En el marco del encuentro “Verdades que liberan”, el exguerrillero, así como miembro del partido Comunes, Pastor Alape le pidió perdón a las familias del exgobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria, y del exministro Gilberto Echeverry, asesinados junto a ocho militares en Urrao, al suroeste de Antioquia en el año 2003 por miembros del Frente 34 de las Farc.
El crimen consternó al país en momentos de recrudecimiento del conflicto armado luego del fracaso de las conversaciones propuestas por el expresidente Andrés Pastrana.
Alape, a nombre de la desmovilizada organización guerrillera, pidió perdón a los familiares de los políticos así como reconoció la gravedad de dicho crimen contra los que él considero “los aliados estratégicos de la paz”.
Cometimos un grave crimen, que reconocemos que Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri son dos mártires de la paz, por causa, desafortunadamente, de nuestras atrocidades
El acto de contrición de Alape abarcó un reconocimiento expreso de los errores de dicha organización guerrillera: “Cometimos un grave error político, una expresión de deshumanidad, de injusticia, diríamos por un divorcio de lo que teóricamente nos planteamos y hacia parte de nuestras convicciones políticas”, lo que significó la ampliación de las actividades de dicha organización a prácticas de secuestro, asesinatos, desapariciones, extorsiones y narcotráfico.
El exguerrillero afirmó que cometer crímenes contra quienes ellos consideraron “los aliados estratégicos de la paz”, que lideraban “un movimiento que estaba creciendo en lucha por abrir las posibilidades de la solución política (del conflicto). Este crimen extendió por más tiempo esa posibilidad de encontrar la solución política al conflicto”.
Pero el mea culpa de Alape no se quedó en un acto de reconocimiento, dado que Íngrid Betancourt, quien participó del encuentro, las replicó en su intervención. “Usted habla de ceguera y sordera que produce la guerra, pero ya no estamos en la guerra. Tenemos que volver a ver y oír. Usted habló del valor de la palabra, del horror de la violencia de las palabras. Le quiero hablar de la sanación de las palabras”.
Para la excandidata y fundadora del actual partido Alianza Verde, el relato que escuchó por radio sobre el ataque en el que murieron Gaviria y Echeverri fue una experiencia sobrecogedora: “Contaba cómo Gilberto Echeverri se había arrodillado ante el comandante que él consideraba su amigo y le había suplicado que no lo mataran. Esa imagen me obsesionó durante años. Tuve pesadillas (…) Y mientras la pesadilla sea solo nuestra, estaremos todavía en la distancia de no poder explicarle a Colombia lo que realmente sucedió”, concluyó, exigiéndole a los exFarc que contaran lo que sabían con respecto a cientos de casos de violencia causados a las víctimas.
Sobre esto, el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, comentó: “Ella (Íngrid) espera que podamos llorar juntos y para llorar juntos es muy importante que ustedes puedan rumiar en el silencio, en la profundidad del corazón estas historias como las de Gilberto Echeverri arrodillado delante del comandante de las Farc pidiendo que no lo maten. Rumiar hasta que se vuelva un sentimiento personal y profundo”.