Procuraduría confirmó destitución e inhabilidad a cinco miembros del Ejército Nacional por la muerte de Dimar Torres

La ejecución extrajudicial del desmovilizado, una figura destacada de la reintegración, ocurrió un día antes de que a éste se le aprobara un proyecto productivo en su parcela del Catatumbo.

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Dimar Torres, el ex guerrillero de las FARC asesinado por un miembro del Ejército
Dimar Torres, el ex guerrillero de las FARC asesinado por un miembro del Ejército

La Procuraduría General de la Nación, en fallo de segunda instancia, confirmó sanción de destitución e inhabilidad general por 20 años al entonces comandante del Batallón de Operaciones Terrestres No. 11 del Ejército Nacional, Jorge Armando Pérez Amézquita, como determinador, provocador e instigador de la muerte de Dimar Torres Arévalo.

Así mismo, la Sala Disciplinaria ratificó la destitución e inhabilidad por 14 años al cabo segundo Daniel Eduardo Gómez Robledo, al encontrar que fue el autor material del crimen, y por 12 años a los soldados profesionales adscritos a la Compañía Alabarda Cuatro del Batallón de Operaciones Terrestres No. 11 de la Sección Dos, Cristian David Casimilas Pulido, y de la Sección Uno, William Andrés Alarcón Castrillón y Yorman Alexánder Buriticá Duarte, como cómplices de la conducta delictiva.

En la decisión, el órgano de control sostuvo que Dimar Torres Arévalo era una persona que, como consecuencia del Acuerdo de Paz suscrito entre el gobierno colombiano y las FARC, se había integrado a la vida civil y desarrollaba labores de agricultura en el lugar donde era natural y vivía con su familia y, por lo tanto, “ostentaba la calidad de civil y de persona protegida por los tratados y convenios internacionales sobre Derecho Internacional Humanitario”.

A juicio del ente de control, los disciplinados “no cumplieron su deber funcional de proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, derechos y libertades, especialmente a Dimar Torres Arévalo. No cumplieron su deber de proporcionar seguridad a la población civil”.

En el análisis del material probatorio, la Sala Disciplinaria sostuvo que no había duda sobre la responsabilidad del teniente coronel Pérez Amézquita como determinador de homicidio en persona protegida, como tampoco sobre la autoría material del hecho atribuible al cabo segundo Gómez Robledo, ni de la responsabilidad de los hechos por parte de los soldados profesionales mencionados y, por lo tanto, desvirtuó los argumentos de la defensa de los disciplinados.

Contra este fallo de segunda instancia no procede recurso.

Dimar Torres, el caso de un desmovilizado que apostó por la paz y encontró la muerte

Exintegrantes de la desmovilizada guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) participan en la denominada "Peregrinación por la vida y por la paz", para exigir al gobierno el fin de los asesinatos y el cumplimiento de los acuerdos de paz, en Bogotá, Colombia, 1 noviembre, 2020.  REUTERS/Luisa González
Exintegrantes de la desmovilizada guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) participan en la denominada "Peregrinación por la vida y por la paz", para exigir al gobierno el fin de los asesinatos y el cumplimiento de los acuerdos de paz, en Bogotá, Colombia, 1 noviembre, 2020. REUTERS/Luisa González

Un desmovilizado que creyó en el proceso de paz y cuya ejecución extrajudicial generó un escándalo de proporciones nacionales, que involucró al, por entonces, ministro de Defensa, Gerardo Botero, por el manejo de la información relacionada con la ejecución extrajudicial de Torres.

Destacado como un ejemplo de la reincorporación, se volvió el sostén de su familia al dedicar su tiempo en libertad al cultivo de su parcela. Ejerció como dirigente comunal de Convención, en el departamento de Santander, exhortando a sus compañeros en armas a pasar a la legalidad.

Torres, quien pagó cinco años en prisión por el delito de rebelión, consiguió su libertad condicional gracias a la amnistía otorgada en el marco del Acuerdo de Paz con las Farc.

Al momento de su muerte, su hermana, Yaneth Torres, fue una de las primeras personas en dudar de las versiones oficiales puestas a circular por el ministro de Defensa y las Fuerzas Armadas:

”Mi hermano fue un buen hijo, un buen tío y un buen amigo. La muerte de él nos tiene con mucha tristeza, porque él nunca recibió amenazas, ni tampoco tenía conflictos con nadie. Era una persona tranquila, quien se dedicó a prosperar en su tierra; que se preocupaba por el bienestar de mis padres y su mujer”, relató Yaneth Torres, hermana de este exguerrillero.

Un factor, vinculado con una condición de discapacidad en sus pies, que limitaba su movilidad, desmintió el presunto forcejeo de Torres con los efectivos militares.

“Lo que se intentó hacer en un primer momento fue ocultar la muerte de mi hermano, pero la comunidad lo impidió (…) Nosotros estamos prestos a acudir a todas las instancias posibles para que este asesinato no quede en la impunidad”, aseguró Yaneth Torres, quien hoy puede afirmar que se ha hecho justicia en el caso de su hermano.

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