El calentamiento global es una problemática ambiental que no da tregua. Según un estudio que realizó la Unión Americana de Geofísica (AGU, por sus siglas en inglés), la Tierra se encuentra en estado crítico, tal y como lo muestra el último registro de absorción de calor en el planeta. De acuerdo con la investigación, la Tierra está absorbiendo y reteniendo el doble del calor registrado hace 14 años.
Por supuesto, esta situación ha puesto en jaque a las autoridades ambientales internacionales, las cuales ya determinaron que, de continuar por esta línea, el calentamiento global podría darse a ritmos mucho más acelerados de los que se habrían previsto en otro tipo de análisis medioambientales.
Es tal la complejidad de este asunto que, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), el solo hecho de que la temperatura del océano aumente unos dos grados centígrados podría tener consecuencias irreversibles en la lucha contra el calentamiento de la Tierra.
Drones: ¿la salvación?
En medio de la crisis medioambiental que esto suscita, los científicos han optado por la utilización de las nuevas tecnologías como armas para luchar contra el calentamiento global. Los drones, relacionados en su gran mayoría con robots que “viven” en el aire, se han convertido en la salvación para revisar poco a poco los efectos del cambio climático en el océano Pacífico.
La recopilación de datos oceánicos como el registro meteorológico en el mar y el conteo de las poblaciones de peces es la tarea fundamental de estos dispositivos conocidos como Saildrones y con que los expertos pueden medir los cambios más relevantes que sufre uno de los principales cuerpos de agua del planeta.
Estos “drones del mar” son desarrollados por la empresa Saildrone Inc., en Estados Unidos, y cuentan con un diseño muy parecido al de un kayak. La fuerza del viento y la energía del Sol son los principales factores que ayudan a su empuje en el mar, gracias a sus paneles solares en forma de vela.
En cuanto a su composición técnica, los Saildrones cuentan con un equipo de máquinas como sensores, radares y cámaras de última generación que permiten registrar factores de importancia como la radiación solar y las emisiones de dióxido de carbono, que tienen incidencia en la absorción y retención de calor en el océano y, por ende, en el crecimiento del calentamiento global.
“Durante los últimos siete u ocho años, hemos estado usando Saildrones para recopilar datos oceánicos y ayudar a informar a nuestra ciencia sobre cosas como el cambio climático, la meteorología y la oceanografía”, dijo Brian Connon, vicepresidente de cartografía oceánica de Saildrone Inc.
Asimismo, Connon aseguró que por medio de estos drones se puede llegar a descubrimientos que hoy día son meras hipótesis sobre el funcionamiento de la contaminación en el océano.
“¿El océano ingiere dióxido de carbono o el océano lo exhala? Podemos medir ese flujo de carbono en la atmósfera, justo en la superficie del mar”.
Por otra parte, el directivo de Saildrone Inc. manifestó que una de las tecnologías más importantes de estos drones es la casi independencia de la mano humana para su funcionamiento. De hecho, los Saildrones pueden durar meses sin la necesidad de la asistencia humana mientras desarrollan sus actividades por medio de la Inteligencia Artificial (IA).
“La IA se trata realmente de programarlos para que vayan a un lugar y luego realicen una misión (…) Mucho de eso está muy planificado por nosotros y luego el Saildrone se pone en marcha y hace su trabajo, y nosotros simplemente lo vigilamos a través de comunicaciones por satélite”, concluyó.
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