Catalina Ruiz-Navarro insiste en que no se arrepiente de haber publicado los testimonios en contra de Ciro Guerra

Hace unos días el cineasta colombiano exigió como compensación US$917.000 a las periodistas que publicaron los testimonios de sus presuntos abusos.

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De izquierda a derecha, Catalina Ruiz-Navarro, periodista del portal feminista Volcánicas; Ciro Guerra, cineasta colombiano. - Colprensa.
De izquierda a derecha, Catalina Ruiz-Navarro, periodista del portal feminista Volcánicas; Ciro Guerra, cineasta colombiano. - Colprensa.

En junio del año pasado las periodistas del portal feminista ‘Volcánicas’, Catalina Ruiz-Navarro y Matilde Londoño, publicaron una serie de testimonios de mujeres que, presuntamente, sufrieron acoso por parte del cineasta Ciro Guerra.

Hasta la fecha no se ha demostrado que Guerra sea culpable. Por su lado, el director de El abrazo de la serpiente anunció que interpuso una denuncia ante la Fiscalía, dos tutelas y una demanda por casi US$1 millón de dólares, pues, como lo dijo hace casi un año, va a defender su buen nombre.

Por su lado, ‘Volcánicas’ publicó en estos días un testimonio más en el que, además, las periodistas reiteraron que, a pesar de que la Fiscalía falle a favor de Ciro Guerra, ellas seguirán haciendo lo que les corresponde. Y, en una entrevista para el periódico El Espectador, Ruiz-Navarro volvió a decir que aunque un juez podría ordenarles a pagar la suma de dinero solicitada, no se arrepienten de haber contado ni uno solo de los testimonios.

Para Catalina Ruiz-Navarro, lo más importante que ha sucedido en este lapso de once meses, es que, más allá de lo jurídico, se hicieron públicos los testimonios, dentro de las producciones se ha creado un espacio de respeto y se conformó la cláusula de Rec Sisters, que, en palabras de la periodista, “es para que, en los contratos de rodajes, se prevenga el acoso sexual”, y, además, se realizaron manifestaciones desde el gremio en las que se rechazó el acoso hacia las mujeres en las producciones.

Según informó la periodista al diario El Espectador, por parte de Ciro Guerra ha habido un acoso judicial “por todas las vías posibles” en contra de ella y su compañera Matilde Londoño. A esto añadió que, desde la publicación del primer testimonio han aparecido más, pero que uno solo, el cual ya se encuentra en el portal, fue “totalmente verificado y con todos los estándares que nos parecieron necesarios”.

Además, la periodista de ‘Volcánicas’ confesó a ese medio que sabían que esa denuncia pública iba a estar llena de problemas ya que, según ellas, la lucha es contra el patriarcado, el cual es “un sistema de poder muy fuerte y enfrentársele es difícil”. Ahora, nunca se imaginaron que Guerra fuera a demandarlas por casi $1 millón de dólares.

“Sí, sin duda. Una cosa que hemos dicho es que si uno tiene esta información, es periodista y tiene las herramientas para contar, ¿cómo no contarlo?, ¿cómo decirle a las mujeres que confiaron en nosotras que no vamos a contar sus historias, pudiendo hacerlo? Me parece imposible. Arrepentidas no estamos”, agregó Ruiz-Navarro.

Y reiteró que el objetivo principal de ese trabajo es que a las mujeres se les mejore el entorno laboral, “sí ha habido un efecto de mejoría en los entornos laborales de las mujeres, que al final es la razón por la que hacemos este tipo de periodismo”, aclaró.

Ahora, a lo que Catalina Ruiz-Navarro tilda de acoso judicial a las medidas que ha tomado Ciro Guerra, se debe a que a pesar de que luego del primer pronunciamiento del cineasta, quien les pidió hablar con él antes de publicar nuevos testimonios, les contestó con un párrafo a una lista de preguntas que llenaba dos páginas.

Asimismo, Ruiz-Navarro explicó que también busca censurarlas luego de pedir que no volvieran a pronunciar su nombre por ningún otro motivo. “Nosotras, como periodistas, no nos podemos comprometer a una cosa así”, explicó a El Espectador.

Por último, explicó que, “si él quisiera defender sus derechos fundamentales, nos ponía una tutela; si quisiera una reparación del daño, nos pone una demanda civil; si estuviera convencido que cometimos un delito, nos pone una denuncia. Pero resulta que nos puso las tres. Si esto fuera el ejercicio de su legítima defensa, seguramente hubiera elegido una medida y no el amedrentarnos por todas las formas legales posibles que existen”.

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