Diócesis de Chocó y Apartadó solicitan a grupos armados un cese el fuego temporal

La propuesta es que los subversivos detengan los ataques durante 100 días, tiempo que será utilizado para “concretar acuerdos humanitarios”

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De acuerdo con el estudio, los 75 crímenes, ocurridos entre el 24 de noviembre de 2016 y el 30 de junio de 2020 en 12 de los 32 departamentos del país, evidencian los tropiezos de la política antidrogas de Colombia, así como los obstáculos que enfrentan miles de familias acorraladas por los grupos armados ilegales y la fuerza pública. EFE/Leonardo Muñoz/Archivo
De acuerdo con el estudio, los 75 crímenes, ocurridos entre el 24 de noviembre de 2016 y el 30 de junio de 2020 en 12 de los 32 departamentos del país, evidencian los tropiezos de la política antidrogas de Colombia, así como los obstáculos que enfrentan miles de familias acorraladas por los grupos armados ilegales y la fuerza pública. EFE/Leonardo Muñoz/Archivo

Como es costumbre en cada iglesia católica, durante la Semana Santa, los sacerdotes envían mensajes que invitan a la comunidad a reflexionar. Para este 2021, teniendo en cuenta el recrudecimiento de la violencia que se vive en Colombia, las diócesis de Quibdó (Chocó), Istmina – Tadó (Chocó) y Apartadó (Antioquia), emitieron un comunicado titulado “Cese el pecado, cese el fuego”, en el que piden a los grupos armados no atacar a los civiles.

Los obispos Juan Carlos Barreto Barreto, Mario de Jesús Álvarez Gómez y Hugo Alberto Torres Marín firmaron el documento, y proponen a los grupos armados cesar el fuego durante 100 días, tiempo que será utilizado para “concretar acuerdos humanitarios”. Los religiosos aseguran que, esto es necesario para avanzar en el camino de la paz y así detener el sufrimiento de los más vulnerables en este conflicto.

“Ante la insoportable situación de violencia, ilegalidad y exclusión social que se viven en nuestro territorio, lanzamos un enésimo y angustiante grito por la paz y la dignidad. Invitamos a los actores armados y a los grupos delincuenciales a un cese al fuego durante cien días que nos permita abrir espacios de reflexión y concretar acuerdos humanitarios que abran el horizonte hacia la paz integral que requerimos en la ciudad de Quibdó y en los demás municipios de los departamentos del Chocó y de Antioquia que hacen parte de nuestras Iglesias particulares”.

Con este contexto, los religiosos también aprovecharon para hacer una petición a los civiles: no ser indiferentes y aportar para terminar con la violencia que azota al país.

Es importante recordar que, actualmente Antioquia y Chocó son zonas del país con los panoramas más críticos por el conflicto armado. Según las autoridades, en estos territorios hacen presencia las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), también conocidas como el ‘Clan del Golfo’, el grupo narcoparamilitar ‘Los Caparros’, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). Ellos se disputan el territorio porque este es un corredor estratégico para desarrollar actividades relacionadas al narcotráfico.

Así mismo, en ambos departamentos hay altos índices de delincuencia común. Ellos se dedican al hurto, el microtráfico y, en muchos casos, terminan colaborando con estructuras criminales más grandes.

Los civiles que habitan en este sector del país son víctimas de diferentes modalidades de violencia. Algunos de estos son ataques indiscriminados, en los que corren riesgo tanto los adultos como los menores de edad. Estas personas están expuestas a ser amenazadas, asesinadas, caer en el reclutamiento forzado, trabajos comunitarios obligatorios y ser víctimas de extorsiones. En ocasiones, los pueblos también son sometidos a confinamientos y tienen limitaciones en el acceso a los servicios básicos.

Por último, cabe mencionar que en la carta, los obispos también hacen un llamado a todos los colombianos para que durante los días santos reflexionen acerca del valor de la familia y se protejan contra el covid-19.

Lea completa la carta firmada por los obispos:

<b>“Cese el pecado, cese el fuego</b>

Las Diócesis de Quibdó, Istmina – Tadó y Apartadó, en el contexto de la celebración de la Semana Santa del año 2021, hacemos los siguientes llamados:

1. A los fieles católicos los invitamos a vivir con intensidad el Misterio Pascual. Mediante la participación presencial y a través de la virtualidad, hagamos de la Semana Santa un espacio de oración, reflexión, conversión y compromiso que nos haga mejores personas, evangelizadores y ciudadanos. Acogiendo la propuesta del Papa Francisco para que en este año profundicemos en la realidad de la Familia y en la figura de San José, las predicaciones y celebraciones de la Semana Santa tendrán un énfasis en estas temáticas desde la perspectiva de la centralidad del Misterio Pascual y en conexión con otras realidades del contexto en el cual vivimos.

2. A los cristianos católicos, a los cristianos de otras denominaciones religiosas y a otros sectores de la sociedad civil los exhortamos a crecer en la armonía familiar, el respeto por las tradiciones religiosas y la observancia de los cuidados frente a la Pandemia del Covid 19. Los desórdenes, los excesos, la corrupción y los abusos en la convivencia social no son coherentes con la fe cristiana y con otras expresiones de espiritualidad y de cultura ciudadana.

3. Ante la insoportable situación de violencia, ilegalidad y exclusión social que se viven en nuestro territorio, lanzamos un enésimo y angustiante grito por la paz y la dignidad. Invitamos a los actores armados y a los grupos delincuenciales a un cese al fuego durante cien días que nos permita abrir espacios de reflexión y concretar acuerdos humanitarios que abran el horizonte hacia la paz integral que requerimos en la ciudad de Quibdó y en los demás municipios de los departamentos del Chocó y de Antioquia que hacen parte de nuestras Iglesias particulares.

Esperamos que los actores armados y grupos delincuenciales acojan este llamado para que cesen los homicidios, los heridos, los desaparecidos, las extorsiones, los confinamientos, los desplazamientos, el reclutamiento de menores, las amenazas y la intranquilidad que afectan a las comunidades indígenas, afrodescendientes y mestizas.

Por otra parte, la institucionalidad debe responder de manera eficaz al clamor de la ciudadanía que exige derechos, seguridad y diálogo respetuoso. Igualmente, la sociedad civil debe renunciar a cualquier actitud de indiferencia y conformismo para que pueda aportar constructivamente a las soluciones requeridas”.

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