El Paro Nacional en Colombia, que se adelanta desde el pasado 28 de abril, ha dejado múltiples noticias respecto a señalamientos de abusos de poder de las autoridades colombianas sobre la población.
Durante el tercer día de las jornadas de manifestaciones, el 30 de abril, la joven caleña Diana Fernanda Díaz aseguró haber sido maltratada y abusada sexualmente por un hombre de la Policía Nacional. Tras el relato de la joven, la autoridad salió a dar explicaciones y, entre sus declaraciones, aseguró que la foto del uniformado que se mueve en Internet no hace parte de la imagen de ningún uniformado perteneciente al esquema de Cali.
Lo que aseguró la Policía, a través de su cuenta de Twitter, es que la foto del uniformado identificado como Jhon Morales, que ha circulado por redes sociales en las últimas horas, hace parte de información falsa. El hombre, de acuerdo con las autoridades, trabaja en otra región del país y “no tiene relación alguna con el caso (...) no se encuentra registrado en el Sistema de Información para la Administración del Talento Humano de la Policía Nacional en la Metropolitana Santiago de Cali”. Además, en este mismo anuncio, la autoridad aseguró que el caso todavía es objeto de investigación.
Diana, luego de su denuncia, y ante la publicación masiva de la fotografía del policía que, presuntamente, la había agredido, aseguró, por el contrario, que aquel hombre, Jhon Morales, sí había hecho parte de los hechos, pero no había sido él quien la había abusado.
“El policía del Esmad, Jhon Morales, no me violó. Él utilizó la fuerza, dejándome adolorida. Él me hostigó”, escribió la joven en sus redes sociales. Diana, en un comunicado de cinco puntos, explicó que Morales, quien aparece en la foto, y a quien en redes sociales estaban tachando de violador, había hecho parte de la agresión en su contra a la hora de ser capturada, según ella, de manera arbitraria.
Cuando se encontraba detenida, cuenta Diana, y luego de haber sido tocada en sus partes íntimas a la fuerza, por un policía que ella no pudo identificar, se dispuso a obtener la mayor cantidad posible de información respecto a los policías que la habían acabado de maltratar, justo como se lo había aconsejado su papá, un expolicía.
Diana aseguró que al intentar tomar los datos de los uniformados, entre los que se encontraba una mujer, Jhon Morales, y cuatro uniformados más, integrantes del ESMAD, se lo impidieron a la fuerza. Ni siquiera la videollamada que estaba haciendo Diana con su padre la salvó de ser agredida pues, aunque el expolicía trató de identificarse cómo tal, Morales, según cuenta la joven, fue grosero y aseguró que no le importaba de quien se trataba. “Me importa un culo quien sea usted”, dijo Morales, según el relato de Diana.
Además, entre las aclaraciones de Díaz, la joven aseguró que además de la violencia física a la que tuvo que ser sometida, una de las cosas que le parecieron indignantes fue la presencia de una mujer en aquel lugar, aunque ella esperaba un poco de solidaridad de género, Diana cuenta que la mujer le lanzaba comentarios hirientes, machistas y agresivos. “Si no quiere que nada le pase, ¿por qué no se queda en su casa?”, “deje de llorar, vaya haga oficio”, “si no le gusta, ¿para qué viene a las marchas?”, entre otros comentarios que, aseguró Diana, provinieron de la boca de la uniformada.
Diana Díaz aseguró que lo que menos quiere es que se imputen cargos errados, pero que es necesario que la población entienda el nivel de gravedad de la vulneración que hubo en sus derechos como ser humano y como mujer.
“Lo que sí se evidencia es el mal procedimiento y cómo se vulneran mis derechos fundamentales, y mi integridad, como persona y como mujer. Realmente, ni los 10 que al final terminaron conmigo, sometidos, ni yo, nos estábamos manifestando de forma violenta. Incluso, en el primer contacto, nos rendimos ante ellos con las manos en alto”.
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