Tras 16 años del homicidio, este jueves 29 de abril se conoció finalmente la condena que deberá pagar el ex miembro del ESMAD, Néstor Julio Rodríguez Rúa, por causarle la muerte al estudiante y menor de edad Nicolás Neira, en medio de las manifestaciones por del Día del Trabajo en el año 2005.
La juez 18 Penal de Conocimiento de Bogotá impuso una condena de 17 años de cárcel y cuatro meses de prisión en contra de Rodríguez Rúa. La funcionaria judicial valoró el material probatorio y los argumentos de la Fiscalía Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos para emitir el fallo.
En la decisión judicial, también se ordenó la captura del ex agente Julio Rodríguez Rúa, para que cumpla su condena en centro carcelario. Además, tendrá una inhabilidad equivalente al tiempo de condena para ejercer funciones públicas.
La juez declaró al uniformado responsable del delito de homicidio en la modalidad de dolo eventual, es decir, que el agente del ESMAD era consciente de las posibles consecuencias de su acción, pero aún así la ejecutó con previsión de sus resultados.
“De acuerdo con la investigación de la Fiscalía, el entonces patrullero adscrito al Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) accionó un arma conocida como gaseador o truflay sin orden previa de sus superiores”, indicó el ente acusador por medio de un comunicado.
Rodríguez Rúa, de acuerdo con los peritajes de balística y los dictámenes médico forenses, disparó de forma lineal y directa contra la multitud que se encontraba ese día manifestándose en la carrera Séptima con calle 18, en el centro de Bogotá.
Asimismo, los peritajes de balística y los dictámenes médico-forenses evidenciaron que desconoció los protocolos de uso dispuestos para este tipo de artefactos, y lo disparó de forma lineal y directa contra multitud. Una de las granadas alcanzó a un joven, de 15 años, quien con otras personas acompañaba la jornada en la carrera séptima con calle 18.
La forma como utilizó el arma el ex agente del ESMAD desconoció los protocolos que le habían sido enseñados como instrucción, los cuales indican que el disparo debe ser parabólico, de lo contrario puede causar graves heridas contra la población impactada.
Neira fue la persona a la que impactó el disparo del agente, un joven de 15 años de edad que, como reconoció la juez en audiencia, según cita el diario El Espectador, “hasta ahora estaba formándose como un ciudadano para el efectivo goce de sus derechos”.
La abogada de Yuri Neira, representante de las víctimas y el papá del joven víctima de homicidio, le dijo a ese diario que no estaban de acuerdo con la condena, debido a que es la cantidad mínima que contempla la ley para ese tipo de delitos.
La condena había sido emitida el pasado 25 de enero y la decisión de la pena se preveía para el próximo 5 de mayo. Sin embargo, se conoció este 29 de abril, un día después de las manifestaciones del Paro Nacional en el país y dos días antes de conmemorarse 16 años del homicidio.
El joven fue llevado por algunos manifestantes que lo ayudaron hasta el Centro de Atención Médica Inmediata —CAMI— de La Perseverancia, y luego fue trasladado hasta una clínica de Saludcoop en el norte de la ciudad donde murió cinco días después de lo ocurrido.
Medicina Legal confirmó que Nicolás había fallecido por un contundente golpe en la cabeza. Una herida de 26 centímetros, más los golpes con que le rompieron las costillas, el omoplato y un riñón.
La familia del joven, pasó por distintas instancia buscando justicia por la muerte del joven de 15 años. Incluso, debió pedir asilo político en España por amenazas relacionadas con el proceso que llevaba a cabo para esclarecer los hechos en los que murió Nicolás.
Incluso, en abril de 2011 el Juzgado 37 Administrativo de Bogotá condenó a la Nación —Ministerio de Defensa, Policía y Esmad— a pagarle $ 160 millones como indemnización por la muerte de su Nicolás. Pero, su padre no aceptó el dinero.
Yuri Neira, papá de Nicolás, decidió llevar el caso de su hijo hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para demostrar que las acciones del Esmad no son aisladas sino sistemáticas, como lo manifestó.
“Luego de casi 16 años, un poco más de lo que vivió Nicolás se da esta condena por homicidio. Se han logrado avances significativos pero esto también evidencia que el Esmad es una máquina para asesinar y que hay grandes problemas en la justicia colombiana para que los uniformados y la línea de mando respondan por sus delitos”, dijo Germán Romero, representante de la familia Neira.