A pesar de los esfuerzos y mensajes del Gobierno nacional, hay quienes no auguran un futuro positivo para las finanzas colombianas de cara al cierre de 2021. Es el caso de Fitch Ratings, una de las principales agencias internacionales de calificación crediticia, o de riesgo, que este miércoles 23 de junio aseguró que el país tendrá un déficit fiscal incluso mayor al registrado en 2020.
Por lo menos así lo señaló Richard Francis, director Senior de Calificaciones de Fitch Ratings, quien advirtió que, “Colombia es uno de los pocos países que va a tener un déficit fiscal mayor este año que en el 2020”. Eso, durante su intervención en la conferencia de Perspectivas fiscales y de calificación soberana, organizada por Bancolombia.
La situación, agregó, se convierte en un factor de peso para analizar si su firma mantiene o baja la calificación de riesgo crediticio del país, como ya lo hizo Standard & Poor’s en mayo pasado, quitándole en el proceso el grado de inversión. De hacerlo, agregó el ejecutivo, esto sucedería en abril del próximo año, por lo que la nación todavía tiene tiempo para encontrar soluciones.
Valga recordar, sin embargo, que las proyecciones de Francis no son nuevas. Después de todo, el déficit fiscal del país, que se traduce en los gastos que hace el Estado versus sus ingresos, fue del 7,8 por ciento del Producto Interno Bruto, mientras que las predicciones del Ministerio de Hacienda, según el Marco Fiscal de Mediano Plazo, indican que la cifra aumentará para el 2021 hasta el 8,6 por ciento del mismo.
En otras palabras, el Gobierno nacional ya esta preparado y hasta se ha aventurado a estimar que para finales de este año alcanzará una deuda neta equivalente al 65,1 por ciento del mismo indicador, una cifra visiblemente superior al 60,4 por ciento del PIB con la que cerró 2020.
De todos modos, una posible baja en la calificación puesta por Fitch Ratings no dejaría de significar un duro golpe para la imagen que proyecta Colombia ante los inversionistas extranjeros. Después de todo, ante esa calificadora, el país tiene una etiqueta de BBB-, lo que se traduce en que tiene una capacidad adecuada para cumplir con sus obligaciones financieras pero es vulnerable a acontecimientos adversos.
Bajar de esta a BB, como sucedió son S&P en mayo, implicaría que dos de las tres calificadoras de riesgo opinan que la nación tiene una capacidad de cumplimiento limitada, aunque con baja probabilidad de llegar a incumplir en algún momento. En otras palabras, una señal para que bancos, empresas u organizaciones multilaterales se lo piensen dos veces antes de invertir dinero en Colombia.
En ese orden ideas, el vocero de Fitch Ratings aseguró que la decisión de cambiar o mantener la calificación de riesgo también depende de otros factores como la reforma tributaria, que se espera sea presentada por el Ministerio de Hacienda en la segunda mitad de este año. “No importa cuánto tiempo se demore el trámite de la reforma fiscal sino cuántos ingresos logre obtener para estabilizar las finanzas del país”, dijo al respecto.
Valga recordar entonces que, de acuerdo con el jefe de esa cartera, José Manuel Restrepo, el objetivo con la futura restructuración económica es lograr un recaudo de 14 billones de pesos. Eso, priorizando la inversión social para las comunidades más vulnerables de Colombia, mejorando las oportunidades de empleo, propendiendo por la gratuidad de la educación y generando garantías para los micro y pequeños empresarios, sin afectar a la clase media.
SEGUIR LEYENDO: