En una reciente investigación de periódico, El Universal, hecha por la periodista Laura Anaya Garrido se conoció la historia de Adriana Aranguren, una mujer venezolana que sufre de cáncer de tiroides y que está viviendo en un espacio reducido en Cartagena, Aranguren llegó al país para reunir fondos y ayudar a su familia en Venezuela, sin embargo, las condiciones de salud no le han permitido reunir los fondos suficientes.
Adriana llegó al país junto a su esposo Luis Miguel Camacaro con quien trabaja en un restaurante del sector, en donde también viven. Pero el lugar es muy pequeño, viven en un espacio reducido encima del local, duermen sobre colchones y comparten los espacios con el hermano de Adriana quien también llegó a Colombia buscando mejores oportunidades.
“Para hacer las necesidades -agrega Adriana-, uno va por aquí y ahí te puedes bañar. Te cobran $1.500 si te vas a bañar y $1.000 si vas a hacer pipí y así, sucesivamente. Toca así, porque los arriendos están muy costosos y si no tenemos para unos exámenes, menos para un arriendo”, aseguró la mujer a El Universal.
La familia vende desayunos y almuerzos en Bazurto, con el dinero que recogen de este trabajo pagan el alquiler del local, los servicios y las necesidades básicas, sin embargo, debido a la enfermedad de Adriana la situación se ha hecho cada vez más difícil.
“La situación en Venezuela no está fácil y cuando me hice los exámenes, que me empezó a salir el tumor (...), busqué por allá en muchos hospitales, pero para la operación me pedían 2.500 dólares, 3.000 dólares y aparte de eso me decían que lo de las quimio (salían en 1.800 dólares) y yo dije: ‘Bueno, ¿de dónde voy a sacar?’. En los hospitales públicos me decían: ‘Aquí hay insumos, nos das 1.000 dólares y te operamos’, pero ¿y después las quimio? Así que decidí devolverme para Cartagena, mi hermano me ayudó, entre una cosa, metiendo papeles, he ido al HUC y a la Cruz Roja”, comentó Aranguren a El Universal.
Debido a la fuerte enfermedad que tiene y ya que no ha podido acceder a un diagnostico médico o medicamentos, la mujer, a través de una carta, acudió a medios de comunicación para que le ayudaran a hacer presión con el Departamento Administrativo Distrital de Salud (Dadis) para afiliarse a alguna EPS.
“Tengo hipertensión, paso el día con taquicardia y mareos. Fui llevada a varios centros de salud de esta ciudad y me valoraron y piden que, para poder solventar y ayudarme con mis estudios, consulta y cirugías, que es necesario que cuente con un carné o fundación que pueda cubrir mis gastos”, escribió en la comunicación.
El miedo de esta mujer es que teme que mientras logra que la traten en alguna EPS, el cáncer le gane y deje solos a sus hijos, a quienes no ha podido volver a ver pues están en Venezuela con la abuela.
“Mis bebés, cada vez que me llaman, me dicen: ‘Mami, que sueñes con los angelitos, sánate pronto, te estamos esperando aquí’. Eso me pone triste, pero a la vez me anima”, aseguró Adriana a El Universal.
Por lo pronto espera que, con la ayuda de los medios, puedan darle una atención pronta medicinal para parar los dolores que le ha causado la enfermedad y así continuar trabajando para volver a Venezuela y estar con sus hijos.
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