Las trágicas vacaciones de Sara Ramírez, una colombiana fue de paseo a Cancún y terminó muerta en extrañas circunstancias

La madre de Sara Ramírez lleva cuatro años buscando respuesta sobre la muerte de su hija.

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La mamá de Sara Ramírez lleva cuatro años buscando una respuesta sobre la muerte de su hija en Cancún.
La mamá de Sara Ramírez lleva cuatro años buscando una respuesta sobre la muerte de su hija en Cancún.

Sara Ramírez, quien viajo hace casi cinco años a Cancún, apareció muerta al otro día de su llegada. Llegó a la ciudad mexicana el 29 de julio de 2016. Para este viaje se fue en compañía de Antonio Digiore, un joven con el que salía desde hacía varios meses atrás. Lo conoció en Miami, Estados Unidos donde vivía en compañía de su padre, Bernardo Ramírez, y su esposa.

Según contó la madre de Sara, ellos eran novios y estaban saliendo mientras ella estudiaba administración de empresas en el Broward College y estaba de vacaciones. “Me dijo que iban a ir a Cancún a pasar el fin de semana porque Antonio se encontraba indocumentado, por lo que tenía que estar entrando y saliendo del país. No estuve de acuerdo con eso, discutimos, pero finalmente accedí y no quise decirle nada más”, contó María Claudia Bonilla, la madre de Sara Ramírez.

La joven de 22 años no estuvo viva ni más de 24 horas, pues apareció muerta al otro día como si hubiera caído del octavo piso del hotel Villas del Palmar, lugar donde se hospedaba. Y, de acuerdo con la información que dio el compañero sentimental, pasaron la tarde en la piscina del hotel y sobre las 11:30 p.m. se fueron a Cocobongo, una reconocida discoteca local. Ella bebió medio coctel, bailaron y hacia la 1:30 a. m. del 30 de julio regresaron.

Desde ese día la madre de Sara Ramírez solo pide la verdad. “Yo quiero la verdad, es todo lo que quiero. Yo lo que no quiero es que otras mamás tengan que vivir lo que yo viví con Sara. Nadie se merece eso”.

Dentro del caso hay muchas incógnitas según lo que le contó el exnovio de Sara a su madre. “El novio me contó que ya en el hotel subió a cambiarse la camisa, porque estaba un poco sudado, y la niña se quedó abajo. Él se demoró 40 minutos y al bajar mi hija se había esfumado”, le contó María Claudia Bonilla al diario El Tiempo.

Antonio Digiore le contó a Bonilla que salió un momento de la habitación y que cuando llegó su novia no estaba, así que la buscó por los pasillos, la recepción y la piscina, subió varias veces a la habitación y también le escribió a su celular, pero nunca recibió respuesta. ”Él nos contó que cada vez que preguntaba a los empleados del hotel le decían que ya aparecería. También le decían que no había cámaras de seguridad”, añadió la madre.

Luego de esto, Digiore le contó que vio a un grupo de personas que estaban al rededor del cuerpo de Sara, cerca a la piscina. Según el informe, los tobillos de la joven estaban rotos y sus brazos tenían raspaduras y que el rostro no sufrió ningún daño.

Por otro lado, cuando él intentó acercarse más al cuerpo de Sara Ramírez dos hombres de civil, que se identificaron como policías, lo sujetaron por los hombros y se lo llevaron a una habitación del hotel, donde lo intimidaron y le pidieron 5.000 dólares para no incriminarlo por la muerte de Sara.

Desde ese momento la madre solo ha encontrado inconsistencias y situaciones extrañas que ponen en duda la relación del hotel con la muerte de su hija. Según le relató a ese diario, cada vez que más preguntaba recibía respuestas más raras.

“Llamé a las 3 de la tarde del 30 de julio al hotel ese, y me dijeron que los jóvenes (Sara y Antonio) estaban por fuera y que cuando volvieran nos avisaban. A esa hora ya habían levantado el cuerpo de mi niña; muy raro. Cuando por fin puedo llamar al teléfono de mi hija me contesta es la policía, todo muy raro”, denunció la madre.

De acuerdo con lo que narró Digiore, tras haberle contado la terrible noticia a la familia de Ramírez Bonilla, fue abordado de nuevo por los supuestos policías, quienes no portaban placa. Además, lo llevaron hasta el aeropuerto de Cancún y de nuevo le exigieron la suma de dinero para dejarlo salir.

Tras la intimidación, consiguió que unos amigos le giraran el dinero, pero la transacción no se hizo efectiva, pero esto nunca lo supieron los supuestos policías, quienes creyeron que ya se les había consignado y dejaron al joven en el aeropuerto. Allí permaneció en un baño hasta viajar de vuelta a Estados Unidos.

Luego de esto, al otro día, la madre de Sara viajó a Cancún para buscar respuestas y además poder realizarle a su hija un sepelio. “En México no nos querían atender. Nos dijeron que solo podíamos llevarnos el cuerpo de mi hija si lo cremaban. De lo contrario, nos iba a tocar esperar 20 días. No hubo tiempo de hacer un examen para saber las causas de su muerte”, contó para El Tiempo.

Mientras todo esto sucedía, el entones compañero de Sara se encontraba ya en Miami, pero seguía siendo acosado por los policías. Digiore le contó al padre de la joven que esos policías lo seguían llamando pidiéndole el dinero, pero esta vez lo estaban chantajeando con que debía consignar dicha suma para que le entregaran el cuerpo a la madre.

“En cuanto nos dijeron que la plata se había girado apareció el médico de la morgue y procedieron con la entrega del cuerpo. Todo es muy raro, yo creo que a mi hija la iban a meter a una red de trata, es todo muy extraño”, agregó.

Además de todas las inconsistencias en el caso, se le suma que a Sara Ramírez nunca se le realizó una autopsia para saber las razones de su muerte. Y que también la madre supo, por información de su entonces yerno, que su vida corría peligro si no accedía a salir de México lo más pronto posible. Teniendo esto en cuenta, la obligaron a firmar unos papeles para que le permitieron llevarse las cenizas de su hija.

“Después de un tiempo he atado cabos. Fue tenebroso en Cancún, ese tiempo cuando estuve allá. Policías vestidos de civil, eso es muy raro”, contó María Claudia Bonilla.

La versión que se dio por parte del país azteca fue que Sara Ramírez estaba en estado de embriaguez y que en la habitación en la que se hospedaba las autoridades encontraron pastillas para manejar la depresión.

Según la madre las pastillas que su hija llevaba eran las anticonceptivas y que nunca vio que su hija tuviera indicios o problemas para ser depresiva, pues además de estudiar, se encontraba trabajando y había comprado su primer carro, el cual llevaba casi un año pagando.

Aunque María Claudia Bonilla dice que ya no conseguirá que se haga justicia por la muerte de su hija, espera que al conocer su historia otras madres no lleguen a vivir lo mismo. Su historia ha sido compartida en diferentes portales de colectivos de familias colombianas que han perdido a sus familiares en México.

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