La nacionalidad colombiana es la segunda, después de la venezolana, que más asilo político pidió en España durante 2020 y al mismo tiempo es a la que más se le denegó. Así lo reveló un reciente informe de la Comisión Española de Ayuda a Refugiados (CEAR), que registra 37.907 solicitudes rechazadas a colombianos en dicho periodo.
De acuerdo con CEAR, el número de solicitudes de asilo cayó un 25 % hasta las 88.000, mientras que el porcentaje de resoluciones favorables no aumentó un ápice, situación que atribuye al cierre de fronteras debido a la pandemia.
“El índice de reconocimiento del asilo en España sigue muy alejado del 33 % de media europea. El permiso por razones humanitarias se concedió a más de 40.000 personas, principalmente de origen venezolano”, indicó el informe.
Asimismo, aseguró que el número de resoluciones favorables apenas superó las 5.700, con 4.360 concesiones de estatuto de refugiado y 1.398 de protección subsidiaria. En ese sentido, CREAR destacó como elemento positivo los más de 40.000 casos concedidos por razones humanitarias, “en su práctica totalidad a personas procedentes de Venezuela, con alguna excepción a personas procedentes de Ucrania, Colombia o Perú”.
“Los orígenes mayoritarios de las personas solicitantes de asilo es muy diferente al de otros países de la UE debido a las políticas de visados aplicadas por España que sigue exigiendo visado de tránsito a personas que huyen de Siria, Yemen o Palestina, entre otros, lugares donde se viven conflictos armados desde hace años y a quienes sin embargo nuestro país no ofrece oportunidad de llegar para buscar refugio”, explicó Paloma Favieres, portavoz de CEAR.
En ese sentido, la organización señaló que resulta “particularmente preocupante” que el número de personas reasentadas por nuestro país fuera tan solo de 363, frente al compromiso de 1.200 para ese periodo. Por eso, “instan a que España haga una apuesta seria por el reasentamiento, dado que es la única vía segura habilitada en estos momentos”.
Lo que viven algunos migrantes colombianos que huyen del conflicto
Además de la presentación de las cifras, CEAR dio a conocer la historia de Isabel, una activista indígena colombiana que sufrió todas las amenazas a su vida por parte de narcotraficantes. “Encontró ratas muertas en su lugar de trabajo, recibió llamadas diciendo que iba a morir ese día, vio como mataban a una de las compañeras de su asociación, y se encontró a su hijo en la puerta de su casa tras unos días de secuestro en los que fue obligado a drogarse”.
Sin embargo, esto no fue suficiente para que las autoridades españolas reconocieran su derecho de asilo, por lo que su petición fue rechazada. La mujer, quien no reveló su verdadero nombre por temor a represalias aún estando en España, se dedicaba en Colombia a rehabilitar a jóvenes adictos y proteger a las mujeres obligadas a prostituirse.
“Isabel se vio obligada a huir de su país para salvar su vida del mismo modo que si hubiera un conflicto armado. España tiene una asignatura pendiente, debe avanzar en el reconocimiento del derecho de asilo en casos de persecución de agentes no estatales en aquellos casos en los que las personas no reciben protección efectiva por parte de sus autoridades”, comentó CEAR.
“No sé qué va a pasar, estoy en una incertidumbre total. Solo pido una oportunidad más de vida”, contó Isabel tras verse en situación irregular tras el rechazo a su petición y sabiendo que su vida corre riesgo si decide retornar a Colombia:
“Si vuelvo, estoy muerta”.
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