La FLIP denunció más de 149 agresiones a periodistas en el marco del Paro Nacional

Entre las denuncias se encuentra un caso de tortura a un comunicador en Boyacá.

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EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda
EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda

El Paro Nacional que comenzó el 28 de abril y se han extendido durante 26 días, este es la manifestación de la inconformidad ciudadana frente a las políticas propuestas por el Gobierno de Iván Duque y la situación actual que vive el país, que se volvió más evidente luego de la crisis sanitaria por el Covid-19 que agudizó la crisis económica, la situación de violencia y seguridad y otras problemáticas.

En el marco de las manifestaciones se han hecho múltiples denuncias por parte de organismos internacionales y ONG’s sobre la violencia de derechos humanos donde hay casos de muertos, heridos, torturados, abusos sexuales entre otros. En este contexto al igual que muchas personas los medios de comunicación han hecho presencia y los periodista han sido atacados.

Por lo que el día de ayer la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) en un documento alerto sobre la preocupante escalada de violencia en contra de los periodistas que incluyen 149 agresiones y el silencio por parte del Gobierno que no se ha pronunciado al respecto e incluso, el ministro de Defensa, Diego Molano, el 6 de mayo presentó una campaña contra lo que ellos mismos denominan “terrorismo digital”. Lo que impulsa, la prohibición de la redistribución y la redifusión de contenido de las protestas sin su previo y expreso consentimiento.

“Al tiempo que no se condenan estos ataques, algunas de las voces más visibles del Gobierno atacan abiertamente las fuentes de información independiente”, señaló la Fundación en un comunicado.

De acuerdo con Jonathan Bock, el director de la FLIP, el contexto que vive hoy Colombia dejó en evidencia las dificultades que tienen los comunicadores para poder ejercer su trabajo en el país y como no se han dado garantías reales para ejercer la labor de informar. Entre los incidentes hay agresiones, amenazas, obstrucción para hacer su trabajo, robo de material y hostigamiento, entre otras, según ha explicado la FLIP.

Estas manifestaciones sociales han expuesto la vulnerabilidad y desprotección de los periodistas en el país. La libertad de expresión y prensa se ha visto gravemente afectada por el alto nivel de violencia que se ha vivido en Colombia en los últimos días. Es urgente que se implementen acciones diferenciadas para garantizar su seguridad. El trabajo de una prensa libre es un imperativo para salvaguardar el Estado democrático”, señaló Bock en entrevista con el diario de El Espectador.

La mayoría de las agresiones han sido ya denunciadas ante las autoridades y en las denuncias se ha enviado que en muchos de estos casos son los agentes de las fuerzas de seguridad quienes atacan a los periodistas, como ya ha ocurrido en Sibaté, Duitama o Medellín, pero también hay casos en los que son los propios manifestantes los que han obstruido el trabajo de los comunicadores con amenazas, incluso, hasta los han robado.

Por ejemplo en el caso del periodista de Duitama, Santiago Amaya, del medio alternativo Contradicción, se denunció que fue retenido ilegalmente y agredido por agentes de la Policía. De acuerdo con su testimonio, ni siquiera le pidieron su identificación y precedieron a golpearon.

Me acorralaron unos diez agentes contra una pared. Nunca me pidieron una identificación. Simplemente escuché que uno dijo: ‘Ese es. Llévenselo’”, ha relatado Amaya. “Un agente me dio un golpe muy fuerte que me dejó sin aire y sin fuerzas (...). ‘Me importa un culo que usted sea periodista’, me dijeron. Me empiezan a pegar bolillazos (porrazos)”, puntualizó al diario colombiano.

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