Proyecto de ley busca que sea obligatorio entonar cuatro estrofas del himno nacional

“Nos hará evocar lo importante que es la identificación como colombianos”, argumentan el senador José Luis Pérez y el representante Oswaldo Arcos, del partido Cambio Radical, quienes radicaron el proyecto.

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Un hombre utilizando una mascarilla sostiene una bandera en medio de manifestaciones en Bogotá, Colombia. Septiembre 7 de 2020. REUTERS/Luisa González
Un hombre utilizando una mascarilla sostiene una bandera en medio de manifestaciones en Bogotá, Colombia. Septiembre 7 de 2020. REUTERS/Luisa González

Pese a que el himno nacional de Colombia cuenta con XI estrofas, es común que en los eventos solo se entone su coro, la primera estrofa y, nuevamente, el coro. Sin embargo, esta manera de cantarlo podría cambiar de aprobarse un proyecto de ley radicado una semana atrás en el Congreso de la República por el senador José Luis Pérez y el representante Oswaldo Arcos, del partido Cambio Radical.

Lo que proponen los congresistas es que, por ley, en los eventos oficiales se tenga que “interpretar o escuchar el coro y las primeras cuatro estrofas del himno nacional”. De esta manera, aseguran Pérez y Arcos, se apostará por una construcción de la identidad nacional.

“La nacionalidad colombiana es una decisión en nuestro territorio y un acto de fe en el extranjero. Escuchar las notas de nuestro himno nacional reconfortan el alma y el espíritu y nos hace evocar lo importante que es la identificación como colombianos”, argumentaron en el documento del proyecto.

Entre otras, el proyecto de ley pretender que “todas las ramas, órganos y entidades del poder público” entonen el himno en sus ceremonias, comenzando por aquellas que se desarrollan en el Capitolio Nacional. “Debemos comenzar en el Congreso que solo lo escucho cada año —el himno—”, se manifiesta en el documento que hoy reposa en las Cámara de Representantes.

<b>Un himno que inicialmente fue una oda</b>

El himno nacional de Colombia fue escrito en 1850, pero solo 70 años después, el 18 de octubre de 1920 fue oficializado. ¿Por qué? Resulta que tras décadas de intentos y concursos para dar con alguien con la inspiración suficiente para crear este símbolo patrio, no hubo ninguno que generara tal aceptación como el que conocemos hoy, cuyo autor fue el expresidente Rafael Núñez.

Pero Núñez —presidente de Colombia en cuatro periodos distintos— no imaginó que su escrito de mitad del siglo XIX fuera a convertirse en el himno nacional. Al menos no cuando tomó la pluma y el papel. En ese entonces, siendo apenas secretario de Gobierno de la provincia de Cartagena, lo que hizo fue escribir una oda para conmemorar el aniversario 39 de la ‘ciudad heroica’, publicada en el periódico La Democracia.

Tres décadas después, a petición del director de teatro José Domingo Torres, la oda, ya musicalizada, fue interpretada en la Plaza de Bolívar durante la celebración del 20 de julio. No obstante, tuvo poca acogida. El escrito de Núñez tuvo una nueva oportunidad en 1887, cuando José Domingo Torres acudió al maestro italiano de música Oreste Síndici para que compusiera la canción con motivo de la celebración de la Independencia de Cartagena.

El 11 de noviembre de se año, como estaba acordado, el himno fue interpretado por un coro de niños en el Teatro de Variedades de la escuela pública de Santa Clara, contiguo al convento, y al observatorio Astronómico, en el barrio La Catedral en Bogotá, en donde fue un éxito.

Lo que hizo Rafael Núñez, presidente de la época, fue invitar a Oreste Síndici a presentar la oda de su autoría, ya musicalizada, como el “himno nacional” de Colombia el 6 de diciembre de 1887, aunque fue solo mediante la Ley 33 del 28 de octubre de 1920, sancionada por el presidente Marco Fidel Suárez, que se declaró oficialmente el himno como un símbolo patrio.

<b>Las cuatro estrofas del himno que sería obligatorio entonar</b>

CORO

¡Oh gloria inmarcesible!

¡Oh júbilo inmortal!

¡En surcos de Dolores

el bien germina ya!

ESTROFAS

I

¡Cesó la horrible noche!

La libertad sublime

derrama las auroras

de su invencible luz.

La humanidad entera,

que entre cadenas gime,

comprende las palabras

del que murió en la cruz.

II

“¡Independencia!” grita

el mundo americano;

se baña en sangre de héroes

la tierra de Colón.

Pero este gran principio:

“El rey no es soberano”,

Resuena, y los que sufren

Bendicen su pasión.

III

Del Orinoco el cauce

se colma de despojos;

de sangre y llanto un río

se mira allí correr.

En Bárbula no saben

las almas ni los ojos,

si admiración o espanto

sentir o padecer.

IV

A orillas del Caribe

hambriento un pueblo lucha,

horrores prefiriendo

a pérfida salud.

¡Oh, sí! De Cartagena

la abnegación es mucha,

y escombros de la muerte

desprecia su virtud.

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