En medio de la condena a ocho años de cárcel al exjefe de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio, Ramón María Isaza Arango, y a otros 59 exintegrantes de ese grupo, se conocieron episodios de abuso sexual y maltrato a menores de edad que eran cometidos por este grupo subversivo.
La magistrada Teresa Jiménez leyó durante la lectura de sentencia un episodio en contra una mujer víctima de abuso sexual por parte de este temido grupo parmilitar.
“La señora no poda salir a la calle porque donde la veían la hacían que se subiera a la moto para llevarla a un lugar conocido llamado Risaralda y allí la hacían desnudar y la accedían, siempre con amenazas apuntándole con arma de fuego, un revolver, y una vez saciaban sus deseos sexuales la llevaban a la entrada del pueblo”, se conoció en el alto tribunal.
Asimismo, se escuchó el desgarrador relato al que era sometido un menor de edad. Según consta en el expediente, lo sometían a trabajos forzados en un islote en el río Magdalena.
En su permanencia en la isla, José Franco observó que los jóvenes que se negaban a realizar trabajos permanecían con grilletes en los pies y así debían laborar y adicionalmente eran desnudados y atados a un árbol de mangos para que los atacaran los zancudos.
En la diligencia judicial, se conoció que la Sala encontró que alias ‘El Viejo’, era culpable de 1115 conductas punibles, entre ellas, homicidio en persona protegida, desaparición forzada, desplazamiento forzado de población civil, violencia basada en género, reclutamiento ilícito y tortura.
De igual forma, se habló de los orígenes de este grupo el cual se remontan al año 1977, en el que surgieron los ‘Escopeteros de Ramón Isaza’, para luego pasar a ser parte de las Autodefensas de Puerto Boyacá (1984-1990).
Tras una serie de confrontaciones con el Cartel de Medellín, en especial con su principal líder, Pablo Escobar, el exjefe paramilitar decidió separarse, logrando crear las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio. Desde entonces, según la lectura del fallo destacó que el grupo paramilitar utilizó la limpieza social como una política de la organización y una estrategia militar para ingresar a las zonas de influencia guerrillera: “operación limpieza era limpiar la zona de campesinos colaboradores de la guerrilla”, se conoció en la diligencia.
Con el tiempo, Ramón Isaza se convirtió en uno de los hombres más poderosos y a la vez más temidos de las autodefensas. Después de aglutinar varios ejércitos de paramilitares, se alió con fuerzas de narcotráfico para tener el control militar y comercial de esa zona. Varios de sus hombres, entre ellos sus hijos, fueron entrenados por el mercenario israelí Yair Klein.
Este grupo paramilitar tenía al menos cinco escuelas de ‘instrucción militar’: ‘Águila 10’, Finca La Iglesia y La Guayabera, en Puerto Triunfo, Antioquia; y La Danta y Palos Verdes, en el corregimiento La Danta, en Sonsón, Antioquia.
Por otro lado, el tribunal se refirió a los actos de violencia, que sucedieron en la llamada prisión paramilitar ‘La Isla’, en donde se presentaron, de acuerdo con el Tribunal, hechos de tortura, trata de personas, esclavitud y trabajos forzados.
Allí, fueron llevadas varias personas para realizar trabajos forzados y satisfacer sexualmente a los paramilitares, agresiones que eran conocidas y permitidas por el comandante máximo. Incluso, en el lugar fueron objetos de agresión sexual los propios integrantes de las autodefensas, cuando se les buscaba castigar, por ejemplo, por intentar desertar del grupo armado ilegal.
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