A mediodía del pasado martes, 15 de junio, una camioneta Toyota Fortuner blanca entró a las instalaciones de la Brigada 30 del Ejército Nacional, ubicada en Cúcuta, Norte de Santander. Casi hora y media más tarde, el vehículo presentó una primera explosión y a las 3:04 p.m. tuvo una segunda explosión que dejó afectadas las instalaciones del lugar y heridos a más de 30 soldados.
En principio, Diego Molano, ministro de Defensa, presentó la hipótesis de una posible responsabilidad del ELN en el atentado. “También es materia de investigación la involucración de las disidencias de las Farc, del GAO residual 33″, agregó el funcionario del Gobierno.
Sin embargo, mediante un video, el mismo ELN negó la responsabilidad en el atentado. “La guerrilla comunicacional saluda al pueblo colombiano. Nos permitimos informarles que ninguna estructura del Ejército de Liberación Nacional tiene que ver con el ataque que se presentó el martes 15 de junio en la Brigada 30 de la ciudad de Cúcuta, Norte de Santander”, asegura la guerrilla en el comunicado.
Sobre la autoría, una hipótesis ha quedado en firme como uno de los principales motivos de investigación por parte de las autoridades: militares o civiles pudieron haber estado involucrados en el crimen, con el fin de dejar ingresar a la camioneta. Así lo confirmó tanto el Ministerio de Defensa como las Fuerzas Militares.
Esto, a raíz de la grabación de la entrada de la Toyota Fortuner blanca que explotó dentro de la base militar. En la misma, se puede ver que el soldado responsable del protocolo de ingreso revisa de forma breve el baúl del del automóvil y, posteriormente, lo deja ingresar en una operación que duró menos de un minuto. No se revisa el carro con espejos o perros detectores de explosivos.
De acuerdo con Semana, el argumento de la Brigada 30 para no contar con los caninos fue que los mismos se encontraban cansados y no podían ser puestos al servicio.
El mismo medio aseguró que, el soldado, quien es indagado por las autoridades y las Fuerzas Militares, no recuerda en detalle el intercambio que tuvo con el conductor de la camioneta al momento de dejarla ingresar. Cabe resaltar que ambos dialogan al inicio y final del corto protocolo de entrada.
Además, otro detalle que no se conocía es que dicha base militar se encontraba amenazada desde antes. Desde enero, la Inspección General del Ejército advirtió que la guarnición se encontraba en la mira de delincuentes para ataques terroristas.
Al igual que el Gobierno, el general Luis Fernando Navarro, comandante de las Fuerzas Militares, investiga la hipótesis de que los uniformados colaboraron con los delincuentes responsables. Según Blu Radio, la institución indaga si hubo acción, omisión, negligencia o complicidad en los siete uniformados que integraban la guardia en la base.
Frente a esto, Francisco Barbosa, fiscal general, examina las fallas dentro del protocolo. “Estamos verificando e investigando si se cumplieron o no los protocolos de seguridad en torno de los cuales se producen los ingresos en estas unidades militares”, señaló el funcionario.
Además, afirma el general Navarro, los siete uniformados que participaron en la guardia fueron relevados de sus cargos.
“El comandante del Ejército relevará de sus cargos, a los servicios de la guardia, al oficial de operaciones, al ejecutivo y segundo comandante, y al comandante del Batallón de Apoyo de Servicios para el Combate Número 30”, una vez finalicen las investigaciones, el Ejército mejorará la seguridad dentro de los protocolos de ingreso.
“El comandante del Ejército relevará de sus cargos, a los servicios de la guardia, al oficial de operaciones, al ejecutivo y segundo comandante, y al comandante del Batallón de Apoyo de Servicios para el Combate Número 30”, una vez finalicen las investigaciones, el Ejército mejorará la seguridad dentro de los protocolos de ingreso.
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