El 19 de junio de 1991, Pablo Escobar Gaviria, el capo del narcotráfico más conocido y sanguinario de Colombia, engañó nuevamente a los colombianos al supuestamente someterse ante la justicia del país y quedar privado de la libertad en la cárcel La Catedral, en Envigado, Antioquia, lugar desde el cual el narcotraficante siguió manejando sus negocios ilícitos y vivía lleno de comodidades.
Mientras los colombianos creían que el reinado de terror del capo colombiano había terminado, Pablo Escobar vivía a sus anchas en una cárcel que él mismo mandó a construir y que era resguardada por soldados comprados. Escobar llegó allí aprovechando el decreto 2047 de sometimiento a la justicia, expedido por el entonces presidente César Gaviria.
Tras más de un año de una cruel guerra entre el Estado y los Extraditables -grupo dentro del cual estaba Escobar, por quien ofrecían hasta 2.700 millones de pesos-, el mandatario de ese entonces expidió este decreto con el que ofrecía garantías y rebaja de penas a los narcos que se entregaran a la justicia y colaboraran con ella.
Escobar se aprovechó de esta medida y del padre Rafael García Herreros, quien en ese entonces realizaba el famoso espacio televisivo del Minuto de Dios. El Capo hizo creer al sacerdote que quería entregarse a la justicia, pero que tenía temor de ser asesinado en la cárcel de Itagüí, donde estaban muchos otros capos del narcotráfico.
“Me han dicho que quiere entregarse. Me han dicho que quiere hablar conmigo. ¡Oh, mar!, oh, mar de Coveñas a las cinco de la tarde, cuando el sol está cayendo. ¿Qué debo hacer? Me dicen que él está cansado de su vida y con su bregar, y no puedo contárselo a nadie, mi secreto. Sin embargo, me está ahogando interiormente…”, se escuchó decir al religioso en su programa el 4 de abril de ese año, mientras realizaba la tradicional oración al mar de Coveñas.
En ese entonces el padre García Herreros y Pablo Escobar iniciaron un intercambio de mensajes, mientras el sacerdote también hablaba con Rafael Pardo, entonces Consejero de Seguridad, y con el presidente Gaviria, con el propósito de llegar a lo que creían el final de un tiempo oscuro del país. Finalmente, el Estado cedió a los miedos de Pablo Escobar y adecuaron un terreno de tres hectáreas en Envigado para construir la famosa cárcel La Catedral.
Según la Revista Semana, el contrato de construcción del centro carcelario tenía una peculiar clausula con la que el narcotraficante se aseguró de estar detrás de la construcción y así constituir la supuesta cárcel en su casa de lujo, además, de tener la posibilidad de escapar después de un tiempo, como lo hizo un año y un mes más tarde. “No tendrá acceso ninguna autoridad policial o militar a la parte interna del establecimiento carcelario...”, se leía en el contrato de obra.
Meses más tarde se descubriría la verdad tras las rejas de La Catedral, un sitio de lujo en el que Pablo Escobar vestía, comía y disfrutaba de los lujos que quisiera, y hasta donde llegó a matar a algunos de sus socios a sangre fría y sin que nadie se enterara.
La compleja y lujosa construcción a la que Pablo Escobar llegó en un helicóptero contaba con canchas de fútbol, gimnasio, cascadas naturales, ventanales amplios con vistas de ensueño, cuadros decorando las paredes, entre otros muchos lujos que disfrutó el capo y sus invitados.
En la madrugada del 22 de julio de 1992, Pablo Escobar escapó junto a algunos de sus hombres de las instalaciones de La Catedral. El capo y sus cómplices escaparon a pie y aprovechando la neblina del momento, razón por la que recorrieron la zona boscosa del lugar huyendo de las autoridades, algunos descubrimientos que se han hecho con los años señalan que el narcotraficante escapó vestido de mujer, información que reveló El Tiempo hace varios años.
Actualmente, La Catedral es un lugar que atrae a muchos turistas y cuenta con algunos antioqueños expertos en el tema que dan recorridos por algunas de las zonas que se mantienen en pie, mientras cuentan la historia de la cárcel que el narcotraficante colombiano más famoso a nivel internacional construyó para él y que hizo parte de uno más de sus delitos en contra de los colombianos.
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