Timochenko, Pastor Alape, Carlos Antonio Lozada y exparamilitares darán su versión en la Comisión de la Verdad

La próxima semana se llevarán a cabo varios encuentros con antiguos combatientes para hablar de secuestro y asesinatos en el marco del conflicto armado. En uno de ellos estará Ingrid Betancourt.

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El presidente del partido Comunes,
El presidente del partido Comunes, Rodrigo Londoño, conocido en su época de guerrillero como Timochenko lee las conclusiones de la segunda Asamblea Nacional Extraordinaria del Partido FARC, hoy, domingo durante una rueda de prensa de su partido en Medellín. EFE/Luis Eduardo Noriega A.

La próxima semana, entre el 21 y 26 de junio, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad llevará a cabo encuentros con los cuales generará espacios de reconocimiento de responsabilidades en temas como el secuestro y el asesinato a líderes. Habrán al menos seis invitados, tres de ellos serán Pastor Alape, Carlos Antonio Lozada y Rodrigo Londoño, ‘Timochenko’, quienes reconocerán voluntariamente hechos cometidos durante el conflicto armado.

A ellos se sumará Guillermo Pérez Álzate, conocido como ‘Pablo Sevillano’, perteneciente al Bloque Libertadores del Sur de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), responsable por más de 100 casos de desaparición forzada en Nariño y quien cumplió condena por narcotráfico en Estados Unidos. En estos espacios también habrá lugar para escuchar a las víctimas y dignificarlas.

El primer encuentro será el miércoles 23 de junio a las 9:00 a.m. con la antigua guerrilla de las FARC-EP representada por Alape, Lozada y Londoño, quienes reconocerán de frente a los colombianos las decisiones y acciones que cometieron relacionadas con la práctica del secuestro. Por parte de las víctimas, en este escenario estará presente Ingrid Betancourt, a quien las FARC mantuvieron cautiva durante seis años y medio hasta que el Ejército logró su liberación.

Luego, el viernes 25 de junio a las 9:30 a.m., la Comisión escuchará en Rionegro (Antioquia) a Guillermo Pérez Álzate y a otros exintegrantes del Bloque Libertadores del Sur de las Auc que se referirán al asesinato de la hermana Yolanda Cerón Delgado, ocurrido en Tumaco (Nariño) el 19 de septiembre de 2001, con esto la Comisión espera poner en la conversación la vulnerabilidad que viven los líderes y lideresas sociales actualmente.

Para finalizar estos encuentros el sábado 26 de junio a las 9:00 a.m. la Comisión de la Verdad estará en Cali con víctimas directas del secuestro de la Iglesia la María, el del Kilómetro 18 y el de los 12 diputados del Valle (de los cuales murieron 11), además de escuchar la historia del cautiverio de Francisco Javier Solórzano, Mayor (r) de la Policía Nacional.

“Reconocer las verdades del conflicto armado y entender sus causas, aportando a la dignificación de las víctimas, es un paso fundamental para que, como sociedad, contribuyamos a la no repetición. El trabajo de la Comisión de la Verdad se enfoca en promover el reconocimiento de responsabilidades desde una perspectiva histórica, ética y política, partiendo de que no habrá un mejor futuro posible si no se reconocen las responsabilidades de los involucrados”, expresó la entidad.

Hace una semana la Comisión de la Verdad escuchó la versión del expresidente Juan Manuel Santos, quien relató cómo se enteró y tomó acciones frente a los ‘falsos positivos’ que se dieron mientras era ministro de Defensa del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, entre el año 2006 y el 2009, antes de ganar las elecciones presidenciales en 2010.

Según informes entregados a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), uno de los periodos en los que más se presentaron ejecuciones extrajudiciales de este tipo fue entre 2002 y 2008. La JEP documentó que en este lapso ocurrieron al menos 6.402 casos.

En su intervención Santos expresó que “Uribe en realidad pretendía acabar militarmente a las Farc, quería una derrota total. Nunca quiso ni siquiera reconocer la existencia de un conflicto armado; los guerrilleros para él eran unos simples narcotraficantes y terroristas” y admitió que hubo presión por producir bajas en combate para recibir beneficios, lo que terminó motivando el crimen.

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