Un ladrón que presuntamente ingresó a una vivienda en el noroccidente de la capital colombiana, fue herido por el dueño de la casa cuando al interior de la misma comenzó a escuchar unos ruidos muy fuertes al interior del inmueble. Fernando Amaya, dueño de la residencia, relató los hechos a Noticias Caracol.
“Ese día hacia las seis de la tarde, estaba solo en la casa en mi cuarto en el segundo piso, cuando oigo unos ruidos que me llamaron la atención, pongo cuidado y me asomo por las escaleras para bajar al primer piso, pienso que se está entrando”, relató el señor Amaya ante lo sucedido.
Por este motivo, el hombre tomó un arma que estaba autorizada para tenerla allí y en espera de una sesión por parte de Indumil, el hombre tomó un revólver, registrado a nombre de su padre, bajó las escaleras y disparó al intruso, ocasionándole heridas leves.
Sin embargo, las autoridades dieron inicio al proceso judicial en contra del ciudadano, quien actuó en defensa propia y ahora podría enfrentar 9 años de prisión por porte ilegal de armas.
“Se genera una situación un poco caprichosa, si yo tengo el arma en mi hogar, la ley me permite dentro de un proceso administrativo hacer el trámite para que indumil me hubiera aceptado la sesión a mi nombre, desafortunadamente ese trámite no se pudo hacer, cuando suceden los hechos me enfrento a estar en curso en delito”, mencionó el hombre.
Cuando el señor Amaya, acude a la Policía a mostrar el arma con la cuál se habría cometido el hecho, las autoridades le hicieron ver que no contaba con el permiso correspondiente, algo que según menciona el sujeto se habría podido solucionar “con el pago de una multa habría podido quedar al día con el arma a nombre mío o a nombre de mi hermano”.
Las consecuencias de este lamentable acontecimiento, están en la situación legal y jurídica en la que se verá envuelto el hombre que tendrá que afrontar un proceso judicial que manchará su buen nombre.
“En una situación de esas donde uno siente mucho miedo, no iba a bajar solo porque mis condiciones no son las mismas, bajo a defenderme porque me siento agredido y cuando veo al muchacho que pienso que hay más, me siento con miedo de vida o de muerte”, puntualizó para finalizar.
El Código Penal de Colombia, en su artículo 365, establece una pena que va de 9 a 12 años de prisión para quien “porte o tenga en un lugar armas de fuego de defensa personal” sin contar con el permiso de las autoridades.
Un hecho similar se presentó tiempo atrás, cuando un médico que transitaba por un puente peatonal ubicado en la calle 127 con Av. 9 en el norte de Bogotá, desenfundó un arma en legítima defensa cuando vio que iba a ser víctima de hurto, hiriendo a los atacantes.
El caso fue conocido por todo el páis, a través de los videos que circularon en los distintos medios de comunicación, en los que se observa parte de los hechos en los que murieron tres hombres y uno más logró ser detenido.
Este último se encontraba dentro de un carro robado esperando a quiénes cometerían la fechoría y en el que pretendían escapar del lugar los señalados asaltantes. El suceso además generó gran controversia sobre los alcances de la legítima defensa.
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