Paramilitares habrían utilizado caimanes para desaparecer a sus víctimas

En varias ocasiones se ha señalado que los integrantes de este grupo ilegal implementaron esta práctica para amenazar a quienes se oponían a sus operaciones en los territorios.

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Con el paso de los años los colombianos han conocido detalles cada vez más dolorosos sobre el conflicto armado en el país y sus víctimas. Mientras las autoridades avanzan en sentencias y en la recolección de las declaraciones de los implicados para que todo el país conozca la verdad sobre el paradero de sus muertos y todos los hechos que los perjudicaron por años, se ha determinado que algunos paramilitares utilizaron caimanes para desaparecer a sus víctimas.

Esto se conoció durante una sentencia a unos paramilitares que, en su momento, integraron el Bloque Vencedores de Arauca, donde se escucharon a algunos testigos detallando cómo estos delincuentes recurrían a los reptiles para no dejar rastro de sus víctimas. En este caso específico, El Tiempo da cuenta de ‘Pepito’, el caimán utilizado por este bloque paramilitar.

El fallo de la sentencia, que tiene más de 1.300 páginas, fue conocido por el diario capitalino, donde se reveló esta escabrosa práctica paramilitar. Según lo que se pudo establecer, el bloque que era financiado por Miguel Ángel Mejía Munera, ‘El Mellizo’, había bautizado como ‘Pepito’ a un caimán que ubicaron en el llamado Caño Negro al que arrojaban a sus víctimas.

Ramón Garcés, representante de las víctimas citado por el diario señaló en el fallo que “hay un comentario que creo que el doctor Montoya ha venido planteando, y que era negado por ‘El Mellizo’, el planteamiento de un Caimán, creo que lo llamaban ‘Pepito’ , que parece fue cebado con sangre por los mismos victimarios, parece que las primeras personas que mataron y que echaron a ese caimán, hacían parte de las autodefensas y posteriormente se ha dicho que esos cuerpos fueron comidos por un caimán”.

Aunque los paramilitares insistían en negar que en esa zona de operación hubiera presencia de estos animales y, además, que fueran utilizados por ellos para desaparecer a sus víctimas. Los habitantes y víctimas de este grupo ilegal señalan que en épocas de verano, en los charcos todavía se pueden ver a los caimanes que quedan y que, en su momento, las personas que se declaraban en contra de los paramilitares eran amenazados por los delincuentes de ser lanzados al dichoso caño.

Se conoció que las dos primeras víctimas fueron dos integrantes de este mismo bloque, asesinados por sus compañeros luego de que se descubriera que cobraban extorsiones sin autorización. Además de esto, también revelaron que al caimán también le arrojaban a los hijos de las mujeres que eran reclutadas por el grupo paramilitar.

Señalaron que las personas no eran arrojadas vivas, normalmente los paramilitares ultimaban a las personas con arma de fuego y lanzaban su cuerpo a los animales, en otras ocasiones desmembraban los cuerpos.

En el fallo, según El Tiempo, también se destacó que el exparamilitar Orlando Villa Zapata confirmó que ciertamente dicha práctica existió y que se trató de un caimán de gran tamaño, conocido por todos los integrantes de la población civil como Pepito”.

La Sala del Tribunal de Justicia y Paz de Bogotá señaló en el fallo que esta práctica da muestra de “la diversidad de métodos criminales adoptados por la estructura paramilitar para infundir terror a las víctimas, dominar sus comportamientos y anular cualquier intento de resistencia frente a los actos criminales que venían cometiendo”.

Esta no es la primera vez que se escucha sobre esta práctica de los paramilitares, ya en 2011, según una publicación de El Heraldo, algunos exintegrantes del Bloque Héroes de los Montes de María confesaron en Justicia y Paz que desaparecieron a una persona arrojándola a una fosa llena de caimanes.

Estas declaraciones las hicieron durante las diligencias de versiones libres que adelantaba Justicia y Paz y en las que los desmovilizados hablaron de sus crímenes en El Carmen, Bolívar y alrededores. A una de estas jornadas acudió el hermano de Pablo Vicente Pérez Arroyo, hombre bolivarense que desapareció en el año 2000, con la esperanza de saber dónde estaba el cuerpo de su familiar para darle sepultura.

Sin embargo, uno de los paramilitares llamado Alfredo Argel Argel, alias ‘Mano e’ Trinche’, le señaló que su hermano había sido arrojado a los cocodrilos y reveló que ese crimen sucedió en la finca La Florida de El Carmen de Bolívar lugar en el que, según él, los paramilitares tenían un criadero de estos reptiles.

En 2010, durante una audiencia en contra del exsenador, exguerrillero y fundador del Partido Convergencia Ciudadana, Luis Alberto Gil, uno de los testigos fue el exconcejal de Barrancabermeja, René Tordecilla, quien señaló quequienes no seguían a las AUC eran lanzados a los caimanes”, según citó Vanguardia en ese entonces.

Torcedilla se refirió a una reunión entre algunos políticos de la zona con el exjefe paramilitar del Bloque Central Bolívar Ernesto Báez. El encuentro fue en Puerto Berrío y según el testigo “había como un lago, como un pozo, como se decía que en esa masacre, ocurrida el 9 de abril las personas que se llevaron vivas (de Barrancabermeja) fueron arrojadas a los caimanes en San Rafael de Lebrija”.

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