Jesús Eduardo Díaz ingresó a las filas de la guerrilla de las Farc cuando tenía unos 15 años de edad y su labor fue trabajar en las emisoras clandestinas del grupo armado. Cuando se acordó el fin del conflicto, su sueño fue continuar en el mismo trabajo, pero esta vez para contribuir a la construcción de la paz.
Su familia era campesina, en su momento vivían en Puerto Lleras Meta y fueron desplazados a la ciudad, por causa del conflicto: su papá fue asesinado. En esas circunstancias, en el año 2000, cuando había salido del grado décimo de bachillerato, en medio de las dificultades económicas de su familia, se fue a la Julia, Meta, a trabajar con alguno de sus hermanos, a jornalear.
Era de las zonas de dominio guerrillero, muy cerca de Caquetá, donde se desarrolló la zona de despeje en medio de los fracasados diálogos de paz que adelantó el entonces presidente Andrés Pastrana.
Mientras Jesús se encontraba en ese lugar, conoció a la guerrilla, y aunque reconoce que en ese momento no tenía ninguna ideología política, se vio seducido por el ambiente familiar y de camaradería que llevaban los farianos, “se enamoró”, dice.
Al entrar, al igual que con todos los nuevos, inició un entrenamiento y escogió el seudónimo de guerra: Elías, pero el comandante encargado se dio cuenta que era un “chino pilo” y su función estaría en otras labores no directamente militares.
“A usted lo voy a mandar por una parte que va a trabajar más con la cabeza que con cualquier otra cosa”, le dijo, según recuerda Jesús en entrevista con el PodPaz Podcast de la Consejería para la Estabilización.
“Usted va a hacer parte de la primera emisora FM del bloque Oriental para que ayude a hacer radio. Yo no sabía absolutamente nada de eso, pero allá me dijeron que iba a aprender. Uno siempre cumple las órdenes, empecé a estudiar, a manejar consola, aparatos, a locutar y empecé a hacer radio, sin nada de conocimiento, con algunos talleres básicos, pero sin nada pasado por universidad. En la práctica fue que me fui formando”, recuerda Jesús.
Al principio, como todas las emisoras de la época, trabajaban con muchos CD’s y casetes que servían para reproducir la música y las demás grabaciones que necesitaban para los programas. Con la llegada de los computadores, cuando las Farc tuvieron acceso, empezaron a buscar la forma de editar y crear mejores grabaciones.
Así se desempeñó, como locutor de La Voz de la Resistencia, hasta diciembre de 2014 cuando fue capturado por el Ejército. Duró unos tres años en prisión hasta que lo acogió la amnistía del Acuerdo de Paz que se firmó en 2016 con el Gobierno nacional y le puso final a 15 años de guerra y unos 25 de la emisora.
“Cuando se dieron esos diálogos y se movilizaron los compañeros a los ETCR, pues a mí me llenó mucho de orgullo y me daban ganas de salir de allá, viendo como se chocaban las manos con la Policía o el Ejército. El país estaba conmocionado y uno piensa que eso se puede seguir incentivando en materia de paz”, señala Jesús.
Su emoción no era solo por salir de los calabozos a los que había sido condenado, sino por conocer un mundo que tanto en la selva como en la cárcel se había perdido. Se dio cuenta que no conoció las discotecas y el ambiente era diferente, las calles y otros espacios le parecían nuevos, estaba decidido a iniciar una nueva vida. “Uno en el monte piensa que de ahí no va a salir”, dice.
Su familia se dio cuenta que seguía vivo solo hasta cuando fue capturado y fue hasta la liberación que volvió a tener contacto con ellos, quienes le preguntaron qué iba a hacer, allí les dijo que quería trabajar en una de las emisoras establecidas en el Acuerdo de Paz porque era lo que sabía hacer y siempre le había gustado.
La Radio Nacional de Colombia abrió las convocatorias públicas para ser parte de las emisoras del Acuerdo, inicialmente dos regionales, una en Ituango y otra en Chaparral. Le dijeron que tenía que competir con las demás personas que se presentaran, posiblemente profesionales.
“Vamos a presentarnos, algo tendrá que pasar, si me aceptan o no me aceptan”, se dijo a sí mismo, “Radio Nacional pedía experiencia de Radio y a mí el partido Comunes me certificó la experiencia que había estado en Voz de la Resistencia”, pero no solo los años en la vida civil y no la basta experiencia que había adquirido desde la selva.
Con eso cumplió la experiencia mínima y de ahí para delante era lo más complicado, las evaluaciones y pruebas técnicas, hacer productos en audio y escrito, que hizo con dedicación y salió elegido, pasó las entrevistas personales y fue contratado por Radio Nacional de Colombia.
“Algunos no creían, yo tampoco me las creía. Cuando se da la convocatoria pública y que paso, ya todo es la felicidad más grande de llegar a decirle a mi papá, a mi mamá, a mis hermanos: vean, pasé la convocatoria, porque tampoco les dije que me estaba presentando para no desilusionarlos. Fue la felicidad porque es un colombiano menos desempleado por ahí”, asegura Jesús.
El locutor de la emisora de Paz de Chaparral que abrió el 25 de junio de 2019 y está a punto de cumplir dos años al aire, asegura que todo lo que se hizo en La Habana valió la pena y reconoce que es un compromiso de todos lograr la reconciliación, reconstruir el tejido social y busca una solución a los conflictos de forma pacífica.
“Elías quedó en el olvido, ya solo recuerdos quedan, ya Jesús es una nueva persona que le está apostando a la paz y que espera que todos los colombianos lo acepten así como es y que es una persona de bien”, concluye Jesús.
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