Las razones de la renuncia de Claudia Blum

Con una gestión que inició en polémica y a pocos meses de la pandemia por covid-19, la ministra de Relaciones Exteriores ha liderado la cartera de forma casi anónima y, después de un poco más de un año en el cargo, el cansancio ganó.

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Después de rumores sobre su
Después de rumores sobre su salida, Claudia Blum, ministra de Relaciones Exteriores, presentó su carta de renuncia. Foto: Colprensa

Iván Duque, presidente de Colombia, se ha caracterizado por el ‘enroque’ de sus ministros y funcionarios de Gobierno. Por renuncias, caídas y un fallecimiento entre los jefes de cartera, ha tenido que reacomodar su gabinete en varias ocasiones. Una de ellas fue cuando Guillermo Botero, entonces ministro de Defensa, tuvo que renunciar a su cargo a raíz de una fuerte moción de censura en el Congreso.

El opcionado a reemplazarlo, como ya se ha visto, se encontraba dentro del mismo Gobierno y a la cabeza del Ministerio de Relaciones Exteriores: el difunto Carlos Holmes Trujillo, quien se convirtió en ministro de Defensa. Al quedar la vacante abierta en la Cancillería, Duque nombró a Claudia Blum, política y psicóloga vallecaucana.

Y de ahí trascendió que Blum habría donado 80 millones de pesos a la campaña de Iván Duque. Como primera polémica, el sistema Cuentas Claras del Consejo Nacional Electoral (CNE), evidencia que a su cabeza se destacó una de las más jugosas donaciones en primera vuelta para el candidato del Centro Democrático. Junto a la donación de su esposo, José Francisco Barberi, y su cuñado, Juan Manuel Barbieri, sumaron 240.000.000 millones de pesos que ingresaron a la campaña de Duque.

Poco después, el diario Publimetro publicó en exclusiva una conversación entre Blum y Francisco Santos, embajador de Colombia en Washington, en la que se revelaron confidencias de la gestión del anterior canciller.

Sobre Trujillo, Santos dijo que “no hizo nada. No tenía una estrategia”. Para lo que Blum contestó: “No, estaba haciendo política”.

“No tenía estrategia. Yo decía: ‘¿A qué vienen?’. Nos ponía a correr, a sacar citas y luego las cancelaba. No, no, era”, dijo Santos. “Un desastre”, continuó Blum.

Antes de su renuncia, cuando poco se sabía de la canciller, participó en una sesión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con declaraciones que el mismo Gobierno salió a desmentir. “Cuando se analiza el cumplimiento del acuerdo, el informe no puede solamente referirse a las acciones del Gobierno como una de las partes firmantes. Debe considerarse la existencia de disidencias de Farc como un incumplimiento, justamente, de la antigua guerrilla, convertida ahora en partido político”.

Lo dicho por Blum desató una ola de rechazo en redes sociales y varios líderes de opinión y cientos de ciudadanos le respondieron, asegurando que lo dicho por ella ataca de frente a los desmovilizados y excombatientes.

Razón por la que en horas de la tarde del pasado miércoles 5 de mayo, en un debate con la ONU y varios senadores del congreso, la canciller se retractó a sus declaraciones y aseguró que en ningún momento quiso culpar al partido por las disidencias.

La gota que rebozó la copa

Sin embargo, los errores y posibles incomodidades que causó al Gobierno no fueron la razón por la que decidió su renuncia. De acuerdo con la periodista D’arcy Quinn, de Caracol Radio, la canciller “se cansó” de no ser escuchada por la Casa de Nariño por obstrucciones a su poder como líder de la cartera.

Adriana Mejía, viceministra de asuntos multilaterales y sucesora momentánea de la canciller, habría saltado la gestión de Blum en varias ocasiones. A pesar de las notificaciones, el Gobierno no hizo nada al respecto.

Mejía, sin avisarle a Blum, habría organizado una diligencia con la viceministra de defensa y el representante de los derechos humanos de Michelle Bachelet en Colombia. Además de no ser notificada, Blum no fue invitada a participar de la reunión.

Mientras se decide por un nuevo o nueva canciller, Mejía será la ministra de Relaciones Exteriores y liderará la cartera.

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