El diario de noticias El Colombiano compartió la historia de un ciudadano a quien extorsionaron en la zona rural de Antioquia haciéndolo creer que iba a ser víctima de un secuestro por parte de las disidencias de las Farc. El hombre habría sido contratado por una empresa para hacer unas instalaciones en la vereda San Isidro del municipio de Donmatías.
El hombre viajó al lugar para conocerlo y así tener claro cómo instalar el servicio que le estaban pidiendo, sin embargo, empezó a recibir mensajes y llamadas con amenazas.
“Cuando llegué a la carretera destapada, el cliente me pidió los datos del carro, que por seguridad. No sospeché y le di la placa y la descripción... Al poco tiempo me llamó otro señor, ‘Antonio’, dijo que era encargado de la seguridad del sector. Que debía verificar que sí fuera yo el enviado de la empresa y pidió el teléfono de allegados para verificar. Fue tan convincente, que le di los números de mi jefe y mi novia”, contó la víctima a El Colombiano.
Luego de obtener los datos personales del hombre, llamaron al jefe del hombre y la novia diciendo que pertenecían a una disidencia de las Farc y que el trabajador estaba secuestrado. Esto lo lograron con los datos de su ubicación, su trabajo y del carro, los cuales él mismo suministró en el camino a conocer el supuesto punto de instalación. Los delincuentes solicitaron $21′500.000 de rescate.
El engaño duró dos horas, mientras el hombre buscaba el lugar a donde debería hacer el trabajo, los estafadores hablaban con su novia y le exigían el dinero, debido a que ella aseguraba que no podría pagar tanto bajaron paulatinamente la suma hasta exigir $2 millones. La mujer hizo la transacción desde el celular luego de toda la presión que ejercieron sobre ella.
Mientras tanto, el trabajador, seguía esperando ordenes de sus contratistas, sin embargo, bajo las amenazas de las supuestas disidencias, decidió salir del lugar rápidamente y cuando llegó a la ciudad, activó los datos del celular y llegaron todos los mensajes y llamadas que le habían hecho. Allí entendió que todo fue una trampa.
Por su parte, el mayor Gabriel Niño, comandante del Gaula de la Policía Metropolitana, alertó que durante el año han tenido que atender, al menos, dos casos de extorsión por semana, “todo esto se trata de doblegar la voluntad de las personas con palabras, por parte de delincuentes encarcelados”, comentó a El Colombiano.
Inclusive, aseguró que la modalidad del “falso servicio”, como la que vivió el hombre en la vereda, la han denunciado varios trabajadores que deben trabajar como domiciliarios fuera del Valle de Aburrá, todos han pasado por el mismo tipo de violencia.
El Mayor Niño, pidió a los ciudadanos que, antes de aceptar un servicio fuera de la zona, confirmen la identidad del cliente que solicita el servicio, exijan un adelanto del pago antes de ir a la zona y si, durante el camino, reciben llamadas en donde les modifiquen la ruta se abstengan a ir.
La mayoría de los casos reportados son planeados por delincuentes desde las cárceles del país.
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