En medio de la tensión social que recorre Colombia, la figura del expresidente Álvaro Uribe se destaca, ya sea por las pintadas en su contra en algunas manifestaciones, el ataque de sus opositores, que lo culpan de casi todo, o la defensa de quienes sostienen que si el creador de la “seguridad democrática” fuera el mandatario, no se habría alterado el orden público y las marchas no se habrían salido de control.
Uribe, presidente de Colombia entre 2002 y 2010, brindó una entrevista a Infobae Colombia en la cual habló de sus diferencias con el actual gobierno, su visión de la protesta social, el paramilitarismo, su posición frente al proceso de paz, la amenaza de Venezuela, el peligro en el que considera está la democracia colombiana y las posibilidades de que su partido pierda las elecciones en 2022, entre otros temas.
Infobae: —El presidente Duque fue el candidato de su partido; sin embargo, el Centro Democrático no apoyó ni la reforma tributaria ni la reforma a la salud. ¿Cómo se explica que el partido que lo eligió no lo apoyó en esas dos iniciativas?
Álvaro Uribe: —Nosotros hemos venido hablando de la necesidad de poder ampliar las respuestas sociales a la pandemia. Con la pandemia se ha incrementado mucho la pobreza, el Gobierno ha hecho un gran esfuerzo, infortunadamente el daño de la pandemia es muy grave y necesitamos más medidas sociales, sobre las cuales hemos hablado muchísimo, para poder superar la pobreza extrema y darle celeridad a la recuperación de la pobreza monetaria, eso requiere unos recursos. Nosotros estamos de acuerdo en que se requieren unos recursos, pero no estuvimos de acuerdo con el contenido de esa reforma tributaria, creemos que esos recursos los debe pagar el sector de colombianos más pudientes, de manera exclusiva, sin afectar clase media, sin correr riesgos en sectores vulnerables, esa es la diferencia.
Nosotros hemos venido trabajando una serie de aspectos, como la salud, por ejemplo, ahora el partido tiene radicado un proyecto para que las EPS tengan una acreditación de excelencia para poder manejar dinero, nos parece de la mayor importancia. Los congresistas del partido, creo que en concertación con las diferentes bancadas parlamentarias, votaron el retiro del proyecto que venía en marcha. Creo que habían unas cosas buenas en ese proyecto, como la medicina familiar preventiva, etc., eso se puede hacer por decreto, a la luz de la legislación actual.
— ¿Pero no cree usted que hay una separación, una falta de coordinación entre el presidente de la República y el partido que lo eligió?
— Seguramente con algunos ministerios, por ejemplo, se le pidió mucho al Ministerio de Hacienda una reforma tributaria distinta y que no presentaran la que presentaron. Ojalá ahora eso pueda tomar un buen camino, porque se necesita una política social más ambiciosa, reconocemos lo que ha hecho el Gobierno para atender la pandemia, pero el país, por el nivel de pobreza requiere más.
En salud tenemos que destacar que este país, gracias al sistema de salud, es el país del mundo donde la ciudadanía menos ha tenido que gastar dinero de bolsillo para atender la pandemia. Este país ha pasado de 5.700 UCIs a 12.000, ojalá se acelere la vacunación.
Nosotros hemos estado acompañando las medidas sociales del Gobierno, pero pidiendo más, con unos recursos que paguen exclusivamente los sectores más pudientes del país.
Nosotros en la campaña siempre dijimos: mejores condiciones para las empresas y mejores condiciones para los trabajadores, porque nosotros promovemos la economía fraterna, por oposición a la economía de odio de clases, por eso en el Congreso hay muchos proyectos del partido, como aquel que pedía la prima adicional para los trabajadores, el proyecto que ahora se discute para reducir la jornada de trabajo, sin afectar el ingreso de los trabajadores, el proyecto para corregir desigualdades de la cuna, que permite que se le entregue un bono solidario al niño que nace en un hogar vulnerable para que lo pueda redimir cuando sea profesional universitario y tenga un proyecto de emprendimiento o para completar la pensión. Para nosotros es igualmente importante la seguridad, como valor democrático, la promoción de la producción, de la actividad productiva, y la política social, van de la mano.
— Usted mismo ha dicho que le pidió al ministro de Hacienda que no presentara esa reforma tributaria e igual la presentó. ¿El Gobierno no está escuchando al Centro Democrático, no está escuchando al expresidente Álvaro Uribe?
— Yo te lo dejaría ahí, te lo dejaría ahí, ahora hay que mirar hacia delante, ahora estamos buscando a ver cómo el Gobierno logra el mayor nivel de consenso posible, porque esta política social hay que acelerarla, el daño de la pandemia ha sido muy grave y hay que financiarla con recursos que paguen los más pudientes, con un límite: no afectemos la confianza de inversión en Colombia, no afectemos la confianza de inversión, porque los altísimos impuestos del Gobierno habían afectado sensiblemente la confianza de inversión en Colombia.
— Dadas todas estas diferencias con el gobierno Duque, ¿usted no ha pensado en algún momento que se equivocó, que de pronto ese no era el hombre que el partido debió apoyar para la Presidencia?
— Yo creo que aquí estamos frente a unos temas de fondo del país, yo no creo que ese sea el tema, el Gobierno tiene decisiones muy buenas, por ejemplo en infraestructura, aumentaron en un 30 % el presupuesto educativo, yo creo que en política ambiental es líder, y eso es muy importante, porque este país el año entrante tendrá una generación de energía de fuentes alternativas, como la eólica y solar, del 14 %, entonces hay cosas muy buenas, hay estos problemas, que esperamos que el Gobierno pueda superarlos.
— Hablemos de lo que está pasando en el país. ¿Cree que se puede manejar la protesta social con firmeza, como plantean ustedes, sin que hayan muertos y heridos?
— Es muy claro, la fuerza pública tiene que garantizar que a quienes van en la protesta no los maltraten, y que no se infiltren vándalos en la protesta que hagan daños, es muy claro. Que es difícil en la práctica, sí, pero en el gobierno mío se pudo.
En el gobierno mío hubo protestas enormes, no permitimos que hubiera vandalismo, no permitimos que hubieran bloqueos. Por ejemplo, los indígenas del Cauca protestaron mucho, pero nunca pudieron bloquear la carretera Cali-Popayán.
El partido nuestro ha salido a la calle, nosotros hicimos marchas multitudinarias sin vandalismo, al otro día nuestros jóvenes madrugaban a recoger papeles, por ejemplo, que hubieran quedado en la Plaza de Bolívar de Bogotá. También cuando los convocantes de las marchas tienen absoluta claridad de no permitir que se mezcle el vandalismo, lo logran, es un llamado de atención.
Yo apoyo la fuerza pública colombiana, la apoyo de todo corazón, por supuesto, apoyo su fortaleza con el cumplimiento de los derechos humanos y de las normas constitucionales.
— Hablando de ese apoyo a las Fuerzas Militares, hablemos del trino. Seguramente muchos colombianos estarán de acuerdo con usted en que hay que apoyarlas, ¿pero hablar del derecho a utilizar las armas no fue una equivocación, no será un problema de la forma como usted dice las cosas?
— Ese es un problema de interpretación de Twitter, uno ve que hay verdaderas incitaciones a la violencia y nada les pasa, ¿y las otras redes por qué lo han permitido? Ahora, esto hay que mirarlo en los contextos. Yo siempre que apoyo a la fuerza pública la apoyo en el concepto institucional. Yo quiero hacerle una pregunta ¿entonces, el policía colombiano tiene que dejarse matar sin defenderse? El policía colombiano está obligado a observar los derechos humanos pero también es beneficiario de los derechos humanos. Hago otra pregunta ¿si no es la fuerza pública institucional la que defiende a las personas, los bienes públicos y los bienes privados, quién?
Una fuerza pública debilitada, y Colombia la ha debilitado, el gobierno Santos realizó un proceso de debilitamiento de la fuerza pública, una fuerza pública debilitada lo que hace es permitir que resurja el paramilitarismo, que fue superado gracias a la acción de los gobiernos que yo presidí.
Esos hechos de Cali, que se dieron ese domingo, cuando aparecen unos civiles disparando, uno se pregunta ¿por qué la Policía se demoró tanto en llegar?, dieron tanto tiempo para que esos civiles fueran hostigados; entonces, uno podría decir, como lo dije la semana pasada en la Cámara, que la acción de esos civiles fue una acción de legítima defensa, pero en el Estado de Derecho debe ser excepcional, si eso se generaliza, podemos volver a llegar a organizaciones privadas, criminales, que el país superó en el pasado. Nosotros tenemos que apoyar nuestra fuerza pública. Santos cometió el grave error de haberla nivelado con el terrorismo.
— ¿Apoyar la legítima defensa, como calificó usted lo que pasó en Cali, en un país como Colombia no es arriesgarnos a una guerra entre civiles?
— Yo no he apoyado la legítima defensa, le dije muy claramente que lo que pasó en Cali podría ser un acto de legítima defensa, y le repito también que en el Estado de Derecho la legítima defensa debe ser excepcional, lo que pasa es que cuando la fuerza pública y la política de seguridad está debilitadas muchos ciudadanos se ven obligados a actuar en legítima defensa y si eso se convierte en algo general, se hace mucho daño, porque puede evolucionar hacia organizaciones privadas criminales que este país superó cuando el gobierno que yo presidí superó el paramilitarismo.
— Usted insiste en que en su gobierno se superó el paramilitarismo, pero en Colombia se le acusa a usted exactamente de lo contrario, incluso se asegura que durante su gobierno se registraron relaciones entre altos oficiales de las Fuerzas Militares y grupos paramilitares. ¿Usted reconoce alguna omisión o alguna responsabilidad?
No, mire, usted está equivocado y espero que los hechos lo corrijan. Cuando yo asumí la Presidencia este era un país de 28 mil asesinatos, cuando dejé la Presidencia habían bajado a 15 mil; había pasado de 2.800 secuestros a 120 secuestros extorsivos; asesinaban más de 170 líderes de los trabajadores, cuando salí, infortunadamente, todavía asesinaban 14. Años de asesinar 17 periodistas, el último año, un periodista.
En mi gobierno no asesinaron a un solo líder de la oposición, los más radicales opositores a mi gobierno gozaron de la misma protección que gozaron mis más cercanos colaboradores. Nosotros desmovilizamos, en el gobierno, 35 mil paramilitares y 18 mil guerrilleros.
Cuando yo llegué a la Presidencia, Colombia tenía una tercera parte en poder del paramilitarismo, una tercera parte en poder de la guerrilla y el resto estaba en riesgo. Inclusive nosotros extraditamos a algunos integrantes de Farc y extraditamos 13 cabecillas del paramilitarismo.
Los hechos, las cifras, muestran una realidad incontrovertible, el gobierno que yo presidí desmontó el paramilitarismo.
— Algunas personas aseguran que quienes participan en las marchas en Colombia son vándalos financiados por el régimen venezolano, el narcotráfico e incluso por la guerrilla. ¿Usted cree que está movilización social, en términos generales, es producto de eso?
— Yo distingo entre la protesta social y la violencia. La protesta social es espontánea, pero esta violencia es orquestada, premeditada, se viene organizando de tiempo atrás. ¿A qué adjudico la espontaneidad de la protesta social? Por supuesto, dos temas: el aumento de la pobreza por la pandemia crea inconformidad y, en su momento, la reforma tributaria sirvió de expediente, sirvió de detonador.
Muchos colombianos de nuestro partido han participado en la protesta, porque también están inconformes por la pobreza, y estaban inconformes con esa reforma tributaria, pero separemos eso de la violencia.
Esta violencia está orquestada desde adentro y desde afuera. Lo de Venezuela es un hecho notorio, la manera como la impulsa Diosdado Cabello, el régimen Maduro, como han legitimado esos grupos criminales que operan allí, y lo que menos necesita que venga de afuera es dinero, porque esta violencia en Colombia uno podría decir que es autosuficiente, por el narcotráfico.
En cuanto a la violencia, lo que nosotros decimos es: autoridad legítima; en cuanto a los bloqueos, que están amenazando con destruir la economía, pedimos que la autoridad los desmonte; en cuanto a la protesta por la inconformidad social, pedimos respuestas.
Aquí hay una violencia orquestada a destruir la economía como un vehículo para destruir la democracia en las elecciones del año entrante. Hay una combinación de formas de lucha, hay unos sectores políticos que están buscando un resultado electoral el año entrante a través del ejercicio de la violencia y, por supuesto, esos los separo totalmente de los colombianos que han protestado por inconformidad, por el aumento de la pobreza en la pandemia y por inconformidad con lo que fue la presentación de esa reforma tributaria, con la cual en el partido tampoco estuvimos de acuerdo.
Yo quiero decirle a la comunidad internacional que la causa de la pobreza y la inequidad en Colombia es la violencia y no la empresa privada. La violencia no nos ha dejado tener un período sostenido de vigor en la expansión de la empresa privada. Aquí lo que nos hace falta es más emprendimiento privado productivo, de ahí que todo lo que se haga para estimularlo para nosotros es bienvenido.
Nosotros creemos que no se puede hacer el juego a lo que inició Cuba en los 60 y Venezuela en 1998, la destrucción de la economía privada como pretexto para resolver problemas sociales porque, por el contrario, lo que hacen es negar las posibilidades sociales y aumentar la pobreza.
— Los colombianos hemos sido testigos del vandalismo y de las consecuencias de los bloqueos, pero también hemos visto excesos por parte de la fuerza pública e, incluso, como usted mismo ha dicho, hay investigaciones por parte de la Fiscalía. ¿No cree que se debería considerar, como piden algunos en las protestas, una reforma a las Fuerzas Militares y a la Policía?
— Todas las normas están dadas. Lo que hicieron aquí fue nivelar las Fuerzas Armadas con el terrorismo en el acuerdo de La Habana. Ya le expliqué la diferencia de nuestras fuerzas armadas con otros momentos de otras fuerzas del continente, es muy importante que lo sepa la comunidad internacional, que conoce casos del pasado en Argentina, en Chile, en Centro América.
Someter las Fuerzas Armadas de Colombia a una justicia impuesta por las Farc ha sido muy grave, no haber reformado eso también es muy grave y fue un compromiso de nuestro gobierno y de nuestro partido y mantener una narrativa de debilitamiento de la fuerza pública también la desmotiva. Hay que apoyarla, por supuesto, apoyarla quiere decir estimularla siempre a la eficacia y a la transparencia.
Nosotros siempre decimos: todo el apoyo a la Fuerza Pública nada de excesos, nada de que se involucre en corrupción, nada de que algunos policías se involucren en microtráfico, eso lo rechazamos y estamos de acuerdo con las sanciones, pero faltas individuales, que deben sancionarse drásticamente, no pueden llevar al debilitamiento de la institución, ¿sin la institución, entonces, para dónde va el país? ¿Quieren, entonces, volver al paramilitarismo que fue tan grave?, ¿a la justicia privada superada? Ojalá que no, por eso nosotros creemos en la fortaleza institucional de las Fuerzas Armadas que evita que el país regrese a períodos de la ley de la selva, de la justicia privada.
— Usted ha dicho en varias entrevistas, incluyendo esta, que parte de las intenciones de quienes están detrás de la violencia en estas manifestaciones es llevar al presidente Duque a las elecciones de 2022 “como un títere”. ¿Podría explicar a qué se refiere?
— Lo quieren manejar con paros y con violencia, quieren obtener una respuesta; repliegan el paro, repliegan la violencia y, en seguida, resurgen con más fuerza hacia otra expresión de violencia, por eso nosotros decimos que el Gobierno tiene que resolver este problema social de inmediato, el partido pide, acompaña eso, pero, al mismo tiempo, realizar el ejercicio de autoridad.
Por ejemplo, aquí hay políticos que han dicho: ya que retiraron la reforma tributaria, no sigan con el paro, repliéguense, pero esperen para otro, entonces van llevando al país y al gobierno, escalonadamente: un acto de violencia, un repliegue, un acto de violencia, un repliegue, y así van debilitando totalmente la institucionalidad; lo que quieren es llevar la democracia totalmente debilitada a las elecciones del 22 para ahí destruirla.
— Usted ha criticado a organismos internacionales, entidades multilaterales, medios de comunicación, ONG, asegurando que su visión es sesgada. ¿Usted realmente cree que hay una especie de complot internacional contra Colombia y el gobierno del presidente Duque?
— Ha habido mucha desinformación, y al Gobierno y al país les ha faltado una gran reacción para equilibrar esto, porque uno en muchos medios internacionales lo que lee es: Colombia, violencia oficial. Desconocen que esta es una democracia, regida por un presidente que practica unos valores democráticos totales, ha habido mucho sesgo.
Yo no digo que tapen un exceso de la fuerza pública, pero sí lo que pido es que le cuenten al mundo todo lo que está pasando, por eso me parece que es muy importante que el Gobierno, presentando equilibradamente la totalidad de los hechos, equilibre este daño mediático contra Colombia que se da en la comunidad internacional.
— Hablando de los medios, hace poco un senador de su partido sugirió en una conversación que el Gobierno debería presionar a los medios que recibían pauta oficial, para que se alinearan con sus mensajes. ¿No cree que hay, en un sector de su partido, unas tendencias poco democráticas?
— Eso no lo conozco, lo que sí le quiero decir es que cuando yo llegué a la Presidencia había año en que habían asesinado 17 periodistas, infortunadamente el último año asesinaron uno.
La seguridad nuestra fue sin censura de prensa, nunca utilicé la pauta para conseguir favor de periodistas o para “retaliar” periodistas, nunca llamé a un medio de comunicación a pedir que rectificaran una editorial crítico frente al Gobierno, nunca llamé a un medio de comunicación a pedir que cambiaran un periodista. Yo di ejemplo en eso.
Inclusive, lo que se me critica es que me bajé del pedestal de la Presidencia para discutir de igual a igual con uno o dos periodistas. Yo no conozco que en mi partido hayan pedido eso porque, además, fuimos muy críticos de lo que hizo el gobierno anterior, que buscaba sobornar, buscaba determinadas orientaciones periodísticas con contratos desde el Gobierno. No lo conozco y, si alguno de mi partido lo ha hecho, yo lo rechazo totalmente.
— La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, aseguró que tanto Gustavo Petro como usted se estaban beneficiando políticamente de la violencia durante las marchas. ¿Están aprovechando políticamente lo que está pasando en las calles?
— Yo estoy muy viejo, he trabajado mucho por este país en todos los momentos, tengo mucha responsabilidad en un partido y siento la obligación de estar refiriendo qué pienso sobre el país. Fui parlamentario, con una muy grande elección, hasta el año pasado, por este proceso judicial injusto sobre mi persona me vi obligado a renunciar, dejé allí unos proyectos que desde afuera he seguido defendiendo, o sea que estoy cumpliendo con una responsabilidad política.
— Pero no me respondió señor expresidente, ¿cree usted que hay un beneficio político para su sector de lo que pasa en Colombia?
No, no, querido amigo, le respondí a mí manera, usted comprenderá.
— Usted ha dicho que gran parte de los problemas actuales de Colombia son producto del proceso de paz del expresidente Santos. ¿Usted cree que había otra forma de acabar con las Farc que no fuera un proceso de paz?, ¿Usted realmente está convencido de que se habría podido vencer esa guerrilla militarmente?
— Le voy a hacer esta comparación, cuando usted logra reducir un incendio y pasar de las llamas a las cenizas, tiene que ser cuidadoso para no volver a las llamas. Cuando el señor presidente Santos llegó a la Presidencia llegó elegido por nuestras tesis, era la voz más radical en el continente contra Castro y contra Chávez, pero a los ocho días de estar en la Presidencia declaró que Chávez era su nuevo mejor amigo.
El señor expresidente encontró en Colombia superado el paramilitarismo y la violencia guerrillera había pasado de llamas a pavesas, a brasas, a cenizas, y con los acuerdos la incendió nuevamente. Lo voy a decir un factor que volvió a las llamaradas, cuando esa violencia estaba extinguiéndose, el narcotráfico, pasó, de 42 mil hectáreas a 209 mil hectáreas, amen de la ilegitimidad del acuerdo.
Ellos perdieron el plebiscito. Habían ofrecido que si perdían el plebiscito no había acuerdo con las Farc. La noche que el No ganó el plebiscito le hablamos al país y dijimos: nosotros no estamos contra los acuerdos de paz, estamos por la modificación de los textos, que no haya esta impunidad absoluta, que no haya elegibilidad de personas responsables de delitos atroces, de violación de niños.
Le pedimos al señor presidente Santos un acuerdo nacional, yo lo llamé, humildemente, esa llamada la registró RCN Televisión, le pedí una cita, allá fuimos y fue imposible, cometieron un gran atropello a la democracia: desconocieron el plebiscito, negaron el acuerdo nacional para reformar los textos de La Habana y en seguida ratificaron ese acuerdo, no por una ley, no por una reforma constitucional sino por una proposición de un congreso que dominaban y, en muchos casos, dominado por plata, por entrega de dineros para contratos a muchos congresistas.
Eso fue un atropello a la democracia, sometieron a nuestras fuerzas armadas a una justicia ideologizada de extrema izquierda, impuesta por las Farc. Yo creo que eso le ha hecho mucho daño a Colombia, y hoy todavía tenemos 159 mil hectáreas de coca con todas las dificultades para eliminarla, herencia de ese gobierno y esa es la fuente de financiación de la violencia.
— Frente a sus críticas a la elección de excomandantes guerrilleros a las corporaciones públicas ¿no sería mejor alguien como Iván Márquez en el Congreso que en Venezuela planeando atentados contra Colombia?
— No le voy a hablar de mi persona, le voy a habla de las democracias occidentales. En las democracias occidentales no se permite la elegibilidad de las personas responsables de delitos atroces. Por ejemplo, en el proceso de paz de Irlanda del Norte no se permitió que llegaran al parlamento personas condenadas por delitos atroces; España podría decirse que es la excepción y, sin embargo, hace dos años un miembro de ETA salió de la cárcel, aspiró a la presidencia del País Vasco y el Tribunal Superior de España dijo: no obstante que aquí, después de que cumplen la pena pueden ser elegidos, el señor salió de la cárcel pero no ha cumplido la pena, porque está en un período de libertad condicional.
Yo creo que aquí hubo un exceso: ni un día de cárcel, ni un castigo serio y eso da muy mal ejemplo. Muchas veces el tema penal no hay que mirarlo en función de los sujetos, sino en función del mal o del buen ejemplo. Esa impunidad total estimula a que surjan otros grupos violentos, es partera de nuevas violencias, hace muchísimo daño.
Este señor Iván Márquez, estaba en el proceso, como estaba este señor Santrich, tenía todos esos beneficios. El problema no fue del Gobierno de Colombia, el problema fue de ellos que siguieron en el narcotráfico, como tardíamente acaba de decirlo la Corte Suprema de Justicia de Colombia. También esa información hay que dársela a la comunidad internacional: Santrich e Iván Márquez no se fueron para Venezuela y se salieron del proceso por el Gobierno Duque, sino porque siguieron en el narcotráfico.
— Hablando del ejemplo. Si un país como Colombia no le da participación política a quienes estuvieron en contra del Estado ¿el mensaje para los demás actores armados no es quédense en el monte disparando que no hay espacio para ustedes en la democracia colombiana?
— Colombia lo había dado en muchas ocasiones. A mí se me critica porque defendí, siendo congresista, el reindulto del M-19, pero aquel 4 de julio de 1991, cuando se promulgó la constitución que había incorporado al M-19, al Quintín Lame, al EPL, a muchos de estos grupos y que hacía parte de una tradición histórica de Colombia de darle oportunidad a los rebeldes, ese día, quienes promulgaron la constitución dijeron: en Colombia, en adelante no se podrá ejercer la política a través del terrorismo, y esas mismas personas fueron las que después aceptaron las acciones de las Farc como terrorismo, entonces esto llega a algunos momentos en que hay que ponerle freno y hay que ponerle límite.
Nosotros no nos opusimos a que participaran en política aquellos que simplemente habían incurrido en sedición, en asonada, en rebelión, nosotros nos opusimos fue a los responsables de delitos atroces. Uno no entiende que este país, que ha creado la cadena perpetua para castigar a los responsables de delitos contra los niños tenga en el Congreso a quienes secuestraron o violaron niños, yo creo que eso es muy mal ejemplo.
Nosotros llegamos a decir, en las conversaciones que le pedimos al gobierno Santos, que estas personas, por lo menos, pagaran una pena seria, así fuera reducida, antes de tener derecho a la elegibilidad, y ni eso se aceptó
— Con esos postulados, una negociación de paz, por ejemplo, con el ELN sería prácticamente imposible, porque difícilmente un comandante, de los que están en La Habana o en Colombia, va a firmar un acuerdo para terminar en la cárcel.
— Muchas veces me han preguntado por la posibilidad de un proceso con el ELN, me ha preguntado el nuncio, el padre De Roux, yo le he contado al país quiénes han venido a visitarme sobre la materia, y he dicho que lo primero que debería hacer el ELN es darle confianza al país, una señal que le genere confianza a Colombia, como sería un cese de actividades criminales indefinido, de muy buena fe. Alguien pregunta: ¿y la protección de ellos? Con seguridad la logran, este es un país democrático.
Ahí viene el otro tema: ¿Lo que se hizo con las Farc es un espejo que produce dificultades? Por supuesto que produce dificultades. Pero eso no es tan simple como usted dice que hagan la paz para irse a la cárcel, no, si usted ve nuestra Ley de Justicia y Paz ninguno de los que estaba en delitos políticos fue a la cárcel y fue una pena reducida para los responsables de delitos atroces, por supuesto con la exigencia de la verdad, la reparación y la no repetición.
Ahora, ¿quién dijo que los procesos de paz son fáciles? Es que el mismo presidente Santos le dijo al país que habían unas líneas rojas: no van a tener curules, lo presionaron y les dio curules; los responsables de delitos atroces irán a la cárcel, lo presionaron, ni un día de cárcel; no podrán ser elegidos, lo presionaron, ahí están elegidos; los acuerdos no se subirán a la Constitución, los subieron a la Constitución, y mire la dificultad para combatir el narcotráfico.
— En este momento Gustavo Petro aparece ganador en todas las encuestas y el Centro Democrático no parece tener un candidato fuerte para las presidenciales de 2022. ¿Usted no teme que, después de 20 años en que usted y su partido han dirigido los destinos de Colombia, el próximo año el Uribismo pierda las elecciones?
— Usted está equivocado en la apreciación, yo no he dirigido Colombia 20 años, yo fui presidente ocho años, estuve ocho en la oposición y ahora llevamos tres años de un gobierno surgido del seno del partido, pero independiente, que en muchos temas ha estado ajeno al partido.
En cuanto a candidato del partido, yo he dicho: primero la agenda, hay que resolver este problema social de la pandemia, hay que resolver este problema de las finanzas públicas y hay una serie de proyectos del partido en el Congreso muy importantes, como la disminución de la jornada de trabajo, sin afectar el salario de los trabajadores; el bono solidario, para nivelar la cancha, porque hay unos que nacen con una gran ventaja, otros que nacen con desventaja, por eso ese bono solidario para los niños que nacen en hogares vulnerables.
Por eso yo intervengo, por las responsabilidades que tengo en esto. Yo opino estén las cosas bien o estén mal, porque tengo estas responsabilidades, eso le responde preguntas anteriores.
El momento es muy difícil para la democracia, y para nuestro partido, es un momento muy difícil para nuestro partido, pero he insistido: primero la agenda social después hablamos del tema político.
— Expresidente, usted advirtió “cuidado con el 2022” ¿Qué pasa si el Centro Democrático y las fuerzas políticas que lo apoyan pierden las elecciones el próximo año?
— Yo en lo único en lo que estoy pensando es en el peligro de destrucción democrática, conozco muy bien el proceso chavista, lo conozco muy bien, conozco aquí los círculos concéntricos que tienen cercanía con ese proceso, le tengo pánico, lo que ha hecho es acabar la democracia, acabar la empresa privada, acabar la esperanza social.
En esta democracia nuestra hay esperanza, se pueden construir caminos de esperanza, en Cuba han sacrificado cuatro generaciones, en Venezuela van para la segunda, son países sin esperanza. Yo tengo fundados temores, por eso mi afán de que se resuelva esto, que lo debió resolver el Gobierno hace muchos meses.
El mismo día que le dije al país “ojo con el 22” estaba yo privado de la libertad, por un proceso injusto, y estaba con covid, y en esa misma entrevista dije que para atender el problema social de la pandemia se requerían unos recursos adicionales que debían pagar los más pudientes, se me dijo que no, y después el Gobierno salió, tardíamente, con una reforma tributaria que, en algunos aspectos, afectaba la clase media, y nuestro partido fue el primero en decir que no estaba de acuerdo con esa reforma.
— Este estado de cosas en Colombia, esta desigualdad a la que usted ha hecho referencia, las causas de esta protesta social no son responsabilidad únicamente de este gobierno. Usted, que fue presidente durante ocho años, ¿reconoce alguna responsabilidad, por acción o por omisión, en la desigualdad social en el país?
En el Frente Nacional la pobreza en Colombia bajó mucho, se frenó la bajada con los años de mayor violencia. Los momentos de mayor violencia han coincidido con los picos de desigualdad. Entre 2001 y 2013, y ahí hubo ocho años de mi gobierno, la pobreza bajó del 52 % al 27 %. En ese mismo período también hubo por primera vez correcciones del coeficiente Gini
El gobierno mío equilibró muy bien a política de seguridad con la política de la promoción productiva y las políticas sociales. Si no hubieran parado, con las decisiones que tomaron en el 2011, 2012, 2013, la reducción de la pobreza, el país habría llegado a la pandemia con una pobreza muy reducida.
En este gobierno cambiaron la medición de la pobreza por una fórmula del Dane, que es una fórmula bien concebida, y la pandemia ha aumentado mucho la pobreza. Que este gobierno ha hecho cosas buenas, sí. ¿Qué tal que no se hubiera hecho ese esfuerzo del PAEF, que apoya a 146 mil empresas, tres millones y medio de trabajadores, Ingreso Solidario, el apoyo a Familias en Acción, el aumento del presupuesto, educativo, el apoyo a las ancianos.
¿Está eso al nivel que lo requiere la pandemia? No. La pandemia ha sido más grave, y por eso nosotros hemos venido pidiendo todas estas soluciones y estos recursos adicionales, que lo paguen exclusivamente los sectores más pudientes, para poder contrarrestar más eficazmente esta situación social, eliminar la pobreza extrema y acelerar la disminución de la pobreza monetaria.
— Discúlpeme que le insista. Además de los avances que usted reseña durante su gobierno ¿usted cree que, como presidente durante ocho años, no se equivocó en nada?, ¿no cree que pudo haber hecho algo mejor para no llegar hasta este punto?
— Seguramente he podido haber hecho algo mejor, pero hice todos los esfuerzos, además, con las limitaciones fiscales y de endeudamiento en que estaba el país.
Hablemos de educación. Por primera vez, Colombia tuvo una ministra de Educación ocho años, sin considerar su origen político. En los 100 años anteriores Colombia había tenido 130 ministros de Educación, logramos plena cobertura en la básica, en la secundaria pasamos del 56% a más del 80%, el Sena lo multiplicamos por ocho, pasó de millón 150 mil estudiantes año a más de 8 millones, creamos el fondo Emprender, pasamos los estudiantes universitarios de 900 mil a millón 700 mil.
El presidente Duque ha hecho un gran esfuerzo. Nosotros hemos insistido en la matrícula gratuita para los estratos 1, 2 y 3, creamos unos programas de alimentación de gran importancia, creamos los primeros 400 mil cupos del preescolar para las familias de escasos recursos, porque existían en Colombia para quienes pudieran pagarlo.
Encontré un programa experimental del presidente Pastrana con 220 mil Familias Acción, la misma bolsa que había creado el presidente Cardoso en Brasil, subimos a 2 millones 800 mil familias; pasamos de 64 mil ancianos atendidos a 860 mil ancianos atendidos-
Nosotros creamos un programa para apoyar la agricultura que el 96 % fue dirigido a pequeños y a medianos empresarios del campo. Colombia tenía, cuando yo llegué, una cartera de microempresas de 760 mil millones y la subimos a más de 8 billones de pesos, con el programa de Banca de Oportunidades.
Mi respuesta es: están mis logros sociales como gobernador de Antioquia, están los logros sociales como presidente de la República y los logros sociales que hemos seguido buscando a través del Centro Democrático. Nunca hemos sido omisivos frente al tema social, lo que pasa es que creemos que tiene que ir de la mano de la empresa privada, aquello que no compartimos es la política de ponerle restricciones, de debilitar la empresa privada so pretexto de las acciones sociales.
Si usted me examina como gobernador de Antioquia, como presidente de la República y como senador, verá que nunca hemos sido omisivos en la parte social.
— En este momento tan crítico que está atravesando Colombia, los dirigentes, los políticos de este país ¿no deberían tener un gesto de grandeza y unirse en un pacto nacional?, ¿estaría dispuesto a reunirse con Santos, con Petro, con Fajardo para buscar una salida a esta crisis?
— Nosotros hemos querido contribuir con nuestras propuestas para buscar consensos sociales y consensos en la fuente rentística para pagar esos programas, y así lo declaramos en todos los momentos. Por eso dijimos que no presentaran la reforma tributaria, que se necesitaba una reforma tributaria pero diferente y, además, consensuada.
Es posible que no haya consenso con todo el mundo, pero el mayor consenso posible, nosotros hemos tratado de buscarlo, siempre lo hicimos en el Congreso.
Quiero decirle esto: cuando mi gobierno terminó, yo tenía mucha crítica política, pero había un gran consenso social en Colombia, que estaba entre el 70 % y el 84 %, un gran consenso social, después lo deterioraron, por supuesto.
— ¿Es decir que usted no se reuniría con sus contradictores políticos, con el expresidente Santos, con el senador Petro?
Yo, en el Congreso de la República buscaba opciones con todo el mundo. Yo me reuní allí con todas las bancadas, estaba en la Comisión Séptima, ahí había de todos los partidos y siempre buscábamos consensos y opciones.
— Expresidente, usted que vive tan bien informado ¿quién cree que es el responsable de la muerte de Jesús Santrich?
No tengo idea, ni he hablado del tema.
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