonces que un día iba a querer que mi mamá muriera!”, escribió Palacios.
Asegura que le ha costado pensar eso, e incluso compartirlo. “Me inspira a hacerlo la valiente Yolanda Chaparro, quien hace unos días recibió la eutanasia, y cuyo legado –espero– será aún mayor cuando la Corte resuelva la tutela en la que ella pidió eliminar el requisito de que para pedir una eutanasia un médico debe certificar que quedan menos de 6 meses de vida o que la persona está muy deteriorada”, dijo la periodista.
Palacios relató que su mamá fue una mujer que empezó a trabajar a los 14 años para sacar a su familia de la pobreza, soportó el maltrato de su pareja y padre de sus hijos y con sus propias manos pegó los ladrillos de su casa. “Esa mujer llena de carácter, de energía, de proyectos se fue yendo lentamente. Cada pérdida de una de sus facultades ha sido una muerte… En cada nuevo duelo me consuelo pensando que alguien así de grande tiene que morir muchas veces para que de verdad muera”, se lee en la columna que se publicó en El Tiempo.
La periodista pide al Ministerio de Salud a que cumpla con los dos fallos de la Corte que le han ordenado que modifique la resolución 1215 de 2015, en la que restringió el uso del consentimiento sustituto para aplicar la eutanasia.
“Tan razonable es imponer medidas para que esto no se vuelva una fórmula para deshacerse de los viejos o desvalidos, como moderar la normativa para no condenar al sufrimiento y a la indignidad a quienes no tuvieron la precaución de anticipar su deseo de morir dignamente”, escribió la periodista.
Cuenta que quisiera hoy estar con sus hermanos alrededor de la cama de su madre, dándole gracias por la vida que les dio, “mientras un cóctel de medicamentos la va llevando a morir sin dolor; que estar temblando de pensar en qué momento morirá ahogada o víctima de una infección, que es como sus médicos advierten que pasará. Perdóneme, mamá, por no poder darle una muerte digna”, sostuvo.
Según explicó a Infobae Colombia Lucas Correa, quien fue el abogado de Yolanda, el paciente que acceda al derecho de la eutanasia debe tener diagnóstico de una enfermedad grave, crónica, degenerativa, incurable y que efectivamente vaya a causarle la muerte; “y que la misma genere un sufrimiento que la persona considere incompatible con su proyecto de vida”.
Pero lo que espera Correa y deseaba Yolanda “es que una persona que tenga una enfermedad grave, crónica, degenerativa y que le genera sufrimiento, pueda decidir sobre el fin de su vida sin que le pongan a esperar un tiempo específico o un nivel de deterioro en su salud. Lo que queremos es que eliminen el adjetivo terminal, porque se ha convertido en una barrera para que las personas puedan tomar el control. Ese es el legado de Yolanda para los colombianos que vienen, derribar la barrera de la enfermedad terminal”.
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