En las elecciones locales de marzo de 1990, miles de colombianos depositaron en la urna una “séptima papeleta”, un tarjetón adicional a los de la elección oficial, para mostrar su apoyo a una Asamblea Nacional Constituyente. Aunque no existen registros oficiales, los promotores calcularon 1.342.000 tarjetas, un número equivalente a casi la mitad de los votos que fueron elegidos los presidentes de la época, Virgilio Barco o su sucesor César Gaviria.
Pese a que la Registraduría no estaba autorizada para contar las papeletas, esa cifra de los promotores de la acción escaló hasta hacer convocar finalmente una nueva Constitución que se proclamó el 4 de julio de 1991 y le dio un nuevo rumbo al país.
Ahora, cuando suenan nuevas propuestas de constituyente o de reformar el histórico texto, los colombianos parecen no estar de acuerdo, como hace 30 años, para dejar atrás la Constitución vigente.
Según una encuesta realizada por El Tiempo, la Universidad del Rosario y la Fundación Konrad Adenauer, con la encuestadora Cifras y Conceptos, mientras el 18,8% de los consultados está de acuerdo con una nueva Constitución, el 81,2% quiere mantener la actual y exige su cumplimiento.
Sin embargo, aunque parecen apreciar el texto, la mayoría lo desconoce y le es indiferente. Según los resultados de la medición, el 46,3% manifestó que es indiferente frente a la imagen favorable o desfavorable de la Constitución; mientras que el 6,6% aseguró que la conoce mucho, el 31% no tiene idea y el 62% tiene conocimiento medio de su contenido.
Los resultados preliminares de la medición revelados por El Tiempo, muestran que los colombianos valoran las garantías en derechos que contempla la Constitución. El 92% destaca la creación del mecanismo de la tutela, que permite garantizar los derechos fundamentales; el 82% destacó la igualdad que proclama el texto y el 77% los derechos a la oposición.
Estos resultados se obtuvieron luego de realizar 2214 encuestas en las principales ciudades del país, con un margen de error del 3,9% y una confiabilidad del 95%, según la ficha técnica de la medición.
Esa Asamblea Nacional Constituyente marcó un hito en la historia nacional que logró unir no solo a liberales y conservadores, sino que también incluyó cuatro mujeres, tradicionalmente excluidas, como fueron Aída Abella, María Mercedes Carranza, María Teresa Garcés y Helena Herrán de Montoya. Pero, además, contó con miembros de la Alianza Democrática, el partido surgido después de la amnistía y la entrega de armas del M-19.
Los constituyentes coinciden con los resultados de la encuesta, en cuanto no debe darse una nueva Constitución, sino buscar el cumplimiento de la de 1991 para lograr superar las crisis actuales.
En el libro de Fernando Carrillo, promotor de la Séptima Papeleta y constituyente, según el prólogo escrito por Michael Shifter, publicado por El Espectador; el ex procurador propone revivir el espíritu de diálogo que dio origen a la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, como una concertación nacional para superar una profunda crisis que vivía el país en las últimas décadas del siglo XX, y que dio origen a un texto adelantado a su tiempo que podría resolver las actuales circunstancias.
Antonio Navarro Wolff, presidente de Asamblea, manifestó la misma idea a RCN Radio. Según dijo, en la Constitución están los reclamos de los manifestantes del Paro Nacional, y su aplicación a fondo podría resolver la crisis del país, sin necesidad de formular un nuevo texto por completo.
Como Navarro, otros constitucionalistas señalan que aunque la Constitución proclamó derechos a la igualdad, la paz y un equilibrio institucional, la promesa no se ha cumplido aún 30 años después de entrar en vigencia.
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