Miles de padres de víctimas de la guerra llevan décadas buscando justicia para sus hijos, quienes fueron asesinados y sus responsables no han sido ni siquiera identificados. Ese es el caso de Alfonso Mora León, el papá de una de las víctimas de la masacre de Mondoñedo cometida entre el 6 y el 7 de septiembre de 1996.
Mientras en la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas de la Jurisdicción Especial para la Paz se adelantan las audiencias privadas sobre la Masacre de Mondoñedo, al celular de Alfonso Mora y su abogada Yessika Hoyos llegaron mensajes de amenazas de muerte.
“(sic) Guerrillero Hp Preguntando Cosas Q No Le Importan Por Tenemos Mas Gasolina Para Quemarlo Como Su Hijo Muerte Es Lo Q Le Espera Viejo Hp Sapo (sic) Siga D Sapa Muerte Para Usted Tambien X Defender Esos Guerrilleros”, fue el mensaje que recibió la abogada miembro del Colectivo de Abogados José Alvéar Restrepo.
Según denunció esa organización defensora de los derechos humanos y las víctimas, un mensaje similar llegó al celular del señor Mora, como parte de un nuevo episodio de hostigamientos e intimidaciones de los que ha sido objeto durante su camino en búsqueda de verdad sobre el crimen cometido contra su hijo.
“El señor Mora, quien en el pasado ya ha sido víctima de hostigamientos y graves amenazas, hizo parte de una de las delegaciones de víctimas que participó en los encuentros de La Habana durante los diálogos con la antigua guerrilla de las Farc-EP y ha sido un incansable luchador por la verdad, la justicia, la paz y las garantías de no repetición de hechos tan atroces como los que vivió su hijo”, aseguró Cajar.
El señor Mora, según contó al portal Rutas del Conflicto, recibió una llamada días después de la desaparición de su hijo Jenner Alfonso Mora Moncaleano, estudiante universitario. Una mujer, que aparentemente era su amiga, le dijo que lo buscara en la morgue, los hospitales o las cárceles porque se lo habían llevado en un carro, posiblemente para asesinarlo.
Jenner, junto a Vladimir Zambrano, Arquímedes Moreno y Juan Carlos Palacio Gómez fueron secuestrados, torturados, asesinados e incinerados por miembros de la Dijin de la Policía entre el 6 y el 7 de septiembre de 1996. En esa última fecha, los cuerpos de los jóvenes universitarios fueron hallados en un basurero de la Hacienda ‘Fute’ del sector de Mondoñedo, en la vía que conduce de Bogotá a Mosquera. También fueron asesinados Martín Alonso Valdivieso y Federico Quesada, en las localidades de Fontibón y Kennedy, respectivamente.
“Antes del crimen, un grupo de hombres de la DIJIN había identificado, con ayuda de supuestos testigos, a estos seis jóvenes como miembros de la red urbana Antonio Nariño de la guerrilla de las Farc, que en 1995 activó un artefacto explosivo en la sede de la Policía en la localidad de Kennedy en Bogotá, el cual cobró la vida de tres uniformados. Los policías actuaron por su propia mano y ejecutaron a los jóvenes e incineraron sus cadáveres para evitar el reconocimiento. De ahí la alusión que hace la amenaza a “quemarlo como a su hijo””, agregó Cajar.
El crimen fue confesado por William Chitiva, uno de los agentes involucrados, quien seis años después de haber confesado el crimen en el año 2001, fue masacrado junto a su familia en hechos que se mantienen impunes.
El Mayor(r) Héctor Castro, Capitán(r) Carlos Niño, el Sargento viceprimero(r) Néstor Barrera, el cabo primero(r) Pablo Salazar, el Cabo primero(r) Hernando Villalba, el Subintendente(r) Milton Marino, el Subintendente (r) Carlos Alfonso y el Agente(r) Filemón Fabra fueron condenados a 40 años de cárcel por la masacre, pero se sometieron en 2018 a la JEP y recibieron libertad anticipada.
La masacre de Mondoñedo adquirió mayor interés luego de que el senador y exmilitante de las Farc, comandante de la columna Antonio Nariño, Carlos Antonio Lozada o llamado Julián Gallo, confesó el crimen de Álvaro Gómez Hurtado. Según él, dos de los que ejecutaron el magnicidio murieron en esa masacre.
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