Alberto Carrasquilla, economista capitalino de la Universidad de los Andes, es fácilmente uno de los perfiles más técnicos del gabinete del gobierno de Iván Duque. A pesar de sus estudios doctorales en materia económica y su amplia experiencia en el sector público; también es un perfil político que configura la presencia del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, mentor del actual presidente y quien también le confió la cartera de Hacienda al bogotano, en la administración que irá hasta 2022.
A pesar de su polémica ausencia en la previa a la presentación de la reforma tributaria, Carrasquilla apareció y le pide a los colombianos (y a los congresistas) que confíen en un ajuste que le dará continuidad a las transferencias sociales que iniciaron al desatarse la crisis por la pandemia del COVID-19. En entrevista con Vicky Dávila, de Semana, Carrasquilla se pronunció sobre el tema y mostró su lado humano, el cual algunos opositores cuestionan por su propuesta de reforma.
Sobre las duras críticas que algunos sectores de la ciudadanía y del legislativo le propinan, Carrasquilla le dijo al medio que ese tipo de comentarios ya se le hacen “paisaje” y que intenta buscarles el lado bueno. “No me mortifica en lo más mínimo, aunque sí me molesta cuando tengo errores y me mortifico más conmigo mismo que con las personas que me contradicen”, indicó.
Acerca de la ingratitud de ser ministro de Hacienda, el bogotano afirmó que es satisfactorio poder resolver problemas del país; sin embargo, “tiene sus frustraciones en el sentido de que uno quisiera resolver más de lo que está en capacidad, y es un país donde hace falta plata y sobran los problemas”.
Acerca del IVA para el café, la leche o el chocolate, el ministro asumió que fue un error de su cartera que el Gobierno rectificó. Por otro lado, sobre la dura batalla que le espera a la reforma tributaria en el legislativo, dice que muchas veces los sectores al interior no entienden “el significado a largo plazo de una iniciativa, se elimina, y eso tiene su frustración”, explicó, quien también resaltó el beneficio del debate para mejorar la propuesta.
Otro de los pilares de la reforma tributaria del Gobierno es lograr que se mantengan los subsidios en pandemia, tales como el Ingreso Solidario. De no pasar, Carrasquilla calificó como “triste” el panorama del país. “La primera cosa es que tendríamos que echar a la caneca todos los avances que hemos tenido en política social. Ingreso Solidario se nos acaba en julio. En esta reforma le estamos diciendo al Congreso que tomamos la decisión de volverlo permanente. Segundo, ayúdenos a que continúe el Paef, el plan de apoyo al empleo formal, que se empezó por la pandemia y ha sido exitoso para pequeños, medianos y grandes empresarios. Ese ya desapareció en marzo y queremos expandirlo hasta junio”, señaló.
Saliéndose un poco del cuerpo de la reforma, de 110 páginas, expresó su consideración por Tomás y Jerónimo Uribe, hijos de quien fue su jefe hasta 2007. La periodista le preguntó al ministro si le molestó la visita de los hermanos a la Casa de Nariño.
“Yo tengo mucho aprecio por Tomás y Jerónimo, y ni se diga por el presidente Duque. Así que si hicieron la reunión, bienvenida sea, no me produjo ninguna intranquilidad. Al contrario, me parece que ellos tienen muchos temas para hablar y que los hablen me parece perfecto”, dijo, quien no estuvo en la reunión y respeta la figura de “capitán” de Duque frente a los cambios previos a la presentación.
Sobre su posible salida del Gobierno dada a la postulación que hizo para que Carrasquilla fuera presidente de la Corporación Andina de Fomento (CAF), el ministro dijo que no dejaría la reforma tributaria a medias y que la llevaría a feliz puerto. Sin embargo, no negó su favorabilidad por el puesto supranacional.
Sobre la oposición, dice que en la reforma tributaria hay populismo dentro del debate y que “eso baja el nivel”. Sin embargo, Dávila le hizo una de sus clásicas preguntas sobre un líder de oposición que en su Gobierno no cae bien: Gustavo Petro. Al cuestionarlo ante un posible voto por el excandidato presidencial, sorpresivamente, el funcionario no lo negó rotundamente.
“Depende del programa. Yo miraría los diferentes programas. Las cosas que él ha propuesto no las comparto. Siempre hay espacio para que cambien las posiciones. Entonces, antes de cualquier cosa, miremos el programa y no descartemos a nadie y no le faltemos el respeto a nadie en este debate democrático. Tomemos las decisiones informadas”, aseveró. Dávila también le preguntó sobre el expresidente César Gaviria, quien se ha mostrado como un fervoroso opositor a su propuesta.
Frente a los “ríos de mermelada” que el líder del Partido Liberal dice no tomar en consideración, el funcionario expresó: “Yo por el presidente Gaviria lo único que siento es aprecio y admiración. Es de los grandes presidentes que ha tenido el país en su historia y a todo lo que él dice yo le pongo mucha atención. Si menciona los temas de mermelada, yo le digo: aquí lo que el Gobierno ha tratado de hacer siempre es ir al Congreso con argumentos”.
En un aparte más personal de la entrevista, Carrasquilla confesó que él mismo merca para su hogar; sin embargo, contraria a la percepción de algunos, no se considera austero cuando se trata de su propia chequera. Incluso, frente a su hábito, confesó que su madre lo tilda de “despilfarrador”.
Primero, el ministro dijo que en su casa hay “descentralización” porque él y su esposa se dividen las decisiones financieras. Por otro lado, cuando compra para su casa, dice no contrastar tanto los precios. “Comparo precios. No tanto como debería. Mi mamá, por ejemplo, me regaña mucho porque ella sí que es una compradora que compara precios. Para ella soy un despilfarrador innecesario”, recordó de su madre, a quien califica como “metódica” y la compara con Margaret Thatcher.
También, dijo que lo “corchan” cuando le preguntan sobre el precio de algunos elementos básicos de la canasta familiar. “Quedo como un zapato. Digamos, en el tema de los huevos depende la calidad. 1.800 pesos la docena es lo que yo tengo en la cabeza. La libra de arroz depende de la calidad. No me corche”, le dijo a la directora del medio. Cabe resaltar que, de acuerdo con un sondeo de este medio, la docena de huevos en un supermercado va desde los 5.000 pesos hasta los 9.000 pesos, dependiendo la calidad.
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