El ñame es el tubérculo “consentido” en la gastronomía de la costa Atlántica. En las cocinas de la región protagoniza envueltos, carimañolas, bollos y fritos. Dicen los que saben que acompañado de suero es manjar de dioses.
Pero esta vez su sobreabundancia tiene preocupados a los campesinos de las veredas San Joaquín y Mandinga, pertenecientes al municipio de Mahates, en el departamento de Bolívar, dado que cuentan con 400 toneladas del tubérculo arrumadas, sin comercializar y, si la cosa empeora, a punto de perder.
Este motivo los impulsó a organizar una ‘Ñametón’, que es una iniciativa comunitaria que pretende encontrar una salida económica al producto, uno de los básicos de la mesa caribeña, que se cultiva en los Montes de María y Bolívar.
Entrevistado por la Radio Nacional de Colombia, George Salgado, director de la Fundación Campesinos Heroicos, sustentó los motivos por los que los campesinos de Mahates se decidieron a organizar una actividad que tendrá lugar en las primeras horas del 16 de abril, y durante el fin de semana, en el barrio El Recreo de Cartagena.
“Se hizo una coordinación con los campesinos, la Armada Nacional y así se está logrando esta ‘Ñametón’, que va dirigido exclusivamente para campesinos de Mahates para salvar esas toneladas de ñame. Ya se comenzó a recoger el ñame y esto nace por la problemática que tenemos todos los años donde no se pueden encontrar canales de comercialización”, expresó Salgado al aire en Radio Nacional de Colombia.
Por su parte, Dagoberto Caraballo, un campesino de Mahates, no solo considera que la iniciativa es vital para la comunidad sino que también sus miembros podrán ganar dinero al comercializar el ñame que se mantuvo represado en las bodegas del municipio.
“Esta es una gran oportunidad que se nos está brindando a los campesinos ya que en realidad la venta de nuestro producto ha estado un poco quieto con relación a años anteriores. Nosotros estamos optimistas con esta ‘Ñametón’, vamos a ser el intento para ver cómo nos va”, declaró Caraballo.
Además de la venta del preciado tubérculo, la ‘Ñametón’ comercializará productos sembrados por los campesino, como yuca, ají, entre otros cultivos que también se encuentran estancados y que son de pancoger para las comunidades de la región.
“Esto va a dar vía libre para que los campesinos de Mahates pierdan el miedo de poder salir a vender sus propios productos. Queremos que los mismos agricultores vendan los que ellos mismos siembren”, agregó George Salgado para la Radio Nacional de Colombia.
Con esta ‘Ñametón’ se beneficiarán 20 campesinos quienes se desplazarán hasta la Heróica, sin temor al covid-19, a vender sus cultivos.
Historias del ñame
Por su raigambre popular, el tubérculo es sencillo de cultivar: huertas caseras, incluso jardines, tienen sus cultivos caseros de ñame. En un periodo de meses, se cosechan y directo a la mesa.
Lo que Pedro Quintero, el ‘Pello’, como le dicen en el municipio de Polonuevo (Atlántico), nunca pensó fue que ese ñame sembrado en el patio de su casa, terminaría como protagonista de noticias: el tubérculo, un monstruo de tres cabezas y 64 kilos, a duras penas pudo cargarlo para las imágenes que son sensación en Colombia.
Afirma el ‘Pello’ que cuenta con ofertas para venderlo, pero que todavía no sabe si considerar las ofertas o conservarlo para su usufructo: A lo mejor, estará haciendo cálculos de cuántas carimañolas se comerá en los años siguientes.
No obstante su aspecto, el ñame del ‘Pello’ no es el único de estos tubérculos que mojó prensa en años recientes.
El Heraldo reportó uno que pesó 82 kilos y 500 gramos (unas 165 libras), flamante ganador del Festival del Ñame de San Cayetano en el año 2013.
Su dueño, tricampeón por mérito, fue el campesino Justo Manuel Carmona González, del pueblo de los Montes de María, perteneciente al municipio de San Juan Nepomuceno.
Como campeón, Carmona afirmó al diario barranquillero que su secreto para cultivar este tipo de ñames nacía del amor y la dedicación con la que sembraba.
Cabe señalar que sus cultivos no contaban con ayudas químicas, por lo que ambos elementos, dedicación y amor, eran los responsables de su crecimiento.