En los últimos días, Popayán ha sido uno de los centros de atención del paro nacional en Colombia que comenzó el pasado 28 de abril como un mecanismo de protesta contra el Gobierno nacional, algunas de sus políticas e incluso, el rechazo por el abuso policial al cual han sido sometidos muchos ciudadanos durante las jornadas.
Desde el pasado 12 de mayo en la capital del departamento del Cauca se han dado a conocer dos hechos de violencia sexual a través de las redes sociales. El primero fue el de Alison Meléndez, una joven de 17 años que se suicidó tras haber denunciado abusos por parte de unos agentes del Esmad durante las protestas. Y el segundo, hace referencia a una mujer de 18 años, quien también fue abusada y terminó con serias afectaciones psicológicas. La joven expresó en una Unidad de Reacción Inmediata (URI) que miembros del Esmad querían “lamerla” y “violarla”. Respecto a este caso, la mamá de la víctima habló con el diario El Espectador sobre lo ocurrido.
En primer lugar, la señora explicó que ella es brigadista, auxiliar de enfermería voluntaria en un grupo humanitario que presta primeros auxilios a personas heridas durante las marchas, y que ese 12 de mayo asistió a las marchas con su hija para que le pudiera colaborar durante la jornada junto con otros de sus compañeros. Cuando en horas de la tarde comenzaron los disturbios, ella iba por el sector de Chirimía con su hija, quien se adelantó algunas cuadras, según relató.
A partir de allí no encontró más a su hija. Cuando la encontró, en medio de los disturbios, dice que no pudo acercarse a ella porque los uniformados la agredieron: “Yo solo quería llegar hasta allá y quitarles a mi niña; que si le iban a hacer algo, me lo hicieran a mí y no a ella. No se pudo. La cogían del pelo, la tiraron al piso y yo me sentía impotente, con dolor, con ira”, añadió.
Ya en la URI de Popayán pudo recogerla luego de que algunos policías le pidieran la documentación de la joven. “La abracé y le pregunté qué le habían hecho adentro de la URI y ella dijo que ahí no, pero que afuera sí. ‘Sí mija, yo sé que afuera te hicieron cosas’, le dije. Y entonces la policía que estaba ahí me dijo: ‘Yo le respondo hasta aquí, que a nosotros nos los entregan. Los de verde somos unos y los de negro son otros […] Se la entrego sana y salva’”.
Cuando se le preguntó por la versión de su hija, la mamá aseveró que “Los policías no me la bajaban de “perra” y le decían “¿qué haces en la calle?”, “¿por qué no estás en la casa cocinando?”, “mechuda”, “peináte”, “qué rico pa’ lamerte”, “bajáte los pantalones pa’ violarte”.
Finalmente, la señora arremetió contras las afirmaciones del brigadier general de la Policía, Ricardo Augusto Alarcón Campo, cuando tildó de “falsa” la noticia sobre el suicidio de la joven Alison tras haber sido presuntamente abusada por hombres del Esmad.
“Con una palabra o con tocarla en su cuerpo, sin que ella lo autorice, ya se está violentando sexualmente a una mujer. A la otra menor de edad casi que la desnudaron cuatro policías en la calle. A mi hija, entre seis policías, le volvieron trizas la dignidad. Ese señor no tiene autoridad moral para salir a defender un cuerpo de policía que está siendo brutalmente inhumano”, concluyó.
CIFRAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE EL PARO:
Hasta este domingo 16 de mayo, la ONG Temblores informó haber recibido, por lo menos, 16 casos de abusos sexuales perpetrados por la policía contra mujeres manifestantes. Emilia Márquez, investigadora de esta organización, expresó con preocupación que esta cifra podría ser mucho mayor: “Sabemos que nosotros estamos teniendo un subregistro simplemente porque no nos alcanza a llegar a toda la información y porque no todas las personas violentadas denuncian”.
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