A Jesús Santrich lo conocían desde mucho antes en Barranquilla, no al guerrillero y disidente de las Farc, sino a un carismático líder de las juventudes comunistas de la década de 1980, al que el delincuente le robó el nombre como alias para su papel en la guerra.
El guerrillero que cayó asesinado en Venezuela en los últimos días, como confirmó el mismo grupo armado al que pertenecía, eligió el nombre de un amigo y compañero de estudios que fue asesinado el 17 de noviembre de 1990 en un estadero de Barranquilla: Jesús Santrich.
Es así como mucho antes de ser mundialmente conocido como negociador del proceso de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc-EP, el nombre perteneció a un joven recochero, alegre y parrandero convencido de la revolución en los barrios populares de Barranquilla.
Se llamaba Jesús Francisco Santrich Núñez y nació el 23 de enero de 1956, que vivió toda su vida entre los barrios San Andrés y San Felipe de la capital del Atlántico. Según contó en una crónica en primera persona el periodista Estéwil Quesada y publicada por el diario El Tiempo, desde muy pequeño, en sus últimos años en los colegios Carlos Meisel y Colegio Barranquilla, militó en las Juventudes Comunistas, a las que llamaba Juche, “juventudes chéveres”.
Le gustaba jugar fútbol y lo practicaba con botas de cuero en los partidos de las cuadras populares dominadas por los jóvenes en esos barrios; corría de la policía después de manifestaciones en la ciudad y pintó paredes con el rostro de Simón Bolívar y el Che Guevara en las paredes de la Universidad del Atlántico.
Quesada, también contó que su segunda casa era la de una señora llamada Isidora que vendía cervezas y cigarrillos, una muestra de su gusto por escuchar vallenatos y salsa, lloraba con ‘El hijo de Patillal’ de los Hermanos Zuleta, y esa vida bohemia a la que se dedicó sobre el final de su vida.
Jesús Santrich se graduó de Biología y Química de la Universidad del Atlántico pero nunca ejerció su profesión, dedicado de lleno a su militancia revolucionaria ideológica. Era querido en su casa y en el barrio, quienes lo vieron crecer como una persona amable y un entrañable compañero.
El 17 de noviembre de 1990, Santrich tenía ganas de tomar unas cervezas y terminó con amigos de la Juco en el bar El Decanito, frente a la Universidad del Atlántico, donde cursaba segundo año de derecho, como segunda carrera profesional.
Sobre la medianoche, no se sabe en qué condiciones, su grupo tuvo un altercado con un par de agentes del DAS, recién graduados de la instrucción investigativa. Al parecer, los dos hombres habían terminado en el estadero, donde se encontraba Santrich, por haber provocado problemas en otro bar.
El portal caribeño Hora 7/24 afirma que en el expediente judicial la versión que se consignó relata que uno de los amigos de Santrich tropezó con José Mauricio Solarte Duarte, agente del Departamento Administrativo de Seguridad, quien desenfundó un revólver calibre 38 y arremetió a tiros contra los presentes.
Uno de los disparos alcanzó el pecho, aparentemente, de Jesús Santrich y murió instantáneamente en el lugar. Los hechos son confusos, pues mientras el expediente indica una riña, los agentes dijeron haber sido atacados y la JUCO aseguró que se trataba de un caso más de la persecución violenta de la que estaban siendo víctimas todos los militantes de izquierda en el país.
Seuxis Paucias Hernández Solarte, quien paradójicamente compartía apellido materno con el verdugo del dueño de su seudónimo, conoció a Jesús Santrich en las aulas de clase de la Uniatlántico donde estudió Ciencias Sociales y Derecho.
Según el diario El Heraldo, ambos tuvieron una buena amistad, rodeada principalmente del gusto por la salsa, la poesía, la ideología revolucionaria y el ron. Por eso, un año después del crimen, al entrar a las filas de la guerrilla, decidió tomar el nombre de Jesús Santrich como el alias que lo hizo reconocido como negociador de la paz y luego como perseguido cabecilla del grupo armado ilegal Segunda Marquetalia. El mismo apelativo con que fue identificado este 18 de mayo cuando se conoció su muerte en, también extrañas circunstancias, en territorio Venezolano.