Un año antes de la muerte del capo colombiano, el Ejército capturó a Juan Diego Alcira Henao, una mano derecha de Pablo Escobar, considerado uno de los sicarios más peligrosos del cartel y segundo después de alias Popeye en la organización criminal del cartel de Medellín.
Alcira Henao fue condenado en 1998 por los delitos de narcotráfico, que en ese entonces se consideraban en la violación de la ley 30 de 1986, porte ilegal de armas, lesiones personales, falsedad en documento público, entre otros, y se remitieron copias para investigarlo por enriquecimiento ilícito. La condena fue emitida por un juez sin rostro, el mecanismo judicial para asegurar a los funcionarios judiciales luego de centenares que habían sido asesinados por el cartel de Escobar.
La investigación por enriquecimiento ilícito tendría que continuar hasta mediados de 2004, debido a que como acostumbraban los capos para ocultar sus bienes, las millonarias propiedades de Alcira Henao estaban a nombre de hermanos y cuñados.
Alcira Henao era conocido como alias El Tomate, según dijeron las autoridades en su momento, fue autor de diversos asesinatos de policías por los que Pablo Escobar pagó un millón de pesos, así como atentados dinamiteros en Bogotá y Medellín. Sin embargo, una de sus principales labores fue controlar el comercio y las rutas de narcotráfico a Estados Unidos.
De acuerdo con una investigación del diario El Tiempo, Alcira Henao se encargaba del comercio de la cocaína en el país norteamericano y luego invertía el dinero en propiedades que registraba en una notaría de ese país en la que trabajaba el colombiano Óscar Isaza Jáuregui.
Alias El Tomate se presentaba como un empresario y presumía ser el propietario de un lujoso concesionario de carros en Medellín conocido como La 65, que sería parte de las propiedades que logró adquirir en el país.
Gustavo de Greiff es recordado como el fiscal que durante su administración se logró la derrota y desmantelación del cartel de Medellín, él fue el primero en conocer el proceso contra Henao, y ante su despacho llegó Isaza para ofrecer colaboración de las andanzas de El Tomate.
Según mostró el propio Isaza a El Tiempo, De Greiff le firmó un documento para aceptar su colaboración, en ese mismo se califica su ayuda como eficaz y se le autoriza para participar, según las leyes vigentes en el momento, hasta por el 40% del valor de los bienes incautados por concepto de recompensa.
Según Isaza, la información que él entregó a los investigadores tenía una cuantía superior a los 10 mil millones de pesos, que según él fueron entregados a la Dirección de Estupefacientes y extinguidos a favor del Estado. Sin embargo, no recibió la parte que le correspondía, según el documento de la Fiscalía.
Isaza continúa en procesos judiciales para que la Fiscalía reconozca el dinero que según él le corresponde por recompensa, así como una indemnización por los cerca de dos años que estuvo preso a causa de una falsa acusación que hizo Henao, al acusarlo de ser miembro del cartel de Medellín.
Ahora, con 70 años de edad, el notario que delató al poderoso sicario de Pablo Escobar, busca entre derechos de petición y tutelas recibir la recompensa, pero la Fiscalía desconoce el destino de los bienes y la ley que entregaba parte de la cuantía incautada ya no es vigente.
Alias El Tomate fue acribillado por sicarios en Venezuela, a mediados de 2007, cuando ingresaba en su camioneta Cherokee Liberty a su vivienda en el edificio Éxtasis de Cumaná y le propinaron cuatro disparos. En un principio se habló de la víctima como un empresario de atún, pero después se descubrió que se trataba de uno de los principales hombres del círculo cercano del extinto capo colombiano.
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