Bogotá comenzó este viernes 2 de julio con tragedia. Hacia las 8 de la mañana la Secretaría de Movilidad de la ciudad y varios medios de comunicación, incluido este, reportaron el aparatoso accidente registrado en el deprimido que domina la intersección de la calle 94 con la avenida NQS, hacia el norte de la capital colombiana, y que le arrebató la vida a un motociclista.
En principio, se pensaba que todo sucedió luego de que una camioneta Mercedes-Benz de placas UCO - 577 perdiera el control y cayera desde el puente hacia el deprimido, sobre Héctor Zúñiga, un pereirano de alrededor de 30 años que se movilizaba en moto hacia su lugar de trabajo, según informó el diario El Tiempo. Sin embargo, las autoridades le confirmaron a ese mismo medio de comunicación, que dicha versión no es la correcta.
Al parecer, la realidad sería que ambos vehículos se estaban movilizando por el mismo corredor cuando Alberto Bravo Borda, conductor de la camioneta de alta gama, perdió control sobre la misma y terminó atropellando al motociclista, lanzándolo contra uno de los muros que delimita el camino dentro del deprimido. El golpe, fulminante, acabó con la vida del risaraldense, envolvió en llamas la motocicleta y dejó al Mercedes-Benz en estado de pérdida total.
En su momento, la mayor Mildred Montilla, comandante operativa de la Policía de Tránsito y Transporte de Bogotá, se refirió al tema señalando que, “todas las capacidades operativas y de investigación de la Seccional de Tránsito y Transporte de Bogotá se encuentran en el lugar para poder identificar cuáles fueron las circunstancias que generaron el lamentable suceso. Invitamos a todos los actores viales que circulan en este corredor vial a que tomen vías alternas, toda vez, que las unidades se tránsito se encuentran en vía para dar claridad al hecho”.
Lo que le siguió al siniestro fue todo un reto para las autoridades, que dados los resultados del mismo tuvieron serias dificultades para identificar al fallecido: el cuerpo no era fácilmente reconocible y la moto se había calcinado hasta las placas, por lo que sólo se pudo dar con sus familiares hacia las 4 de la tarde, cuando fue posible contactarlos a través de redes sociales.
Sin embargo, la conversación con la Policía de Transito no fue suficiente para que estos creyeran lo que estaba sucediendo. Las pruebas definitivas fueron, entonces, el hecho de que Zúñiga no contestara su celular en todo el día, una virgen que estaba pegada al manubrio de la moto y una fotografía de una de las partes del vehículo, blanca y con un diseño negro idéntico al que tenía el pereirano en la suya. Con eso, informó El Tiempo, la identidad de la víctima quedó completamente confirmada.
De acuerdo con el mismo diario, se trata de una tragedia completa, no sólo porque Héctor, quien llevaba pocos días en ese nuevo trabajo al que se dirigía, deja tras de sí a una esposa y tres hijos, sino también porque es el segundo de su familia en morir. Según le confirmó al medio colombiana una de sus hermanas, otro hermano del motociclista había falleció el jueves pasado a causa del covid-19. “No nos han entregado ni las cenizas y ya esto”, citó el periódico.
Por otra parte está Bravo Borda, el conductor de 68 años que de acuerdo con el sistema integrado de información sobre multas y sanciones por infracciones de tránsito, cuenta con una amonestación por estacionar en sitios prohibidos. Sobre este, se sabe que se encuentra estable en la clínica Los Nogales. Ya se le hizo la prueba de alcoholemia pero todavía no se conocen los resultados.
En el momento, la investigación continúa con la revisión de las cámaras de tránsito de la zona y la recolección de testimonios de las personas que la transitaban en el instante del accidente.
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