La excandidata presidencial Indrig Betancourt asistió este miércoles 23 de junio al teatro de la Libertad en Bogotá, en una de sus pocas visitas al país tras ser liberada del secuestro, para participar de un acto de reconocimiento y dignificación de las víctimas de ese delito junto a miembros del antiguo secretariado de las Farc.
Aunque en el momento en que fue coptada por la guerrilla, Ingrid Betancourt se encontraba en carrera a la Presidencia de la República y había construido una carrera política desde la ascendencia de su padre; tras recobrar la libertad renunció a esa carrera y asegura que no desea regresar.
El 2 de julio de 2008 culminó la Operación Jaque, un operativo militar que permitió la liberación de 15 secuestrados sin disparar un solo tiro. Ingrid Betancourt; los ciudadanos norteamericanos Marc Gonsalves, Thomas Howes y Keith Stansell; y los soldados teniente del Ejército Juan Carlos Bermeo; subteniente del Ejército Raimundo Malagón; sargento segundo del Ejército José Ricardo Marulanda; cabo primero del Ejército William Pérez; sargento segundo del Ejército Erasmo Romero; cabo primero del Ejército José Miguel Arteaga; cabo primero del Ejército, Armando Flórez; cabo primero de la Policía Julio Buitrago; subteniente de la Policía Armando Castellanos; teniente de la Policía Vaney Rodríguez; y el cabo primero de la Policía John Jairo Durán volvieron a la libertad ese día.
Ahora que Betancourt volvió al país para sostener algunos diálogos con autoridades como el presidente Iván Duque y la alcaldesa Claudia López, así como encontrarse por primera vez tras 13 años con miembros de la guerrilla que la tuvieron cautiva, varios se preguntan qué fue de su vida tras la Operación Jaque.
Esa pregunta la contestó la misma Betancourt en una entrevista seis años después con el programa Los Informantes, desde la casa en Francia a donde se había trasladado, ejerciendo su doble nacionalidad, para la recuperación de su vida personal y familiar.
Según dijo, en el momento en que le informaron que había sido liberada por el Ejército, a su mente llegó la pregunta de qué iba a pasar ahora con su vida y sintió miedo de no saber qué iba a encontrar y cómo iba ser su futuro.
Según contó, ella interpuso un recurso de reparación por 15.000 millones de pesos ejerciendo el derecho de una ley que protege a las víctimas de ese tipo de delitos, pero reconoció que esa acción le habría generado odios en Colombia que la llevaron también a abandonar el país.
En el programa también confesó que había una ruptura familiar, pues pese a los esfuerzos de su esposo, su madre y su hijos en buscar la liberación y la presión internacional, él había hecho vida con otra persona tras los años de secuestro.
El divorcio de Betancourt con Juan Carlos Lecompte se conoció a mediados de 2011 gracias a la revista Semana, que develó la novela de amor que llegaba a su fin. Además, hubo un profundo pleito por la separación de bienes que correspondía al proceso de familia, entre los que se conocieron las regalías de los libros de la ex política colombo-francesa.
Betancourt buscó después del secuestro otra profesión y desarrollo profesional, estudió teología en la Universidad de Oxford y se dedicó a escribir, completando su obra que había empezado desde antes del secuestro. Allí publicó en 2008 Cartas a mamá desde el infierno y No hay silencio que no termine en el año 2010. En el 2014 publicó su primera novela The Blue Line, una historia de amor ambientada en Argentina.
Antes había publicado unas obras con un contenido político más que de memoria, Sí sabía (2010 trataba de la presunta financiación de la campaña presidencial de Ernesto Samper por el Cartel de Cali; así como La rabia en el corazón (2001) que se publicó en Francia y que cuestionaba la política nacional.
En el año 2004, antes de su liberación, Betancourt recibió el Premio Holandés a la Resistencia y posterior a recobrar la libertad, recibió la Legión de Honor francesa y fue nominada para el Premio Nobel de la Paz, además recibió el Premio a la Mujer del Año de la World Awards Association, premios que le sirvieron de apoyo económico a su vida.
Así mismo, con su experiencia y años después de recuperarse del flagelo causado, se dedicó a trabajar por las víctimas que habían sufrido vejámenes similares a los suyos y los secuestrados. Por ejemplo, basada en su experiencia ha sido conferencista para sensibilizar a la población sobre el respeto de los derechos humanos. Así mismo, ejerció acciones para la liberación de más de 750 privadas de su libertad por la guerrilla que la mantuvo cautiva durante seis años.
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