Los llamados “falsos positivos” están catalogados como un crimen de lesa humanidad, y aunque son un fenómeno que en Colombia ha ocurrido incluso desde 1978, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en 2008 ocuparon el foco de la opinión pública debido al hallazgo de los cadáveres de 19 jóvenes que habían desaparecido y en su momento fueron presentados por el Ejército como guerrilleros muertos en combate.
Según informes entregados a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), uno de los periodos en los que más se presentaron ejecuciones extrajudiciales de este tipo fue entre 2002 y 2008. La JEP documentó que en este lapso ocurrieron al menos 6.402 casos.
El expresidente Juan Manuel Santos, quien fue ministro de la Defensa entre 2006 y 2009, habló este 11 de junio ante la Comisión de la Verdad sobre las dimensiones de estos hechos, con el fin de aportar en el esclarecimiento de la verdad y brindar un contexto explicativo para el país, pero sobre todo para las víctimas, que ayude a comprender las causas y los impactos de este fenómeno que afectó a miles de familias.
Las 10 frases más polémicas de Santos:
1. “Uribe en realidad pretendía acabar militarmente a las Farc, quería una derrota total. Nunca quiso ni siquiera reconocer la existencia de un conflicto armado; los guerrilleros para él eran unos simples narcotraficantes y terroristas”.
2. “La presión por producir bajas y los premios por lograrlo fueron, sin duda, los principales incentivos para producir semejante degradación del conflicto”.
3. “Confieso que en mis primeros meses en el ministerio oí los rumores sobre la posible existencia de los falsos positivos, pero como entonces no pasaban de ser rumores sin evidencia que los sustentara, no les di credibilidad. No me cabía en la cabeza que algo así pudiera estar ocurriendo”.
4. “Comencé a darme cuenta de las consecuencias que estaba produciendo la presión que existía sobre las fuerzas para producir bajas. En muchas de las visitas que hacíamos con el presidente Uribe a las guarniciones salía a relucir el número de bajas – casi siempre de primero– como uno de los indicadores más importantes en los informes y partes que nos daban los comandantes de turno”.
5. “Todo se fue aclarando y agravando cuando apareció la noticia sobre los casos de Soacha. Ya teníamos suficientes elementos para saber que los falsos positivos eran un fenómeno real y no una invención de las ONG enemigas del Ejército”.
6. “Muchachos habían sido reclutados en Soacha para un supuesto trabajo rápido y lucrativo, y luego transportados hasta Norte de Santander para ser ultimados y presentados como “positivos” por el Ejército. Así de macabro. Algo inconcebible y profundamente inhumano”.
7. “A nadie le cabía en la cabeza que algo así estuviera ocurriendo en nuestras filas, pero ocurrió. También pienso en el terrible daño para el Ejército y en todos sus hombres y mujeres, la inmensa mayoría, que nada tuvieron que ver con esto, pero vieron su esfuerzo y su reputación empañadas por un sector no despreciable que había caído en estas conductas desquiciadas”.
8. “Con estos reconocimientos no pretendo minimizar ni mucho menos la gravedad de lo que pasó en Colombia entre 2002 y 2008, cuando miembros de nuestro Ejército violaron su juramento de proteger las vidas de los colombianos e hicieron todo lo contrario: se convirtieron en sus asesinos”.
9. “No me cabe la menor duda de que el pecado original, lo que en el fondo dio pie para estas atrocidades, fue la presión para producir bajas y todo lo que se tejió alrededor de lo que muchos han llamado ‘la doctrina Vietnam’. Pero al mismo tiempo, en honor a la verdad, tengo que decir que el presidente Uribe no se opuso al cambio de esa nefasta doctrina, que él mismo había estimulado. Nunca recibí una contraorden, ni fui desautorizado”.
10. “Me queda el remordimiento y el hondo pesar de que durante mi ministerio muchas, muchísimas madres, incluidas las de 30 Soacha, perdieron a sus hijos por esta práctica tan despiadada, unos jóvenes inocentes que hoy deberían estar vivos. Eso nunca ha debido pasar”.
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