El expresidente empezó su discurso asegurando la importancia que tiene para el país y sobre todo para las víctimas, la verdad sobre los casos de falsos positivos. “La verdad por difícil que sea es la base de la reconciliación”, sostuvo.
Santos explicó que hablaría explícitamente sobre lo que compete a su gestión como ministro de Defensa. “Les quiero compartir mi verdad, como yo vi las cosas como las viví, sobre los problemas que enfrentamos y las medidas que tomamos en el MinDefensa en materia de derechos humanos en general y en particular de cómo investigamos y detuvimos esa macabra modalidad conocida como falsos positivos”, señaló.
Para el exmandatario esa no es una historia fácil de entender no solo porque es inconcebible que hombres del Ejército hayan cometido y tolerado estos casos, sino porque se dieron en paralelo dos fenómenos contradictorios: “Una mejoría de las tropas gracias a su entrenamiento en derechos humanos y una tendencia opuesta asociada a ciertas unidades y ciertas regiones a cometer homicidios y ejecuciones extrajudiciales”, explicó Santos.
El expresidente contó que compartía con Uribe la tarea de acabar con la guerrilla de las Farc, pero que en el método no concordaban. “Uribe era el presidente y yo su subalterno”, sentenció. Para Santos, que Uribe no reconociera el conflicto armado, dificultaba su estrategia pues significaba que no se podían aplicar las leyes de la guerra sobre bombardeos que permite el derecho humanitario en caso de conflictos armados.
“El doble mensaje creaba cierta confusión en las fuerzas armadas porque aplicaban las DDHH pero su comandante supremo y jefe del Estado no reconocía la existencia de un conflicto armado. Paro mí, esa duda no existía. Y así se lo hacíamos saber a las tropas: hay que aplicar los derechos humanos y punto”, indicó el Nobel de Paz.
En su discurso Santos explicó que llegó con un nuevo plan de guerra: “El 23 de marzo 2007 dije en la Escuela de Suboficiales: Somos una fuerza pública legítima porque respetamos los derechos humanos, porque aplicamos el derecho internacional humanitario, porque nos ganamos con nuestras acciones, el respeto y la gratitud del pueblo colombiano”.
Santos insistió en que puso toda la capacidad del trabajo el respeto de los derechos humanos y eso llevó a implementar una política integral de DDHH. “Tomamos la decisión de trabajar de la mano del Comité Internacional de la Cruz Roja y de la oficina de la alta comisionada para los derechos humanos de la ONU”, comentó
Cuenta en finalmente en enero 2008 lanzaron esa política integral de derechos humanos que marcó la ruta que enmarcó el comportamiento de la fuerza pública en el desarrollo de las operaciones, y detalló que “el Ministerio entre el 2006 y 2008 dio una capacitación integral y llevó a cabo 22 talleres destinados a este tema haciendo énfasis en la importancia de la regulación del uso de la fuerza”.
El Nobel de Paz dijo que estas herramientas sirvieron porque el número de muertos dejó ser lo más importante. “Lo que no habíamos conocido que terminó denominándose por la prensa como falsos positivos. Y que consistía en presentar a civiles como bajas en combate sin tener nada que ver con el conflicto”, señaló.
Santos contó que con el paso del tiempo esta práctica llegó al extremo de terminar con las vidas de personas venidas de fuera de las regiones donde se presentaban las operaciones militares para ser presentados como bajas. Los asesinaban lejos para que nadie los reconociera y su desaparición no generara protesta local.
“La presión por producir bajas y los premios por lograrlo fueron sin duda los principales incentivos para producir semejante degradación del conflicto”, dijo Santos.
Contó que en sus primeros meses como ministro oyó los rumores sobre estos hechos pero que sin pruebas no lo aceptó. “Yo también me arropé con la bandera tricolor y salí a desvirtuar lo que todos decían que eran malévolas acusaciones. Al fin y al cabo yo había pertenecido a las fuerzas militares”, recordó.
“Mi lamentable estado de negación comenzó a ver la luz de la verdad por dos lados. Por un lado entendí la presión que sentían las fuerzas por producir bajas. En muchas visitas que hacíamos con el presidente Uribe a las batallones salían a reducir las bajas. En ese momento no me parecía descabellado porque estábamos en un guerra”, relató Santos en la Comisión.
En 2007 señaló que varios representantes internacionales le advirtieron sobre los falsos positivos. Posteriormente le llegaron informes que constataban que efectivamente habían casos de ejecuciones extrajudiciales. “Más de 100 casos fueron discutidos y muchos oficiales entendieron que el problema era serio. Entendieron que no se trataba de una guerra jurídica”, dijo el expresidente.
Falsos positivos de jóvenes de Soacha
Santos también habló sobre el caso de las madres de Soacha, uno de los detonantes del macabro episodio. “A mediados de septiembre de 2008 Carlos Franco, el director del Programa Presidencial de Derechos Humanos, asistió a una reunión de la comisión en la Defensoría del Pueblo, en la que el Instituto de Medicina Legal dijo que había encontrado muertas en Ocaña a unas personas que habían sido denunciadas como desaparecidas en Soacha desde febrero”, relató el expresidente.
Dijo además que Franco llamó a la Fiscalía en Ocaña y preguntó de qué habían muerto esas personas. “Se pusieron a averiguar y al cabo de un par de horas le dijeron que todas aparecían muertas en combate con el Ejército. Luego llamó a Cimitarra y pasó lo mismo: aparecían como muertos en combate”.
“Se rebasó la copa, me dije a mí mismo, y hay que coger el toro por los cachos haciendo esto público. Se produjo un comunicado diciendo que tenemos una información muy preocupante de unos desaparecidos de Soacha que aparecieron como “NN” caídos en combate en Ocaña, reportados por el Ejército, y que estamos investigando. Mi experiencia de periodista me había enseñado que si hacíamos eso público podía surgir más información que nos ayudara a resolver semejante situación”, declaró Santos.
“Pero me queda el remordimiento y el hondo pesar de que durante mi ministerio muchas, muchísimas madres, incluidas las de Soacha, perdieron a sus hijos por esta práctica tan despiadada, unos jóvenes inocentes que hoy deberían estar vivos. Eso nunca ha debido pasar. Lo reconozco y les pido perdón a todas las madres y a todas sus familias, víctimas de este horror, desde lo más profundo de mi alma”, concluyó Juan Manuel Santos.
SEGUIR LEYENDO: